Opinión

¿Costa Rica verde?

Múltiples han sido los galardones que ha obtenido Costa Rica en cuanto a la materia medioambiental. Solo en setiembre,

Múltiples han sido los galardones que ha obtenido Costa Rica en cuanto a la materia medioambiental. Solo en setiembre, el país centroamericano obtuvo el “Premio Campeones de la Tierra 2019”, otorgado por la Organización de las Naciones Unidas; asimismo, obtuvo el galardón del “Protocolo de Montreal”, por sus esfuerzos en contra del deterioro de la capa de ozono. Por otra parte, durante la primera semana de octubre del presente año Costa Rica fue sede de la PreCOP25, la antesala del mayor evento a nivel internacional en la lucha contra el cambio climático.

Desde una vista superficial, a medio panorama, parecería que Costa Rica lleva una lucha de “David contra Goliat” dentro del escenario internacional, enfocado en la temática de protección al medioambiente. No obstante, si se observa con mayor detenimiento a lo interno del territorio, Costa Rica no es tan verde como lo promulga con tanta seguridad en los distintos foros internacionales.

Basta con dar un vistazo en las piñeras de la Zona Norte, Caribe y Sur del país, mismas que se han encargado de la transformación del paisaje, a uno monótono producto del cultivo. Y no solo eso, la llamada expansión piñera ha consumido miles de hectáreas de bosque; según un estudio realizado por el PNUD, para el 2015 eran más de 5.500. Desde otra arista, la expansión piñera, y el uso de los plaguicidas que ahí se concentran genera la contaminación de mantos acuíferos y, por ende, puede afectar la salud de las poblaciones aledañas a los cultivos.

Para muestra un botón: en un estudio realizado en el 2018, por la Universidad de Costa Rica se encontró la presencia de plaguicidas en los cuerpos de agua que abastecen distintas comunidades en la Zona Norte, dentro de la variada lista de los contaminantes se encontraron bromacil, ametrina y diurón, de los cuales solo el primero se encuentra prohibido en Costa Rica, a pesar de las constantes solicitudes de organizaciones civiles. De cualquier lado que se vea, el modelo de cultivo de piña actual es insostenible ambiental y humanamente hablando. Además, es incompatible con la imagen que pretende dar el país.

Otro punto importante, es el hecho de que Costa Rica se proyecta como defensor de la biodiversidad. Si se habla de datos, el pequeño territorio costarricense, alberga el 6,5% de la biodiversidad a nivel mundial; hecho del cual nos jactamos a nivel internacional. La realidad es que es un peso enorme, que trae consigo desafíos, para poder garantizar la adecuada gestión de la misma. Por ejemplo, si se enfoca la temática en la biodiversidad marina, se pueden observar algunos de los retos que todavía debe cubrir el Estado.

Como ejemplo se encuentran los tiburones, necesarios para la sobrevivencia de los ecosistemas marinos. Sin embargo, de acuerdo con el Estado de la Nación, se ha presentado una disminución considerable de los mismos dentro del territorio nacional en los últimos veinte años. ¿Por qué? La disminución se da sobre todo por una problemática que casi no se comenta: el aleteo.

La práctica mencionada es ilegal, según lo estipulado en la Ley de Pesca y Acuicultura, vigente desde el 2005; además, el aleteo consiste en cortarle las aletas al tiburón y desechar el resto de su cuerpo al océano, condenando al animal aún con vida (en la mayoría de los casos), para que muera en agonía. Lamentablemente, Costa Rica figura como uno de los principales exportadores de aletas de tiburón a nivel global. Y no solo eso, el aleteo contribuye a la sobreexplotación de una de las especies que más amenazadas se encuentra: el tiburón martillo.

Ahora bien, la lista puede continuar. Se puede hacer mención de la pesca de arrastre, practicada en el territorio nacional, y cómo afecta directamente a las especies y al suelo marino, o referirse al río Grande de Tárcoles, de los más contaminados en Centroamérica.

Es por lo descrito que mostrar coherencia a nivel interno es uno de los puntos más importantes en los que se debe mejorar. Aún existen muchas falencias por cubrir antes de vanagloriarnos como “campeones”, salir del doble discurso; es decir, ver lo que sucede a nuestro alrededor y entenderlo con criticidad abre puertas para trabajar con mayor vehemencia los temas aún pendientes.

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