Universitarias Tras la tormenta tropical

Voluntarios de la UCR valoran a comunidades afectadas por Nate

Un grupo de profesores y estudiantes de Ingeniería Civil de la UCR donan su tiempo a evaluar las principales comunidades afectadas.

Las huellas que dejó el paso de la tormenta tropical Nate en el país aún son visibles. 11 personas fallecidas, 11.700 albergados y cuantiosos daños en infraestructura fueron el saldo del paso devastador de Nate el pasado mes de octubre.

Casi tres meses después de la tormenta, las principales comunidades afectadas siguen intentando recuperarse con la ayuda de varias organizaciones y grupos. Uno de estos es un equipo de voluntarios conformado por profesores y estudiantes de la carrera de Ingeniería Civil de la Universidad de Costa Rica (UCR), que trabajan en la evaluación geotécnica e hidrológica de las zonas afectadas.

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Los profesores y estudiantes voluntarios trabajan en evaluar las zonas afectadas para plantear recomendaciones de posibles reestructuraciones sostenibles.

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“La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) había pedido colaboración de la U en lo que era el apoyo a la evaluación de los impactos de la emergencia Nate. En ese momento cada unidad académica hizo sus propuestas de aporte y, en el caso particular de nosotros, nuestra propuesta fue colaborar con la evaluación de los impactos que tuvo la tormenta en diferentes zonas del país. La priorización de las zonas a evaluar nos la dio la CNE”, indicó Paola Vidal, coordinadora del proyecto.

Los voluntarios de la UCR utilizaron también un dron para observar y documentar desde el aire las zonas afectadas.

La evaluación que realizan estos voluntarios se hace en varias líneas. En primer lugar, revisan cómo quedó la zona y qué tanto daño se produjo. Luego de eso se evalúan las áreas impactadas y las zonas que hayan quedado en riesgo, como con deslizamientos potenciales o ríos que hayan cambiado su cauce. De igual forma evalúan también los impactos que podrían dispararse a futuro. Por último, la idea del trabajo es plantear una serie de recomendaciones para una reestructuración sostenible.

Este último punto es el más importante, ya que, de acuerdo con Vidal, en nuestro país pasa mucho que las reconstrucciones o rehabilitaciones que se hacen en las zonas afectadas son muy “apagafuegos” y por esto se ve que siempre se les inunda la vivienda a las mismas personas.

“La idea entonces es tomar toda esta información que se está levantando y, en coordinación con la CNE, realizar un plan de rehabilitación de estas estructuras o zonas que puedan ser más sostenibles en el tiempo y que no vayan a ser igualmente afectadas cada vez que haya un evento climático de este tipo” aclaró.

Trabajo en las comunidades

A razón del cambio climático y de diferentes condiciones que suelen afectar al país, eventos como el del huracán Otto y la tormenta tropical Nate van a ser más frecuentes, por lo que las áreas impactadas van a tener afectaciones con más frecuencia en el tiempo.

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Algunas de estas zonas son: Monteverde, Acosta, Bagaces, Cañas, Sardinal, Abangares, Nandayure y Parrita.

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La idea del trabajo que realizan estos voluntarios (grupo conformado por alrededor de seis profesores y 60 estudiantes) es evaluar de manera correcta las principales comunidades afectadas para determinar si es viable reconstruir en ellas o cuáles medidas se deben tomar.

Hasta el momento se han hecho evaluaciones en: Monteverde, Acosta, diferentes zonas de Guanacaste como Bagaces, Cañas, Sardinal, la zona del Coco y Abangares; algunas visitas a la zona Sur, Nandayure y Parrita están pendientes.

En estas comunidades lo que se hace es clasificar la afectación según la información que remite la Comisión Nacional de Emergencias y los comités locales de emergencias, determinar cuáles son los especialistas pertinentes para la evaluación que se vaya a hacer, recabar la información que sea necesaria y plantearle una serie de recomendaciones a la Comisión.

De acuerdo con Paola Vidal, estas recomendaciones en muchos casos consisten en ampliar estudios porque con una visita o con los análisis de campo que se hacen, a veces de manera preliminar, no es suficiente para tomar decisiones o medidas definitivas, por lo que en ese caso lo que se plantean las recomendaciones de estudios adicionales y algunas soluciones a corto plazo que se pueden ir ejecutando para tratar de resolver las afectaciones.

“Tenemos el problema de que generalmente cuando hay un tipo de riesgo lo más fácil para la Comisión muchas veces es decir ‘aquí hay un problema, hay que eliminar el riesgo y cambiar a esta gente de lugar’, por ejemplo; pero hay que pensar en todo el problema social de trasfondo que tiene esa situación”, expresó la coordinadora.

“Usted no puede agarrar todo un pueblo completo y llevárselo, más si es gente que tiene 30 o 40 años o toda la vida de vivir ahí. Entonces en algunos casos también ha sido en qué condiciones se pueden rehabilitar esas zonas: si hay que hacer mejoras, si hay que hacer inversiones, medidas de protección, etc. Eso también va dentro de la línea de lo que se está analizando”, agregó.

Para colaborar con este trabajo los estudiantes voluntarios se dividen en diferentes áreas: la realización de informes, las giras, la elaboración de análisis, correr modelos y demás. Junto a ellos, los profesores voluntarios se encuentran especializados en aguas, la parte sanitaria y la parte geotécnica.

Planes de colaboración a futuro

Gracias a la respuesta e iniciativa que han tenido profesores y estudiantes de Ingeniería Civil para ayudar en la emergencia, surgió la idea de crear una especie de comité que pueda tener comunicación directa con la Comisión Nacional de Emergencias.

La idea con esto es que la comunicación entre ambos se pueda dar de manera continua y no solo para este tipo de eventos, sino también para trabajar en zonas que ya están identificadas como vulnerables en el país.

“Queremos tener una plataforma que en casos como el de la tormenta Nate pueda brindar colaboración con mayor facilidad a la Comisión”, señaló Vidal. Para esto buscarían que la CNE, por ejemplo, les brinde capacitación a sus estudiantes sobre la forma en que atienden las emergencias o la plataforma que manejan para su atención.

Si el proyecto se llega a concretar, la idea sería también buscar la ayuda de los mismos especialistas en ingeniería civil para capacitar a los estudiantes sobre las diferentes herramientas que se utilizan en la evaluación de la afectación, las condiciones que hay que considerar en las visitas de campo, el manejo de los datos, la elaboración de los informes y demás, para poder dar una respuesta más rápida y completa ante una emergencia.

“La CNE está muy satisfecha con el apoyo brindado y espera que este apoyo continúe; de manera que, el enfoque sostenible que se le está dando a los procesos de reconstrucción por los impactos de la tormenta Nate, se pueda sistematizar para que la infraestructura pública sea menos vulnerable a los fenómenos naturales que afectan el país”, concluyó Rafael Oreamuno, otro de los profesores involucrados en el proyecto.

 

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