Universitarias “Este Gobierno es un peligro muy grande”, dice abogado

Walter Antillón: “Este es el momento más difícil para la universidad pública que se ha planteado hasta ahora”

El reconocido jurista advirtió sobre los peligros que enfrentan las universidades públicas ante el proyecto de ley reguladora del FEES y de cara al futuro.

El abogado y docente Walter Antillón, ganador del Premio Rodrigo Facio 2022, advirtió que las universidades públicas atraviesan el “momento más difícil” de su historia, tras un contexto con iniciativas como el proyecto de ley reguladora del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES), que “significa la tentativa de meter las manos en la Universidad”.

UNIVERSIDAD conversó con Antillón, quien se refirió a estos y otros temas sobre la actualidad de las universidades públicas. A continuación, usted puede leer un resumen de la entrevista:

¿Cómo describiría el momento que atraviesan las universidades públicas?

ーEste es el momento más difícil para la universidad pública que se ha planteado hasta ahora. Evidentemente, la universidad pública molesta al designio gubernamental de darle preferencia a la universidad privada y eliminar la universidad pública o hacerla insignificante, de modo que el tono dominante de la educación superior sea la universidad privada; esa es la idea desde hace mucho tiempo de parte del neoliberalismo.

“Hemos olvidado la verdadera posición que la Universidad tenía”, Walter Antillón.

Por dos razones: por un lado, la universidad privada es un negocio extraordinario, entonces, si se acaba la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Nacional (UNA), etc; toda esa gente va a la universidad privada o no va a ninguna parte. Es en lo que en realidad ellos están interesados, que un grupo entero de la oligarquía se apodere de ese negocio, igual que se han ido apoderando del negocio de la salud, debilitando la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) favorecen la empresa privada de la salud y debilitando al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) favorecen la empresa privada de la energía.

Está otro aspecto, que es tal vez más importante, que es debilitar el espíritu crítico en el país. En Costa Rica existe todavía un espíritu crítico que ha ayudado muchísimo a impedir que prevalezca la idea del ajuste estructural. En otros países, les ha ido mucho mejor, han ido avanzando. En Costa Rica, les ha costado. Incluso, el Tratado de Libre Comercio (TLC) les costó y casi que no lo consiguen. Pero al fin, haciendo muchas sinvergüenzadas y por un pelo, lo consiguieron. El TLC es parte de este juego; el debilitar las resistencias de parte de la comunidad frente al plan de hacer de nuestros estados instrumentos de los intereses de las transnacionales, sobre todo financieras.

En ese sentido, este Gobierno es un peligro muy grande. Ya lo fue el de Alvarado que, a través de la Ley de Empleo y de la Ley de Fortalecimiento, metió una serie de bazas para avanzar en su proyecto. Aquí de nuevo tenemos ese intento de ver cómo puede terminarse una opinión pública fuerte, contraria al diseño de ellos. […] Que lo que diga la gente consciente no llegue al pueblo. Hasta ahora, todavía llega al pueblo. La idea es eliminar un foco de conciencia, que es la universidad pública. La universidad privada no produce ninguna conciencia.

¿Cómo analiza la llegada de un proyecto como el de ley reguladora del FEES y como quedarían las universidades con esta iniciativa?

ーEste proyecto significa la tentativa de meter las manos en la Universidad. El Ejecutivo estaría plantado dentro de los centros de decisión de la Universidad, con un gran poder de cuestionamiento, por ejemplo, de los planes y de las decisiones de las autoridades universitarias, porque sin duda, el proyecto lesiona la autonomía.

Ahí dicen: “No, no la lesiona, ellos pueden seguir ahí gobernando, nadie les dice…”. No, pero es que el financiamiento es fundamental. Usted no puede gobernar sin financiamiento. Usted puede tomar una decisión si no está respalda financieramente, esa decisión no sirve para nada. No se puede implementar. Yo pienso que la Sala Constitucional si trabaja como tiene que trabajar, rechazaría este proyecto. Evidentemente tiene inconstitucionalidades.

En el caso de la regla fiscal, las universidades interpusieron una acción y fue rechazada, con la excepción del magistrado Fernando Cruz. ¿Cree que la Sala actuó de forma correcta?

ーEl problema de la Sala es que tiene una serie de elementos que son dóciles a las cúpulas políticas del país. ¿Entonces qué pasa? En las grandes decisiones estratégicas la Sala se pliega. Lo que pasó con el TLC. El TLC está lleno de inconstitucionalidades y la Sala no vio ninguna, con la excepción de Gilbert Armijo y Fernando Cruz, que siempre votaron en contra. La Sala fue rechazando todos los recursos que les planteamos. ¿Por qué? Porque eso es precisamente una decisión estratégica, el departamento de Estado estaba interesado. […] La Sala se ha mostrado en el pasado vulnerable frente a los casos en donde hay una cuestión estratégica y este, de la regla fiscal, es un caso en donde hay una cuestión estratégica, sin duda.

¿Esa resistencia a gravar a los más ricos se traduce en un ataque a la institucionalidad?

ーNaturalmente, como no tocan jamás a los ricos, están quebrados siempre, entonces claro, piden limosna. Van por ahí buscando o haciendo emisiones de bonos, etc. Lo de siempre. Con tal de no tocar los bolsillos de los más ricos, los gobiernos hacen malabares, pero esos malabares se pagan. Es lo que está pasando.

¿Cómo valora la pasada negociación del FEES?

ーEn las universidades hay diferentes criterios, hay criterios más claros, más firmes. Hay otros que son, creo que más temerosos o bien, críticos frente a la conducta de las autoridades universitarias. Hay gente que dice: “Es que la Universidad también ha desperdiciado; también ha cometido errores en la asignación de los recursos, etc.”.

Entonces, el frente universitario no es un frente tan firme, sino que es variable y eso significa que muchas veces la única solución es negociar y aceptar que el Ejecutivo pegue mordiscos importantes a las finanzas universitarias. En realidad, ha habido un retroceso de la posición de las universidades desde hace tiempo para acá. Y ese retroceso significa que hemos olvidado la verdadera posición que la Universidad tenía.

La Universidad había quedado en una posición bastante firme, después de la Constitución del 49 porque tenía un porcentaje fijo. Haber permitido que ese porcentaje se eliminara ya fue el comienzo del problema. […] Era una posición muy firme, de las finanzas universitarias, porque el presupuesto no podía obviar esa regla.

En un cierto momento se abandonó esa regla, se hizo una reforma constitucional. ¿Cómo fue que permitimos que se produjera eso? No hubo un gran movimiento nacional contra esa reforma. Luego viene entonces el establecimiento de un fondo. Se eliminó el 10% pero se estableció la necesidad de que el Estado constituyera un fondo, pero el Estado nunca lo constituyó y no peleamos por eso. En cierto modo, el FEES es la tercera trinchera. Abandonamos dos, el FEES es la tercera y ahí estamos. Ahora, el FEES como trinchera es más débil que las anteriores, porque legalmente ese fondo tenía que haberse constituido, no había ninguna razón para ignorar la ley. Pienso incluso que la conducta del Ejecutivo de negarse a constituir el fondo es ilegal. Sigue siendo ilegal, porque eso no cambió, es decir, eso no se ha eliminado. Simplemente que, de hecho, las universidades aceptaron que ya no tenían fondo y que ahora tenían que negociar, en una posición mucho menos fuerte, el tema de sus finanzas.

¿En los últimos años ese retroceso que usted menciona se acentuó?

ーTambién hay un tema aquí de diseño. […] Aquí, en vez de tener UNA; UCR en Heredia, UCR a Distancia… Una sola universidad nacional abarcando todos los espacios. […] Pero ¿qué pasa? Por politiquería, el padre Núñez montó la UNA. ¿Para qué? Porque Liberación estaba perdiendo la batalla ideológica en la UCR y entonces Liberación quería tener ese bastión ideológico y por eso optó por hacer una segunda universidad. Allí empezamos a transitar por la senda de la pluralidad; senda peligrosa, porque ahora en el grupo de las universidades no hay conformidad. En vez de ser una unidad, donde las cosas se discuten adentro y se tomen decisiones unitarias, hay disensiones y el Gobierno se aprovecha. […] Es un punto de división que los gobiernos aprovechan, como una debilidad del Consejo Nacional de Rectores (CONARE).

¿Qué acciones deben tomar las universidades ante un proyecto como la ley reguladora del FEES, pero también ante un contexto que incluye todo lo que hemos hablado?

ーLa Universidad, así como cualquier ciudadano, puede invocar un régimen vigente, jurídicamente y es la obligación del Estado de constituir un fondo para las universidades. ¿Por qué abandonar esa lucha? El Estado tenía que haberlo hecho. No lo hizo y la Universidad lo aceptó. Pues que no lo acepte más. La Universidad puede hacer una campaña para exigir que se cumpla la legislación. No ha sido derogada, ahí está. Simplemente que, de hecho, fue abandonada por las dos partes. A una parte, naturalmente, le convenía abandonarla, que es el Poder Ejecutivo, para tener entonces más libertad de disponer de los fondos. La otra parte, a quien no le convenía abandonarla, la abandonó también, que es la Universidad.

Claro, pueden decir, “es que ya eso es muy viejo”. No es cierto. Nos van metiendo gato por liebre poco a poco. Con la Covid la Universidad decidió no gastar una suma y entregarla al Ejecutivo, pero no entregarla regalada; con el compromiso de que el Ejecutivo tenía que reintegrárselas. Pues no se las ha reintegrado, no querrá hacerlo jamás. Y ahí estamos. El problema es que a la Universidad no le gusta entrar en un conflicto directo porque pierde clases, porque los alumnos están expuestos a la agresión policial, etc. Entonces, muchos universitarios pacifistas, tratan de evitar esas cosas y por eso entonces llegan a compromisos. Pero es que la Universidad no debe pelear por el nombre de este rector o aquel, debe pelear por el país, debe pelear por el futuro y el futuro debe tener a la Universidad pública presente allí y muy fuerte. Si el futuro es el futuro sin universidad pública, se acabó. Se acabó el Estado costarricense.

¿Qué panorama cree que tienen en frente las universidades públicas durante estos cuatro años de gobierno que le quedan a este Ejecutivo?

ーLa única fuerza que la Universidad tiene es la razón. Esa razón hay que hacérsela ver al país y en eso la Universidad tiene que tocar las campanas fuerte para que toda la comunidad esté alerta y esté consciente. La gente no sabe de esta problemática. ¿Por qué no hay una fuerte campaña de difusión? De esos problemas, de las razones que la Universidad tiene, de la historia de todo esto, para que el pueblo tome conciencia. […] Las universidades tienen que levantar esas banderas y no bajarlas. Mantenerlas, porque si no se lleva conciencia al pueblo, esto y muchas otras cosas peores van a venir.

Es bastante complicada e incierta la posición de la Universidad…

ーClaro, es que la situación educativa del país es muy precaria. Yo lo veo con mis alumnos. Tengo alumnos en la facultad que son muchachos de primer año, de segundo, y uno les pregunta por cualquier cosa que está en ese momento agitándose, que se está discutiendo y no tienen la menor idea. ¿Cómo es posible que hemos llevado a la juventud a ese abandono total de los problemas nacionales? Como si ellos fueran de la luna. Esa falla hay que cubrirla de algún modo. O sea, tenemos que inventar una táctica que nos lleve a interesar a toda esa gente y yo creo que hay devolver los ojos a ese momento del TLC, porque es positivo. Porque ahí vimos un pueblo consciente, movilizado. Eso se puede conseguir de nuevo.

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