Cultura Documental Casa en tierra ajena

El abrigo de los migrantes, más allá de los datos fríos

Un equipo de comunicadores y sociólogos de la UCR y la UNED se adentran en vivencias de migrantes centroamericanos en el documental Casa tierra ajena.

La migración centroamericana va más alla de las cifras en el documental Casa en tierra ajena, que muestra ese viaje intenso y peligroso emprendido por las personas que salen de su tierra para habitar otras que no les “pertenecen”.

Las voces de la migración centroamericana son narradas en primera persona en el documental Casa en tierra ajena
Las voces de la migración centroamericana son narradas en primera persona en el documental Casa en tierra ajena

La producción audiovisual, que arrancó en el 2014 y se presentará a inicios del próximo año, fue abordada por un equipo de comunicadores y sociólogos de la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Estatal a Distancia (UNED), con la autorización por parte del Consejo Nacional de Rectores (Conare) para utilizar recursos Fondo del Sistema 2015.

El objetivo de la propuesta es recoger las voces de personas en procesos de emigración forzada y entrelazarlas con aquellas de quienes quedan en los países de origen.

“Más allá de las cifras, encontramos historias de vida que responden a contextos de despojo, empobrecimiento y violencia de larga data”, expresó Ivannia Villalobos, productora audiovisual de la UNED.

El documental se basa en la investigación “Discursos y prácticas institucionales antiinmigrantes y enfoques normativos en Centroamérica”, desarrollada por Carlos Sandoval García, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UCR.

De acuerdo con el estudio de Sandoval, aproximadamente 300.000  centroamericanos (entre 10% y 12% de la población) han abandonado su país nativo para migrar a algún otro de la región, sobre todo a Estados Unidos. En el país del norte, entre el 2000 y el 2010, la migración regional aumentó en un 136%.

En primera persona

Aunque resulte de utilidad reflejar dicho contexto en estadísticas, el audiovisual se interna en los terrenos hondureños de El Progreso, Tornabé, Sambo Creek y El Aguán, al igual que en varias comunidades en los alrededores de San Salvador, para conocer en primera persona la vida de quienes deciden tomar el riesgo de migrar de manera indocumentada.

De acuerdo con Villalobos, “son personas que están viviendo esos procesos de migración forzada. En el documental los conocemos en primera persona, desde su biografía, por eso fue que nos desplazamos a sus comunidades, a muchos de ellos los entrevistamos en sus casas. Es conocer más de cerca, sentir como ellos, conocer su contexto”.

Según comprobó Villalobos, estas personas retratadas por el documental no solo se exponen a peligros como el crimen organizado, los secuestros, la extorsión, la muerte y la trata, sino que deben burlar los mecanismos de control –cada vez más violentos y represivos en cada país– para encontrarse, finalmente, con la gran frontera vertical que es México, en donde si son detenidos son deportados.

Las políticas migratorias represivas fueron constatadas por el equipo de producción al visitar el centro de detención mayor del estado de Chiapas, México, con capacidad como para 900 personas. “Eso es casi un penal. Si uno ve el incremento de las deportaciones de personas centroamericanas en México, es impresionante. Ese es el cuadro, que la exclusión sigue presente, que el control se ha incrementado”, precisa Sandoval.

Los migrantes entrevistados narran sus travesías por caminos alternos, “esas rutas súper complicadas a las que se tienen que exponer, metiéndose en charrales, durmiendo en lugares en condiciones climáticas extremas. Vemos las grandes masacres que ha habido de centroamericanos en México, la gente sin un presupuesto, sin medidas de seguridad. El emigrante se ha convertido en una mercancía, en un objeto de explotación para las mafias; es aprovecharse de una crisis, de un sueño, para extorsionarlos”, expresa alarmada Villalobos.

Factores de expulsión

A lo largo del documental también se comprueban los factores de influencia para enfrentar este proceso que, desde tiempos inmemoriales, forma parte de las alternativas para mejorar la calidad de vida de los seres humanos.

Entre estas realidades, destacan las más citadas y obvias como la desigualdad, la falta de empleo y la pobreza, pero también aquellas que pocas veces se mencionan como el despojo que sufre esta población por parte de proyectos o modelos de producción como las hidroeléctricas, los mineros, los monocultivos y el megaturismo.

Incluso Villalobos menciona casos relacionados con la preferencia sexual: “Que alguien te diga que está en ese extremo de la existencia donde por mi preferencia sexual me veo forzado a migrar porque no me siento tranquilo para ir por la calle; porque los vecinos saben y temo por mi seguridad o porque formé parte de la defensa de los derechos humanos y hay una persecución en mi contra”.

Oasis

El hilo conductor del documental es la Casa del Migrante de Saltillo, ubicada en Coahuila en el norte de México, en donde confluyen las historias de los viajantes y que abre la puerta para conocer una Centroamérica “zanjada por la desposesión, que encuentra en las migraciones un modo de sobrevivencia y en el derecho a quedarse una acción solidaria para transformar sus realidades”, según reza la sinopsis.

Villalobos señala que estos albergues son un oasis para los migrantes. “Esta casa (de Saltillo) se toma el espacio, tiene que luchar frente a la comunidad, frente a las instituciones y el mismo Estado para hacer la defensa de los derechos de estas personas migrantes que al pasar por un territorio que no es el suyo no encuentran ese espacio de derechos”.

Para Sandoval, la gran ironía es que esas casas no son respuesta de los estados expulsores ni receptores, ni iniciativa de las agencias de organismos internacionales ni de las altas jerarquías de la iglesia católica, tampoco de la izquierda partidaria.

“En general es la gente que menos tiene la que más da”, comenta, pues estos espacios son ofrecidos por las organizaciones de base a menudo vinculadas con religiosos de la Teología de la Liberación. “Las casas cumplen un enorme papel y expresan la desatención del mundo oficial en sus distintas facetas”, agrega.

Esta solidaridad que se teje sin fronteras por parte de las comunidades es vital para amparar a las personas migrantes; sin embargo, de acuerdo con Villalobos, es una contradicción que, por ejemplo, un albergue construido en un patio de una casa reciba una llamada del Instituto de Migraciones para que reciba a unos muchachos migrantes.

“Es importante que existe esta iniciativa, solidaria, de base, autogestionada, pero que a la vez esto no sea una herramienta para que desde las instituciones no asuman una responsabilidad crítica”, exige Villalobos.


Colaboración institucional

Coordinador general del proyecto: Carlos Sandoval García

Producción: Ivannia Villalobos Vindas y Carlos Sandoval García

Dirección: Ivannia Villalobos Vindas

Guion: Ivannia Villalobos Vindas, Carlos Sandoval García y Michele Ferris Dobles

Asistencia de dirección y producción: Michele Ferris Dobles

Dirección de fotografía: Santiago Martínez Artavia

Sonido directo: Michele Ferris Dobles, Ivannia Villalobos Vindas y Carlos Sandoval García

Diseño Gráfico y animación digital: José Mario Quesada Abrams

Diseño y desarrollo web: Fidel de Rooy

Montaje: David Ramírez Baldizón

Más info:

Facebook: Casaentierrajena

Sitio web: casaentierrajena.com


 

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