Opinión

Erradicar la violencia contra la mujer desde la UCR

Amor y paz son dos de los principales deseos que para Navidad y Año Nuevo le expresan las personas a quienes tienen gratitud y aprecio...

Amor y paz son dos de los principales deseos que para Navidad y Año Nuevo le expresan las personas a quienes tienen gratitud y aprecio, pero qué lejana está la realidad de cientos de mujeres que durante este tiempo sufren la violencia de los hombres con los que conviven o han concluido una relación de noviazgo, unión de hecho o se han divorciado.

Para cualquiera con un mínimo de conciencia y de sensibilidad, es un dramático y amargo trago conocer cómo un hombre amenaza con diferentes tipos de armas a una mujer, la ofende o golpea bestialmente. Si logran sobrevivir, les queda un trauma para siempre. Si mueren, la sociedad pierde a una madre, a una hermana, a una hija, a una abuela… Y entonces el trauma se extiende no solo a las familias sino a todas las personas que creemos en los derechos humanos y en una sociedad justa.

Saber que a diciembre de 2018 veinticuatro mujeres habían sido asesinadas por hombres y que se contabilizaban más de setenta tentativas de femicidio resulta trágico y alarmante. Debe llevarnos a preguntarnos en qué tipo de sociedad vivimos, cuánto se ha incrementado la violencia contra las mujeres, cuál es el valor de la vida en un país que se presenta al mundo como pacífico y libre, donde el pura vida “cobija” a todas y todos.

Basta escuchar a una mujer que en este año ha sido víctima de la violencia y que milagrosamente se ha salvado de las garras del hombre que ha querido matarla, en medio de sus hijas e hijos, para percibir la angustia que carga. Basta conversar con quienes han perdido a una mujer que amaban y que ella también les daba amor, para descubrir las negras nubes que enturbian su corazón y su mente.

Una universidad que debe regirse por el humanismo, como lo es la Universidad de Costa Rica, no puede permanecer ajena a esta cruda realidad. Desde su acción formativa, comprometida con el desarrollo pleno de las personas, no solo debe reflexionar desde la academia, sino fomentar cambios concretos que transformen la cultura de poder existente, en la que muchos hombres se arrogan ser dueños de las mujeres y controlarlas absolutamente. Desde cada una de las carreras, unidades académicas, oficinas administrativas e instancias estudiantiles es posible incentivar tales cambios. Un buen ejemplo desde ya lo constituye el proyecto “Sanemos rutas y espacios en la UCR”,  propuesto por la Escuela de Artes Dramáticas.

De fundamental importancia es el trabajo que desarrollan el Centro de Investigación en Estudios de la Mujer y el Programa de Posgrado en Estudios de la Mujer, desde los cuales se puede generar la investigación y producir el conocimiento suficiente para proponer las políticas públicas que conduzcan a erradicar la violencia contra las mujeres en nuestro país.

Amor y paz es lo que deben vivir las mujeres no solo en Navidad y Año Nuevo, sino siempre, igual que toda la humanidad.

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