Opinión

S-Incofer

La necesidad de un sistema de transporte masivo que no repercuta en el ya de por sí delicado sistema vial de la Gran Área Metropolitana

La necesidad de un sistema de transporte masivo que no repercuta en el ya de por sí delicado sistema vial de la Gran Área Metropolitana es una necesidad absolutamente indiscutible. Incofer ha hecho hasta lo imposible, con escasos recursos a su disposición, para intentar mejorar el transporte diario de miles de costarricenses y disminuir en alguna medida el caos y colapso vial que enfrentamos cada día. Incofer probó que un sistema ferroviario es una necesidad absolutamente prioritaria para el país, sin embargo, se ha llegado a un punto en el cual esta intitución no puede expandirse a tal grado que permita un mejoramiento del sistema que se ofrece y se necesita. Hoy sufrimos de un servicio intermitente y escaso, trenes que viajan con exceso de pasajeros como sardinas enlatadas, largas filas en las “estaciones” del tren, inconsistencia en los horarios, unidades varadas, unidades que no poseen la potencia necesaria para subir un desnivel, vías férreas y cruces ferroviarios en mal estado y por supuesto el problema más grave de todos: las interminables y frecuentes colisiones de todo tipo de vehículos con los trenes debido a la imprudencia del costarricense al conducir y a la falta de sistemas de seguridad adecuados en los cruces. ¿Qué nos depara el futuro con un sistema en tales condiciones? Un futuro incierto, he de decir.

Algunos añoran volver a ver los ferrocarriles en nuestras vías como antes; poderosas locomotoras eléctricas que movían un pueblo a su destino. Sin embargo, muchos han olvidado los pequeños detalles de aquellos tiempos y que las generaciones más recientes no experimentaron. Trenes varados en el medio de la nada, el estar en la Estación al Pacífico y salir despavorido hacia el tren cuando se habrían las puertas para ir a buscar campo ya que se corria el riesgo de irse de pie o en un balcón guindando, entrar a los servicios sanitarios de los vagones de pasajeros y ver los durmientes pasar por “aquel” agujero, vagones en mal estado, inconsistencias en los horarios, por nombrar algunos. No somos un pueblo que se ha caracterizado en los últimos tiempos por poseer un sistema ferroviario maduro y eficiente.

Creo en el costarricense, creo en mi país y creo en sobremanera que somos capaces de lograr las metas que nos proponemos. Algunas veces, sin embargo, considero que hay que detenerse, pensar y evaluar cuál es la mejor solución a un problema dado. Por más que se desee solventar un problema, si no se tienen los recursos y la experiencia para hacerlo, no se llegará al objetivo deseado, o si llegamos, nos tomará una eternidad. Creo en instituciones como el ICE, que día a día han demostrado su capacidad y experiencia para desarrollar proyectos y darnos un fruto de alta calidad y que tal experiencia les permite tratar de involucrarse en proyectos de desarrollo que tradicionalmente no les compete como el desarrollo de carreteras por ejemplo. Sin embargo, otras instituciones, por más que deseen continuar hacia adelante, tienen un techo que no les permite progresar. Debemos ser conscientes de ello. Incofer ha probado que el sistema es una necesidad y por ello hay que agradecerle el haber realizado la “prueba de concepto”.

El sistema ferroviario de nuestro país es obsoleto. Estamos tratando de resolver un problema del siglo XXI con tecnología de hace 40 o 50 años. Es como un bote con un agujero gigante que se trata de mantener a flote sacando el agua con un vaso mientras el agua entra por galones. Debemos de repensar como solucionar el problema. Debemos buscar a expertos en la materia, en países con modelos ferroviarios desarrollados y eficientes. Es tiempo de “envidiar los goces de Europa” y buscar ayuda afuera; con los que tienen los recursos, la experiencia, la tecnología y la disciplina para ayudarnos a salir del problema en el que estamos inmersos y al que no se le ve, hoy en día, una pronta solución.

 

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