La mediación educativa es un proceso asistido por un tercero neutral que ayuda a las partes a enfrentar el conflicto en positivo. Es una opción al sistema confrontativo, propio del sistema educativo a través de métodos sancionadores y punitivos, que se continúan utilizando para enfrentar los conflictos escolares.
Es voluntaria y confidencial, sustentada en el diálogo que posibilita a los estudiantes ensayar opciones de acuerdo. Aquí son los estudiantes quienes, previa capacitación, realizan la mediación.
Los conflictos mediables en el medio educativo se refieren a: amistades en conflicto, faltas de respeto, rumores y malentendidos, uso o deterioro de objetos personales ajenos, dificultades para compartir objetos en el aula, desacuerdos en los juegos, uso de espacios de juego.
Cabe aclarar que un conflicto no es mediable cuando se origina por conductas que pueden constituirse en un delito establecido por ley y, por ende, no es negociable si no se cumple con los principios de la mediación, especialmente lo referente a la voluntad de participar y cuando existe desequilibrio de poder entre las partes.
Es un procedimiento apropiado para atender conflictos entre niños y entre adolescentes. Para las personas adolescentes puede ser de gran ayuda, ya que estas se encuentran en un proceso de construcción de identidad y afirmación de valores, por cuanto representa un espacio que permite reflexionar sobre las propias conductas y respuestas ante los conflictos con sus iguales y con personas adultas y buscar formas creativas y efectivas de reorientar esas conductas.
Es un método de disciplina positiva por cuanto se centra en el aprendizaje positivo del conflicto, en la cultura de paz, que es el núcleo de la mediación. Dicho aprendizaje se produce al entender y aceptar que el conflicto es una situación real, inherente a la existencia del ser humano, que no se soluciona a través de la violencia. Es disciplina positiva al comprometerse a cumplir los acuerdos logrados, beneficiosos para ambas partes.
En la mediación se considera que toda persona tiene capacidad para gestionar por sí misma sus propios conflictos y que tiene predisposición al aprendizaje en positivo.
Es un procedimiento formativo y preventivo de conductas disruptivas en el aula, que contribuye a mejorar el clima relacional del centro educativo, al desarrollo personal y social, fortaleciendo la autoestima de mediadores y mediados, y provocando mayor disponibilidad para el aprendizaje. Este ha demostrado en otros países, principalmente en España, ser una importantísima herramienta pedagógica en la prevención del acoso escolar o bullying.
