En Costa Rica, muchos de los niños y niñas sufren de obesidad. Para contribuir a la prevención de esta enfermedad, la Escuela de Nutrición de la Universidad de Costa Rica (UCR) desarrolló el programa “Póngale Vida”, el cual busca promover un estilo de vida saludable en esta población.
Desde su creación en el 2009, el modelo ha ayudado a más de 7.000 escolares de cantones con altos índices de obesidad infantil al integrar planes de alimentación saludable y actividad física a su currículo escolar, sin que represente una inversión de tiempo adicional para estudiantes y docentes.
“Póngale Vida” se implementa por medio de estrategias en los escenarios más influyentes en el desarrollo integral de los menores: el aula, la escuela, la familia y la comunidad.
Para esto, se ha capacitado a más de 600 docentes, personal administrativo y de comedores administrativos, así como 75 líderes comunitarios y más de 30 madres de familia en lugares como La Unión, Turrialba y la Zona de los Santos.
En las aulas se utiliza una guía para el docente, así como hojas de trabajo semanal que incluyen mensajes sobre alimentación saludable y propuestas de juegos que se pueden realizar durante 15 minutos para promover la actividad física.
Además, se brinda un planificador diario con mensajes para cada día del año lectivo que promueven el consumo de alimentos de cosecha dentro de la alimentación diaria y se da la oportunidad de participar en talleres con el apoyo de estudiantes de la Escuela de Nutrición.
A nivel de escuela, el programa incluye el monitoreo de las sodas y comedores, los cuales han terminado en el cierre de algunos de estos espacios, así como la implementación de una estrategia para crear recreos más activos y evitar el sedentarismo.
Por otro lado, los “Domingos Familiares” en las comunidades pretenden la integración de la familia al modelo a través de talleres de capacitación sobre las actividades planteadas en el programa y regulación de los tiempos de comida que los niños hacen durante el día.
Xinia Fernández, encargada de esta iniciativa, comentó que se ha identificado que el problema de la obesidad en los niños se agrava con la edad y se dispara con el paso de preescolar a primer grado, además de que tiene niveles alarmantes en aulas con niños con discapacidad cognitiva.
“A través de las evaluaciones realizadas se pudo identificar que los niños y las niñas consumen hasta cinco tiempos de comida antes de mediodía. Esto se traduce en una ingesta superior a la que los niños y las niñas necesitan, lo cual se traduce en ganancia de peso”, informó Fernández.
A estos factores, Fernández les agregó el sedentarismo provocado por la tecnología, la inseguridad ciudadana y la carencia de espacios públicos para la recreación, así como los estilos de vida en los que se cocina menos en casa y se depende de alimentos procesados y comidas fuera del hogar.
Por esto, el modelo “Póngale Vida” involucró el esfuerzo conjunto de instituciones como el Ministerio de Educación Pública (MEP), el Ministerio de Salud, las Juntas de Educación y los comités de nutrición de cada escuela.
En los últimos tres años, el programa ha contado con la colaboración de más de 100 estudiantes de la carrera de Nutrición como parte de sus cursos, proyectos de tesis o incluso algunos trabajos comunales universitarios.
Actualmente, el programa ha contribuido a la reducción de los índices de obesidad en un 10% y a la mejora de la salud en cantones como Santo Domingo de Heredia.
Asociados a “Póngale Vida”, ahora una marca registrada, se encuentran proyectos de acción social como el Programa Nacional de Comedores Estudiantiles del Ministerio de Educación, relación que permitirá controlar el aporte que tiene la alimentación complementaria en la ganancia de peso de sus beneficiarios.
A nivel de comunidades, se han capacitado líderes para promover el empoderamiento de las organizaciones que deseen participar del desarrollo tanto de los “Domingos Familiares” como de iniciativas que permitan mejorar el ambiente físico y alimentario de la comunidad.
Las municipalidades forman parte de las entidades que colaboran con el financiamiento del proyecto, a las cuales se les suman las intervenciones escolares y comunitarias provenientes de instituciones como el Fondo Concursable para el Fortalecimiento de la relación Universidad-Sociedad de la UCR, empresas privadas y coordinaciones con las oficinas regionales y locales del MEP.
