Universitarias

Estudiantes de Ciencias de la Salud en la UCR llevan dos años sin prácticas clínicas

Estudiantes de primer año, con cursos generales ajenos a Ciencias de la Salud, se juntan a los de segundo año que no pueden avanzar, lo que provoca la saturación en el sistema académico.

El 6 de octubre, el Consejo de Estudiantes de Ciencias de la Salud (CECS) de la Universidad de Costa Rica (UCR) publicó un video titulado Somos parte de la solución al problema y no un factor que lo complica, en el cual estudiantes de distintas carreras de salud piden reincorporarse a prácticas clínicas para ayudar a la situación hospitalaria actual.

Sin embargo, el problema es mucho más complejo, con varios factores e instituciones involucradas en una problemática que, actualmente, tiene a las personas estudiantes en la incertidumbre de lo que sucederá.

Al inicio de la pandemia, la UCR optó por suspender las clases presenciales para organizarse en modalidad virtual, lo cual supuso un cambio inmenso en la educación, reforzado aún más conforme los casos positivos de la COVID-19 aumentaron y la situación sanitaria empeoró.

Como resultado, el Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (Cendeisss) declaró que el personal docente de Ciencias de la Salud debía presentarse a laborar en los hospitales. Mientras que los estudiantes avanzaron con los cursos teóricos en virtualidad, se estancaron en las prácticas clínicas, las cuales no están disponibles durante la pandemia y son indispensables para superar cada bloque académico de cursos.

“Hay personal médico desgastado que nos ha dicho que ojalá estuviéramos ahí para ayudar y aprender sobre cómo está el sistema de salud. Nuestra vocación es ayudar, y por eso hacemos el llamado a las autoridades para que tomen en cuenta a los estudiantes para alivianar la situación”, Alexander Araya, estudiante de Medicina

Así, las asociaciones de estudiantes de las áreas de salud decidieron unirse al Consejo Superior Estudiantil (CSE) en un movimiento que buscase soluciones no solo a nivel educativo, sino también para el sistema de salud. De hecho, se conformó una comisión en la que, en un inicio, se aprobó la opción de apoyar en hospitales periféricos o la oportunidad de que los estudiantes de salud tuviesen prioridad en vacunación; soluciones que finalmente no fructificaron.

“Está como esta sensación de que somos poco importantes y no nos escuchan por ser estudiantes. No quieren reconocer que somos una mano de obra gratis que puede ayudar bien en la crisis. En otros países se ha recomendado el uso de estudiantes, y Costa Rica aún no lo ha implementado”, expresó Sebastián González, estudiante de Nutrición y secretario del CECS.

Soluciones

Por su parte, las universidades privadas optaron por usar hospitales privados para las rotaciones, algo poco factible para la UCR, debido a la amplia diferencia en la cantidad de estudiantes por generación. El primer paso fue esperar a una solución viable.

“Las soluciones fueron súper tediosas, nadie sabía respondernos. El Cendeisss decía que era cuestión de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), esta que era la dirección del Ministerio de Salud, y este se quitaba el tiro diciendo que no tenía nada que ver con docentes…Al final, de entre tantas cosas que se dijeron, salió a relucir que la CCSS no es la encargada, sino la propia Universidad quien tiene que ubicar a los estudiantes para las prácticas clínicas”, declaró Alexander Araya, estudiante de Medicina y subcoordinador del CECS.

Con el tiempo se habilitó que los estudiantes en sus últimos años se reincorporen a las prácticas clínicas, ya que las necesitan para poder graduarse, pero los estudiantes de segundo a quinto año continuaron sin respuestas. Todavía eran parte de la comunidad estudiantil por medio de módulos optativos que, en realidad, no contaban como parte del expediente universitario y no resolvían el problema del rezago estudiantil.

La resolución de la UCR estaba prevista para el mes de agosto, pero llegada la fecha no había información sobre las rotaciones hospitalarias. Estas corresponden a un sistema en el que los estudiantes y los profesores asisten a los hospitales para atender casos similares a la materia vista en clase, con lo que el estudiante pone en práctica lo aprendido y desarrolla sus habilidades.

Es a partir de esa imposibilidad de realizar las rotaciones donde el movimiento estudiantil decide crear el video expuesto al inicio de la nota, tras el que surge la alternativa de que los estudiantes hagan las prácticas pendientes en cárceles o centros del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), medida que empezó a ejecutarse en el presente ciclo lectivo.

Pese a ello, la experiencia de un hospital es muy diferente, aunque la educación y la evaluación de los estudiantes se mantiene sin cambios. Es por eso que el Sistema de Integración Médica (SIM), en conjunto con estudiantes de la carrera de artes dramáticas, han adquirido gran importancia.

La idea consiste en simular un caso clínico, donde el estudiante de medicina práctica atendiendo pacientes, mientras que el estudiante de artes dramáticas actúa como dicho paciente. Las personas son evaluadas por sus respectivos profesores y, en el caso de la salud, permiten desarrollar habilidades blandas (comunicación, empatía, trato al paciente, etc.) de forma muy similar a lo que sería una rotación hospitalaria.

Consecuencias

Si bien las medidas han mostrado resultados positivos, hay muchas prácticas a las que solo el sistema de salud pública tiene acceso. Recursos o circunstancias de las que no disponen los laboratorios de la UCR y varían según las carreras o cursos de cada estudiante.

Un ejemplo claro es el de la carrera de Medicina, que dispone de un plan de estudios diseñado para llevar bloque completo con cursos anuales. Para avanzar al siguiente bloque se debe aprobar correctamente todo el anterior, de modo que perder un curso retrasa al estudiante de forma significativa. Con la situación pandémica, al no terminar la parte práctica de un curso, la persona estudiante se estanca en una materia que no ha perdido, pero tampoco aprobado.

Lo anterior provoca un ‘cuello de botella’ donde los alumnos de primer año, al pasar a segundo, se juntan con los estudiantes de segundo año que no pudieron avanzar. Por si fuera poco, hay una generación de nuevo ingreso —la que entró este 2021— que se sumaría a ese segundo año, donde habría cerca de 400 estudiantes cuando lo normal en una generación grande es que haya 180.

Dicha situación supone un problema al necesitar de un aumento de presupuesto, docentes e infraestructura para atender la saturación de estudiantes. Además, para aligerar contratiempos, hay una generación que inició su tercer año a mediados de 2021, por lo que tendrán un desfase respecto de las otras generaciones.

“La necesidad de volver a prácticas clínicas no solo se basa en que queremos terminar nuestras carreras. Sí, es parte importante, pero también hay personal médico desgastado que nos ha dicho que ojalá estuviéramos ahí para ayudar y aprender sobre cómo está el sistema de salud. Nuestra vocación es ayudar, y por eso hacemos el llamado a las autoridades para que tomen en cuenta a los estudiantes para alivianar la situación”, concluyó Alexander Araya.

De esta manera, las dificultades persisten para las carreras de salud, cada una con sus propios retos específicos. Acá la nota muestra la situación actual en Medicina, pero el área de Ciencias de la Salud de la UCR es mucho más grande que eso. La comunidad estudiantil todavía necesita respuestas y soluciones en una problemática que, como se escribió al inicio, es muy compleja.

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