Universitarias Proyecto de Educación Abierta se imparte en el Recinto de Golfito

UCR brinda oportunidad de concluir secundaria a habitantes de Golfito 

Las tres regiones que en el 2017 registraron, a nivel nacional, el índice más alto de deserción fueron la Huetar Atlántica, Pacífico Central y Chorotega.

El Recinto de Golfito de la Universidad Costa Rica (UCR), en coordinación con el Ministerio de Educación Pública, ofrece a la comunidad el Proyecto de Educación Abierta (PEA), que busca que las personas mayores de edad de este cantón concluyan sus estudios secundarios y obtengan el título de bachillerato.

De acuerdo con Heidy Ávalos Fernández, encargada del proyecto, esta iniciativa surge a raíz de que Golfito es el cuarto cantón a nivel nacional con el índice de deserción más alta en secundaria.

“Tenemos una población que es de riesgo, puesto que se encuentra en una zona costera y muy cercana a la frontera, estas zonas se caracterizan por ser de riesgo”, explicó.

El PEA fue uno de los 16 proyectos de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS) que ganó los Fondos de Regionalización Conare del año 2017, por lo que dio inicio el año anterior y se extenderá hasta el 2020.

La Iniciativa

“Este proyecto surgió como una necesidad que tenía la (Sede) Rodrigo Facio, puesto que hubo una modificación en el Reglamento de Trabajo y todo el personal correspondiente a guardas de seguridad no tenía bachillerato. Entonces, en el momento en que se modifica, estas personas corrían el riesgo de quedar fuera de la universidad”, explicó la encargada.

Según Ávalos, con el fin de responder a dicha necesidad, el proyecto nació en la Escuela de Trabajo Social y tiene alrededor de 12 años de estarse ejecutando en la sede Rodrigo Facio. La mayoría de estudiantes, según indicó, se encuentran entre el rango de 19 y 25 años de edad, pero también hay personas de 30, 40 y 50 años.

En el proyecto se imparten tres materias de los meses de marzo a setiembre y, posteriormente, de octubre a marzo las otras tres materias. La encargada del PEA aseguró que es el único proyecto a nivel nacional que tiene esta modalidad.

“¿Por qué nosotros lo trabajamos de esta manera? Porque consideramos que es saturar al estudiante. Es un estudiante que tiene responsabilidades, dígase trabajo, hijos, cuido de familiares. Entonces, si lo saturamos con muchas materias es menos probable que alcance su objetivo”, enfatizó.

La encargada del PEA comentó que el proyecto tiene la particularidad de que se realizan giras de campo para profundizar en el aprendizaje visto en el aula y que se ofrecen tutorías con estudiantes de Trabajo Comunal Universitario (TCU) del recinto. Las materias que se imparten son: Español, Matemática, Estudios Sociales, Biología o Ciencias, Cívica e Inglés.

“Iniciamos el año anterior con bachillerato y sétimo, este año estamos proyectando abrir sétimo, octavo, noveno y bachillerato. Los precios –de los exámenes del MEP- van desde ₡3.500 hasta ₡5.700 de acuerdo al nivel: sétimo, octavo, noveno. También, estudiantes de TCU realizan talleres de informática e inglés para brindar una herramienta adicional”, aseguró Ávalos.

La encargada contó que la divulgación del PEA en la zona la han hecho a través de volanteo, perifoneo y redes sociales. En este momento, mencionó, tienen matriculados seis grupos: español, cívica y biología para bachillerato y español, cívica y ciencias para sétimo.

La matrícula se realiza por materia y es completamente gratis, los únicos costos que el estudiante debe abarcar son los exámenes del MEP y ₡7.500 por concepto de póliza estudiantil. Por cada materia, los estudiantes deben ir dos horas por semana a lecciones.

Vínculos con instituciones

“Existe un programa que tiene el MEP que es el de Educación de Personas Jóvenes y Adultas, a este es que nosotros nos encontramos adscritos. Entonces, el vínculo inicial se realizó desde la Escuela de Trabajo Social con el proyecto de educación abierta en la Rodrigo Facio”, señaló Ávalos Fernández.

La encargada del PEA aseguró que el MEP aporta a los profesores para que impartan las materias y que la UCR brinda el espacio físico y acompañamiento de estudiantes durante todo el proceso. También, mencionó que el objetivo es que el proyecto continúe aún después del 2020.

El PEA, según asegura su encargada, tiene vínculos con el programa Empléate del Ministerio de Trabajo, con la Municipalidad de Golfito, entidades que les refieren personas del cantón que tengan la necesidad de culminar sus estudios secundarios.

Indicó que también buscan generar un enlace con el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) para que los estudiantes del PEA se puedan beneficiar económicamente a través del proyecto Puente al Desarrollo.

“Hemos visto que hay personas que no tienen los recursos para cubrir estos exámenes o vienen a clases por tres materias, pero solo pueden pagar una o dos”, agregó.

Otro vínculo que tiene el PEA es con la Fuerza Pública. “Lo que buscamos es que nos brinden población o estudiantes, porque muchos de los policías solamente tienen noveno. El requisito para trabajar en la Fuerza Pública es noveno año aprobado”, comentó la encargada.

En Costa Rica, los desertores tardíos son jóvenes de 18 a 21 años que no asisten al sistema educativo formal y que lograron aprobar al menos un año de la educación secundaria, pero no la completaron. De acuerdo con el Compendio estadístico 2018 del Estado de la Educación, en el 2017 las zonas rurales registraron la cifra más alta de desertores tardíos.

Las tres regiones con los índices más altos a nivel nacional son: Huetar Atlántica con 23,2 puntos porcentuales, Pacífico Central con 14,7 puntos porcentuales y la Chorotega con 14,2 puntos porcentuales.

Estudiante beneficiado

Jeffrey Juárez Bejarano es uno de los estudiantes que desde inicios del año anterior ha formado parte del PEA. Concluyó el colegio, pero le faltó obtener su título de bachillerato. Tiene 25 años y es de la zona indígena de Punta Burica, cerca de la frontera con Panamá.

“Lo que duré fueron seis meses en el curso, después con respecto a la huelga y eso me quedé varado, no continuó la clase. Estuve llevando materias para bachillerato: Estudios Sociales, Matemáticas e Inglés, pero por aspectos de la economía y eso, solo pude pagar dos materias que fueron Matemáticas e Inglés”, comentó el estudiante.

Juárez asistió al Liceo Rural de Alto Conte y de momento trabaja en agricultura. El estudiante mencionó que iba los sábados a clases y que gastaba entre ₡12.000 y ₡15.000 en transporte, desde su casa hasta Golfito, y alimentación. También, aseguró que se le dificultó terminar sus estudios por la lejanía del colegio y porque no había profesores para cada materia.

“Para agarrar el bus, que sale a las siete de la mañana, tenía que salir –de la casa- a las tres de la madrugada. Había momentos que podía viajar en algún carro o moto, pero igual me cobraba de ₡5.000 en adelante para poder agarrar el bus que me trasladaba a la zona de Golfito”.

“Solo los sábados iba a clases. Tengo que cruzar mínimo tres ríos para poder agarrar el bus. Aproximadamente, camino cuatro horas. El camino es una calle de lastre. En época lluviosa, cuando está el río crecido uno no se puede arriesgar, pero cuando baja sí se puede cruzar”, contó el estudiante.

El estudiante explicó que el último bus de Golfito a Sumari de Conte sale a las tres de la tarde; si tiene la oportunidad de subir en motocicleta o en carro llega a su casa aproximadamente a las seis de la tarde, pero si sube caminando, su llegada rondaría entre las ocho o diez de la noche.

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