Opinión

Respuesta a la Carta Abierta a Ennio Rodríguez, presidente del Colegio de Ciencias Económicas

Si tenemos acuerdo que lo fundamental es armar esa hoja de ruta y generar consensos para su viabilidad, aprovecho la oportunidad para invitarlos a las discusiones que al respecto vamos a promover en el Colegio.

Un grupo de economistas, algunos de los cuales fueron alumnos míos, amablemente me dirigen una misiva a raíz de la carta que como Presidente de la Junta Directiva del Colegio de Ciencias Económicas y en cumplimiento de la Ley que nos rige, le dirigí al Presidente de la Asamblea Legislativa, Lic. Carlos Ricardo Benavides.

El mensaje principal de dicha carta es que es necesario para la ciudadanía conocer la hoja de ruta en materia económica para enfrentar las consecuencias inmediatas de la crisis económica como resultado de la pandemia del COVID-19 y de las medidas adoptadas para su contención, así como la propuesta para la reactivación económica. Cabe mencionar que los colegas me dan la razón en este el punto fundamental cuando afirman: “Menos aún -en eso coincidimos con usted- hay claridad sobre la “hoja de ruta” para la recuperación de la economía, una vez superada la crisis sanitaria”.

Si tenemos acuerdo que lo fundamental es armar esa hoja de ruta y generar consensos para su viabilidad, aprovecho la oportunidad para invitarlos a las discusiones que al respecto vamos a promover en el Colegio. Como bien le consta al Lic. Welmer Ramos, tanto cuando fue Ministro de Economía, como ahora como que es diputado, las puertas del Colegio siempre han estado abiertas para la discusión seria de altura.

Están de acuerdo ustedes conmigo también en la necesidad de “restablecer una situación fiscal sólida y saludable”, pero luego me atribuyen argumentos que jamás he esgrimido como Presidente de la Junta Directiva ni a título personal, argumentos que defienden la ortodoxia en materia de ajuste por la vía única de la austeridad (los argumentos clásicos pre-keynesianos). Tampoco he argumentado que sea recomendable o viable, en el corto plazo, un equilibrio fiscal. Argumentan en contra de políticas que no defiendo, entonces el pleito no es conmigo.

Como bien les comentaba en mis clases y me alegran que lo hayan recogido, los economistas adoptamos posiciones éticas en la definición de los problemas y al seleccionar las políticas para su abordaje, lo cual no excluye la responsabilidad moral de usar los mejores métodos científicos para evaluar situaciones y políticas. Precisamente porque mi punto de partida es la situación de las poblaciones más vulnerables, la justa distribución del ingreso y el crecimiento productivo (en ese orden), no les puedo aceptar que no me permitan alertar sobre los riesgos del financiamiento del déficit vía emisión monetaria; riesgos (y estos dependerán de su magnitud y plazos) que deberán ponerse en el contexto de la estrategia de financiamiento del déficit, estrategia que a la fecha desconocemos y es el fondo de mis comentarios a este respecto. Les recuerdo que la crisis que reventó en agosto de 1981 durante la Administración Carazo tuvo como uno de sus agravantes y detonantes la emisión inorgánica del BCCR y entre cuyos resultados fue una inflación de tres dígitos, factor determinante en el empobrecimiento de los más vulnerables, al punto de que más de la mitad de los costarricenses cayeron en condiciones de pobreza. Sí estimados colegas, si bien hoy la inflación no es amenaza, las formas de financiamiento del déficit deben analizarse desde la perspectiva de su posible impacto inflacionario y sus efectos sobre el 20% de población en condición de pobreza y la desigualdad social y de ingresos crecientes en nuestro país.

Terminan ustedes su amable carta con un llamado a la pluralidad teórica y epistémica, con lo cual no solo estoy de acuerdo, sino que les recuerdo que este principio anima nuestras actividades en el Colegio en los congresos, foros, mesas redondas y conferencias; esto siempre se han basado en los principios éticos y morales de nuestras profesiones, donde las ideologías no deben oscurecer el análisis de la realidad, ni las propuestas derivarse de postulados ideológicos sin el debido análisis crítico de costos de oportunidad, el  impacto sobre los más necesitados y su viabilidad, entre otros.

En estos momentos en que el país sufre los estragos de la pandemia del COVID-19 y de la crisis económica resultante, el Colegio de Ciencias Económicas reitera su preocupación que, si bien conocemos la estrategia sanitaria, no ha sido presentada ninguna hoja de ruta para atender los efectos económicos y sociales inmediatos de su dimensión económica ni para trazar los elementos de la recuperación. Tenemos una crisis de salud, pero también una crisis de pérdida de puestos de trabajo. Debemos trabajar en ambas con toda intensidad. Nuevamente el Colegio de Ciencias Económicas dice presente, se pone a la disposición de la sociedad costarricense y especialmente de sus miembros más vulnerables.

De ustedes, muy atentamente,

Dr. Ennio Rodríguez

Presidente, Junta Directiva

Colegio de Ciencias Económicas

Suscríbase al boletín

Ir al contenido