Universitarias

64 estudiantes de la UCR que viajan de Occidente a Puntarenas afectados por cierre en Cambronero

Institución ampliará beneficio de reubicación a estudiantes becados y ofrecerá transporte a restantes, sin embargo, algunas personas estudiantes aún temen riesgos en carretera

La Universidad de Costa Rica (UCR) estima que 64 estudiantes que viajan de la zona de Occidente a la Sede del Pacífico son afectados por el cierre a Cambronero. 

Estas personas provienen de San Ramón (42), Palmares (11), Naranjo (5), Grecia (4), Alajuela (1) y Zarcero (1) y representan un 4,47% del total de la población de la Sede del Pacífico, que proviene de todo el país y asciende los 1430 estudiantes.

Entre los 64 estudiantes hay 33 que tienen beca 4 o 5, por lo que la institución les ofrecerá la posibilidad de ampliar sus beneficios de beca a reubicación geográfica, con lo cual recibirían un monto de dinero para alquiler cerca de la Sede del Pacífico. 

Mientras que para los estudiantes restantes se ‘valora la posibilidad’ de darles transporte de parte de la institución por una ruta alterna transitable, en la que calcula se tarda una hora y media. 

Personas estudiantes que se trasladan entre Occidente y Puntarenas, consultadas por UNIVERSIDAD, dijeron aún sentirse temerosas por la posibilidad de accidentes en carretera y a la vez aceptan que la virtualidad no es la solución a largo plazo.

“Los que tienen reubicación no se están contando cómo afectados. Están tratando de obligarnos a la presencialidad, que sí es mucho mejor, y lo estábamos esperando, pero en este momento hay que ser un poco empáticos” dijo Geraldym Vega, estudiante de Gestión Cultural. 

Vega dijo que aunque cuenta con reubicación geográfica actualmente tiene que viajar con frecuencia entre Naranjo y Puntarenas por citas médicas de seguimiento a raíz de una trombosis que sufrió en la cabeza, así como atender responsabilidades que tiene en la Sede de Occidente y que preferiría que se extienda la virtualidad un periodo breve más. 

El director de la Sede, Oriester Abarca, sostiene que el problema no es la modalidad de los cursos sino el traslado, en lo cual asegura están trabajando: “No se podría justificar someter al 95% a un cambio brusco por un problema que no es la modalidad, es la carretera y es ajeno a la universidad”.

Tracy Masis, también estudiante de Gestión Cultural, relató que en la Sede hay tensiones que están afectando a algunos estudiantes académicamente y que no considera justo que algunos se vean en desventaja, aunque sean pocos.

“Hay posiciones divididas, gente que no quiere regresar a la virtualidad, pero para quienes somos de esta zona ha sido complejo, porque no se nos ha presentado solución a esto y viajar por otras zonas nos sale muy caro” agregó. 

Masis actualmente alquila en occidente y normalmente viaja a sus clases en Puntarenas, “pero esta situación me cambió el panorama”, que de ser posible prefiere no mudarse a esta altura del semestre, pero que aún no sabe cómo solucionar el transporte. 

El estudiante Emanuel Vega, quien también cuenta con el beneficio de reubicación geográfica, relató que actualmente están recibiendo clases virtuales, sin embargo, el lunes pasado se trasladó a la Sede del Pacífico, tardó cinco horas y gastó el triple de pases. Ese día se les comunicó que las clases se mantendrían virtuales hasta el viernes de esta semana. 

Abarca alegó que por la afectación a la salud mental de estudiantes, no se debería optar a la virtualidad total. 

“Un segmento de la población estudiantil ha experimentado, durante los años 2020, 2021 y aun en 2022, situaciones de ansiedad y crisis nerviosas, a causa del confinamiento por la pandemia de la Covid-19 y la virtualización de los cursos (incluso se han presentado casos de ideación suicida); para este segmento de la población estudiantil, el regreso a la presencialidad y a una mayor interacción social, ha supuesto una mejora en su calidad de vida” dice en el oficio SP-D-1076-2022.

Otros argumento dado es que perdería justificación los los beneficios económicos ya otorgados a estudiantes (estén o no afectados por el cierre) para el pago de alquiler y transporte, así como los complementos salariales que recibe el cuerpo docente por ir a Puntarenas a dar clases presenciales. 

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