Opinión

En el cuarenta aniversario de la muerte de Erich Fromm

El 18 de marzo se cumplieron cuarenta años de la muerte del socio-psicoanalista alemán Erich Fromm, quien 120 años atrás nació en Frankfurt en el seno de una familia judía de clase media de fuerte tradición profética.

El 18 de marzo se cumplieron cuarenta años de la muerte del socio-psicoanalista alemán Erich Fromm, quien 120 años atrás nació en Frankfurt en el seno de una familia judía de clase media de fuerte tradición profética.

Formado en la práctica y leyes del Sabbat, el estudio del Tanaj y del Talmud, profundizó –bajo la supervisión de los rabinos Nehemiah Nobel y Salman Baruch Rabinkow– en las ideas mesiánicas y humanistas de los profetas y su visión de la paz y la fraternidad universales, que mucho influirían en el desarrollo de su concepción humanística y socio-psicoanalítica.

Aunque hacia los 26 años abandonó la práctica del judaísmo y sus rituales y dejó de ser un teísta, nunca renunció a concebirse como judío y a mantener su aprecio e interés por los textos y enseñanzas bíblicos y talmúdicos.

Habiendo estudiado sociología en la Universidad de Heidelberg bajo la dirección de Alfred Weber, hermano de Max, Fromm se adentró en el pensamiento de este y en la perspectiva comprehensiva y hermenéutica de la Sociología y las ciencias del espíritu en general, lo que repercutiría en su visión de una ciencia transdisciplinaria del ser humano y su teoría del carácter social.

Producto de su relación con la psicoanalista alemana Frieda Reichmann, ingresaría a finales de los 20 a formarse en psicoanálisis en el Instituto Psicoanalítico de Berlín, en donde entró en contacto con los freudomarxistas austriacos Otto Fenichel, Siegfried Bernfeld y Wilhem Reich, con quienes desarrolló una perspectiva crecientemente marxista, que lo fue distanciando de la teoría psicoanalítica ortodoxa y orientando hacia tendencias neofreudianas más psicosociales.

Con su ingreso al Instituto de Investigación Social de la Universidad de Frankfurt, asumió la dirección de un proyecto de investigación sobre las actitudes políticas de las clases trabajadoras alemanas y sus tendencias psíquicas más profundas. En este contexto, escribió una importante cantidad de artículos en los que procuró acercar o fusionar las perspectivas del marxismo y el psicoanálisis y fue moldeando su concepto del carácter social y la teoría que lo sustenta.

Luego de la ruptura con el Instituto y su incorporación de lleno en la perspectiva neofreudiana y el movimiento de cultura y personalidad, la idea de constituir una ciencia del ser humano, en la que se conjugaran un diagnóstico, una ética y una utopía humanísticos, constituiría, a partir de los 40 y hasta el final de sus días, el derrotero de su programa de investigación del carácter social.

Más allá, Fromm, hasta sus últimos días, siguió considerando al marxismo como una de las fuentes más importantes en su concepción y desarrollo de la teoría del carácter social, y a su humanismo socialista, el de Fromm, como la expresión más genuina de la filosofía marxista y su visión del socialismo.

A principios de los 50 se trasladó a vivir a México, donde permaneció hasta mediados de los 70, trabajó en la UNAM, dio origen a la primera camada de psicoanalistas formados en el país, fundó el Instituto Mexicano de Psicoanálisis (IMP) e impulsó un proyecto de investigación en torno a las estructuras de carácter social prevalentes en un poblado rural mexicano.

En estos años continuó publicando, creó la federación internacional de sociedades psicoanalíticas, enseñó y supervisó en el Instituto William Allanson White de New York, dio cursos y dictó conferencias en diferentes universidades estadounidenses, participó activamente en el Comité Nacional para una Política Nuclear Sana, elaboró un manifiesto para el Partido Socialista estadounidense, habló frecuentemente en los comités del Congreso sobre temas de política exterior y trabajó para crear una coalición de socialistas demócratas en la Europa comunista.

En 1973, rompió con el IMP y decidió establecerse en Suiza, donde continuó escribiendo y publicando hasta el día de su muerte, un 18 de marzo de 1980, cinco días antes de su cumpleaños 80.

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