País 23 muertes por el virus:

COVID-19 encontró más vulnerables a ticos migrantes en Estados Unidos

La cantidad de costarricenses que murieron en EE.UU duplica la cifra de fallecidos en territorio nacional. Según expertos, factores como el tipo de empleo, el acceso a la atención médica, la vivienda y la alimentación influyen en estos números.

Michael Mora, de 30 años de edad, se fue a Estados Unidos hace dos años. La búsqueda del popularmente llamado “sueño americano” lo llevó a dejar Buenos Aires de Puntarenas y viajar a Nueva Jersey, con el objetivo de ahorrar dinero para luego montar un negocio en Costa Rica; sin embargo, el COVID-19 le arrebató la vida en el mes de abril.

A él se suma Adonay Díaz, de 52 años de edad, quien vivía en ese país desde hace 30 años y recién contrajo nupcias en el mes de febrero. Estos hombres son solo dos de los 23 costarricenses fallecidos en Estados Unidos desde que apareció el primer caso de coronavirus en el mes de enero.

El estado de Nueva Jersey va tornando a la realidad, asegura Libaniel Urbina. En las calles, como es habitual, este sábado 30 de mayo se visualizaron multitudes de personas circulando y conversando, algunas de ellas sin mascarillas ni distanciamiento físico. (Foto: Libaniel Urbina)

La pandemia por COVID-19 ha inundado de muerte a todo el planeta, así lo muestran los titulares de las noticias a diario. Estados Unidos y Costa Rica no son la excepción, ambos suman fallecimientos y contagios; no obstante, los números se distancian en sobremanera, e incluso los costarricenses muertos en el país norteamericano duplican los decesos en el territorio nacional.

Hasta el momento, 34 costarricenses han perdido la vida por COVID-19 en todo el mundo, según datos oficiales de la Cancillería y del Ministerio de Salud.

Del total, 23 fallecimientos se registran en los Estados Unidos, 10 en Costa Rica y 1 en España.

Más muertos en EE.UU

De acuerdo con datos del Centro Centroamericano de Población (CCP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), se estima que 250 mil costarricenses viven en el exterior, de los cuales 125 mil se encuentran en los Estados Unidos; es decir, aproximadamente la mitad de los ticos que viven fuera del país. Entonces, ¿qué factores influyen para que haya más decesos por COVID-19 en EE.UU que en Costa Rica?

Para la investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UCR, Carmen Caamaño, uno de los principales factores que influye en estos números es la inexistencia de un sistema de salud público, lo cual provoca que las personas inmigrantes tengan menos posibilidades de ser atendidas cuando enferman. Además, no hay atención primaria de salud, mientras que en Costa Rica los Ebais cumplen esta tarea.

“Los seguros, además, tienen letra pequeña. Te pueden atender una quebradura pero en letra pequeña dice que solo se hace una radiografía. Vos al final no sabés si se soldó bien el hueso porque solo tenés acceso a una radiografía”, destacó Caamaño.

Aunado a esto, las políticas de persecución contra inmigrantes por parte del presidente estadounidense Donald Trump hacen más difícil que una persona que se encuentra enferma busque ayuda, por temor a ser encarcelada o deportada.

“Cuando hay personas indocumentadas, hay terror de presentarse en los hospitales. Esto hace que haya más riesgo de contagio y muerte. Muchos de ellos están muriendo en la casa”, aseguró la investigadora.

Otro elemento importante radica en que los trabajos que realizan la mayoría de costarricenses están relacionados con tareas de cuido, servicio en restaurantes, limpieza, construcción, arreglo de techos, jardinería, entre otros; es decir, se dedican a labores que no son teletrabajables y que ya de por sí los expone a riesgos constantemente.

“En el caso de las personas indocumentadas, están en mayor condición de vulnerabilidad, pues tienen que aceptar cualquier condición de los empleadores para que Migración no los detecte, los envíe a prisión o los deporte”, añadió.

A una pareja de Nueva Jersey ni la pandemia los detuvo para casarse el pasado 30 de mayo.

Hacinados y con mala alimentación

En esa misma línea, el exdecano de la Facultad de Medicina de la UCR y salubrista, Luis Bernardo Villalobos, externó que en Estados Unidos muchos costarricenses –por su situación migratoria irregular– viven en espacios reducidos donde es más fácil contagiarse por COVID-19.

Por ejemplo, existen casos donde muchas personas comparten un espacio pequeño e incluso comparten camas por turnos, según horarios laborales. A esto se agrega que muchos de los migrantes también tienen un déficit en su alimentación, pues suelen alimentarse de comidas callejeras.

Además, estas personas por sus horarios de trabajo, no tienen acceso a la información diaria que actualizan los lineamientos para la atención o contención del coronavirus. Y en muchas ocasiones, si tienen el acceso, existe una barrera idiomática que no les permite entender el mensaje.

“Es más fácil que una persona que esté en condición irregular a Estados Unidos sea más vulnerable al COVID-19 que una persona que sí tiene condición regular (documentado) y posee educación”, mencionó Villalobos.

Por su parte, el investigador de la UCR y ahora vicerrector de Vida Estudiantil, Carlos Sandoval, destacó que muchos costarricenses que viven en Estados Unidos se encuentran en los estados de Nueva York y Nueva Jersey, donde ha golpeado más la pandemia.

Por ejemplo, Libaniel Urbina, un tico que trabaja como gerente de operaciones de servicios hospitalarios en un hospital de New Jersey comentó que el centro médico donde trabaja fue el epicentro de COVID-19 en ese estado. “Con la atención de la emergencia, se cancelaron operaciones, solo emergencias. No estábamos preparados, cambió la dinámica en cuanto a atención. Nuestro departamento fue y es esencial en este proceso porque nos encargamos de lavandería, limpieza y transporte de pacientes. Actualmente la afluencia de casos positivos bajó”.

Sandoval recordó también que en Costa Rica la proporción de personas que han dado positivo por el coronavirus está creciendo entre las personas migrantes, principalmente entre los nicaragüenses.

“El censo del 2011 nos daba que el 9% de los que vivían en Costa Rica no habían nacido en el país, de ese total 7% eran nicaragüenses. Hoy la proporción de extranjeros que han dado positivo por COVID-19 ronda el 20%. Hoy es cada vez más difícil no asociar el incremento de los casos positivos con la migración y eso se vuelve muy retador porque también es complicado distinguir el tema médico sanitario de la xenofobia”, mencionó Sandoval.

“Nadie elige enfermarse de nada. Así como los costarricenses que viven en los Estados Unidos no eligieron enfermarse por coronavirus, uno podría decir que los nicaragüenses que enfermaron aquí no eligieron enfermarse”, precisó.

Subregistro de muertes

Actualmente se registran 23 costarricenses fallecidos en los Estados Unidos, cuyo rango de edad está entre los 24 y 88 años de edad: 13 en Nueva Jersey, 4 en Nueva York, 2 en Pensilvania, 2 en Miami, 1 en Massachussetts y 1 en Utah, según datos de Cancillería; sin embargo, este número podría ser mayor.

De acuerdo con el embajador de Costa Rica en ese país, Fernando Llorca, podría haber un subregistro en las muertes de costarricenses debido a que el reporte oficial no se traslada a las embajadas. Las oficinas consulares registran fallecidos solo si algún familiar o conocido lo reporta.

“Podrían ser muchos más, hay un subregistro, te lo confirmo; sin embargo, con la cifra oficial tan baja que tenemos en Estados Unidos ya duplicamos y más la cantidad de fallecidos en Costa Rica”, externó Llorca.

Sobre el estado migratorio de los fallecidos, la Cancillería señaló que algunos de ellos tenían estado migratorio irregular; mientras que otros se encontraban en condición regular.

En el caso de los fallecidos, el embajador mencionó que el país –por el contexto de la emergencia– ordenó enterrar o incinerar los cuerpos de las personas muertas por COVID-19 lo más rápido posible.

Llorca, también expresidente ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y exministro de Salud, agregó que en Estados Unidos se ha documentado que uno de los focos de población afectados por el COVID-10 son los hispanos y afroamericanos.

De cada seis hispanos que trabajan en Estados Unidos, cinco de estos laboran en puestos no teletrabajables que corresponden a servicios de jardinería, construcción, servicio de comidas, etc.

Según datos de Cancillería, hasta el lunes 1 de junio se contabilizaron 91 casos positivos de SARS-CoV-2 en costarricenses que viven en ese país norteamericano.

De acuerdo con el sitio web de la Universidad de Johns Hopkins, Estados Unidos reportó hasta el 2 de junio, 1.827.206 casos positivos por COVID-19 y un total de 106.028 muertes, lo que lo ubica como el epicentro de la pandemia, con más decesos y contagios confirmados.

Repatriación

El embajador destacó que una de las acciones más importantes que se implementó fue la repatriación tanto de costarricenses como de estadounidenses, la cual se ha realizado gracias a la coordinación entre la red consular y la embajada de los Estados Unidos en Costa Rica.

Hasta el momento se han realizado 13 vuelos, lo cual ha permitido la movilización de 1.191 costarricenses y extranjeros residentes en Costa Rica o familiares de primer grado costarricenses.

Esto significa que, luego de que los vuelos lleguen al país, los estadounidenses que están en suelo tico y desean regresar a EE.UU, lo hacen en estos chárter privados. El embajador aclaró que los costos corren por cuenta de cada persona.

Estos vuelos se han aprovechado en un 60% de su capacidad, en esto ha pesado el costo de los vuelos o el traslado a los aeropuertos.

Llorca señaló que la embajada no puede destinar recursos para sufragar gastos de hospital ni mascarillas. Lo que han hecho es dar información sobre organizaciones de caridad a los costarricenses.

Además, destacó que la Cámara de la Salud (Promed) y la Cancillería trabajan en un proyecto de atención y orientación médica a costarricenses en el exterior, lo que permitiría “recomendaciones u orientaciones virtuales”.


COVID-19 les arrebató a sus familiares

Los familiares de Michael Mora y Adonay Díaz, dos de los costarricenses que fallecieron en Estados Unidos a causa de COVID-19, aún no salen de la impresión tras sus repentinas muertes.

De acuerdo con Edelmira Mora, prima de Michael, este joven que trabajaba en EE.UU como carnicero en un supermercado viajó a ese país y dejó sus estudios solo con el propósito de ahorrar e instalar una carnicería en Costa Rica.

“Él tenía el anhelo de todo costarricense, todos llegamos aquí, trabajamos, para ir a hacer negocios en Costa Rica. También quería devolverse a terminar de estudiar”, recordó Mora, quien también trabaja y vive en los Estados Unidos.

Mora afirma que, por el momento, se desconoce dónde se contagió su primo, aunque se baraja la idea de que pudo ser en un hospital luego de tener una cita médica por una tos que tenía desde hace 8 meses, o en su lugar de trabajo. Él ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital en New Jersey el pasado 8 de abril; no obstante, nunca se recuperó y murió tres días después.

“Aquí el sistema de salud es muy diferente. Nosotros, los que estamos aquí trabajando, no sacamos el tiempo para ir a pagar un doctor. Si uno va al hospital, el bill (recibo) es demasiado alto”, dijo.

A Dannis Díaz, hermano de Adonay, la muerte de su familiar también lo tomó por sorpresa, pues no tenía ningún padecimiento previo; además, se había casado el 29 de febrero de este año.

Este reparador de techos, quien tenía 30 años de vivir en Estados Unidos fue contagiado de la enfermedad luego de tener contacto con un familiar de su esposa que resultó ser también positivo por el virus, pero asintomático.

“Yo hablé con él, el último sábado de abril, le pregunté cómo estaba y me dijo que mal porque había agarrado esa cochinada. Me dijo que tenía cansancio, tos y dolor de cuerpo. Pasaron varios días y el martes cayó en el hospital, ahí de una vez le pusieron el respirador. Ahí incluso le dijeron que si lograba superar la enfermedad iba a tener diálisis de por vida”, recordó su hermano.

El hermano de Dannis murió el pasado 4 de mayo. Actualmente, la familia de Adonay espera que su esposa traiga sus cenizas al país en el mes de julio. “Esto es una situación muy dura. Nosotros lo recordamos mucho. Fueron muchas las cosas que nosotros vivimos con él”, finalizó.


 

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