Johnny Araya Monge es “alcalde” de San José desde que no existía eso de ser alcalde de un cantón, allá por 1991, cuando ocupó el cargo de “ejecutivo municipal”. En 1998 quedó elegido por primera vez como alcalde y ahí ha estado siempre, salvo por los dos años que salió para su fallida aventura presidencial del 2014. En el 2016 volvió con una bandera distinta a su Partido Liberación Nacional (PLN) y para los comicios del 2020 podría volver a postularse si quisiera, como en efecto quiere, dicen dirigentes de la agrupación.
Consultado directamente, no lo niega ni lo confirma. Da una respuesta como la que dan los políticos experimentados cuando no quieren evidenciarse; como la que daba en algún momento antes de lanzarse en 2016 con el partido cantonal Alianza por San José, aliado a fuerzas cristianas, casi un pionero.
También destaca sin complejos algunas señales del gobierno de Carlos Alvarado, de su labor en el cantón josefino, y se sacude de algunas áreas que, dice, no son de alcance municipal.
¿Es cierto que quiere reelegirse?
–No me voy a referir a ello. Aún es prematuro hablar del proceso electoral. No será antes de agosto que se elijan papeletas de PLN y falta tiempo, pero no quiero contaminar proyectos y gestiones en San José con esos temas.
En el Partido dan por sentado que usted va, y sería normal que desde ahora haga movimientos, como muchos otros aspirantes.
–Los movimientos empiezan desde mucho antes, claro, pero cada quien medirá hasta dónde se involucra con lo que manifieste.
¿Cuál San José sería la que deja usted o la que quisiera seguir gobernando?
–Lo analizo con lo que ha ocurrido desde los 90. Es un proceso de recuperación, renovación urbana y revirtiendo errores de planificación o de ausencia de planificación. Hemos venido creando un relato de ciudad cuya idea central es hacer de San José más destino que camino. San José era como un lugar que se atravesaba y que la gente quería evitar. Bueno, hemos trabajado en eso como destino para vivir, para trabajar, hacer negocios, arte, cultura, deporte o turismo. Es cambiar el paradigma: de ser una ciudad completamente plana, que dejaba pocos espacios, a ser una ciudad compacta, con más de 90 torres habitacionales, gracias a cambios en normativa o incentivos fiscales. Ahora estamos recuperando población y es señal de mejoría.
¿Es más gente o más gente viviendo mejor?
–Creo que hay mejores condiciones. Mucho se mide en la recuperación de espacios públicos como parques, áreas recreativas o áreas peatonales que pasaron de cero kilómetros. Pasó de cero a cinco kilómetros y rehabilita la vida urbana, la democratiza y revierte el modelo estadounidense que se había seguido. Ahora se celebran más de 200 eventos culturales por mes.
La mayoría de críticas van por el lado social. Hay un deterioro que se refleja en la indigencia.
–Las carencias son sobre todo inseguridad y movilidad, aunque en esto no tenemos nada que ver como municipalidad. Ahora, por primera vez, un gobierno le abre la puerta al tranvía y eso es bueno. Por primera vez es un proyecto que no es excluyente con el tren rápido. Y tenemos Ley de Policía Municipal con 350 policías, pero no tiene un financiamiento seguro para tener 1.000 policías necesarios en los 11 distritos.
Le decía del deterioro social que se nota en las calles.
–La indigencia se ha disparado en San José como en todo el país. Es un fiel retrato del fracaso de nuestro modelo económico y social. Estamos haciendo un esfuerzo grande para atenderlo, pero evidentemente nos ha rebasado. Es algo estructural del modelo de desarrollo. Hay 3.000 indigentes en San José, pero también otros. Evidentemente se ha agravado por la crisis migratoria, eso agudiza un poco el problema, pero es que ha crecido mucho la desigualdad en el país y eso lo ves en las mayores ciudades del país.
Entonces es el modelo económico que ha impulsado en buena medida el partido Liberación Nacional al que usted volvió.
–Costa Rica logró lo que logró en la segunda mitad del siglo XX por el modelo socialdemócrata del PLN, pero eso en determinado momento ha dejado de ser exitoso y ese modelo no está funcionando, y el PLN debe asumir esa responsabilidad. Hay una responsabilidad compartida de la clase política en este plazo en que se ha debilitado el estado de bienestar. La clase política ha hecho un replanteamiento del modelo.Debemos ser todos autocríticos frente a las consecuencias sociales complicadas de este crecimiento económico, pero las municipalidades lo que podemos hacer son proyectos compensatorios.
¿Qué opina de este gobierno de Carlos Alvarado?
–Tengo que reconocerle que ha logrado dar un paso más importante en el tema más crítico que tiene el país, que son sus finanzas, y quizás ha tenido que sacrificar otras cosas. No se puede dejar de reconocer también la responsabilidad de la Asamblea Legislativa. En movilidad siento que están haciendo cosas serias y por lo menos estoy esperanzado, y algunas tienen que ver con San José. Esperaría que resuelta esta crisis política y social (en torno a la reforma fiscal) el Gobierno vea más espacio para atender otras áreas prioritarias y apoye también otros proyectos.
¿Por qué usted volvió al PLN y tiene ahí sus planes?
–Porque pese al desgaste tiene oportunidades de replantearse y renovarse, aunque no sea fácil en este contexto.
El Festival de la Luz que organizó la Municipalidad de San José se vio empañado por la polémica sobre una carroza antiaborto. ¿Cree que se empañó?
–Esa es una situación que ya pasó y dichosamente no pasó a más. Estuve preocupado de que llegara a más.
¿A más? ¿Qué? ¿Enfrentamiento en la calle o algo así?
–No, no. En adelante vamos a ver si conviene hacer algo, pero por ahora estoy muy contento y creo que fue el mejor en 23 años. Tuvo orden, calidad, fluidez de primer mundo No tiene nada que envidiar al Desfile de las Rosas.
