Universitarias

Salas de lactancia en la UCR admiten a funcionarias; pero restringen a estudiantes

El Trabajo Final de Graduación de estudiantes de enfermería muestra que las principales usuarias son las funcionarias, mientras que a las estudiantes se les niega el acceso, porque solo son para trabajadoras.

Estudiantes madres de la Universidad de Costa Rica (UCR) reclaman que el uso de las salas de lactancia materna se les ha negado en varias ocasiones; la justificación que les dan es que estas son exclusivas para funcionarias de la Universidad, no para estudiantes.

Además, muchas estudiantes alegan que es difícil acceder a las mismas, pues no tienen información sobre dónde se encuentran y qué deben hacer para solicitarlas. Asimismo, las salas suelen estar cerradas y solo las puede utilizar una persona a la vez.

Cuando no pueden ingresar a estos espacios, las alumnas se ven obligadas a reportar que usan baños, bodegas, aulas vacías, sus carros o se van a sus casas, pero que ninguno de estos espacios es cómodo o adecuado para la extracción de leche.

Esta información fue parte de los hallazgos de tres estudiantes de Enfermería; Edwin Moya, Daniela Nelson y Katherine Zamora, quienes realizaron su trabajo final de graduación sobre las experiencias de las madres usuarias de las salas de lactancia de la Sede Rodrigo Facio.

Para su investigación, los estudiantes entrevistaron a 14 usuarias, 12 funcionarias y 2 estudiantes. Al intentar reducir esta diferencia, se dieron cuenta que a las alumnas se les había negado la entrada o se les complicaba usarlas por diferentes motivos.

“Lo que me tocaba hacer era ir al baño, dos veces una profesora me vio y me prestó la oficina. Otras veces me tocaba aguantarme. Me sentía incómoda de hacerlo en el baño e impotente de no poder movilizarme” Alexandra Rodríguez.

“Publicamos en las páginas de la U, para ver si conseguíamos a alguna estudiante, cuando contactábamos a alguien, nos decían ‘lo intenté, pero nunca me dieron el permiso’”, comentó Zamora sobre el proceso de reclutamiento.

Alexandra Rodríguez fue una de las estudiantes que tuvo una experiencia negativa. En el 2019, cuando se encontraba en periodo de lactancia, no pudo utilizar ninguna de las salas que tiene la Universidad.

Primero, porque en su facultad, Educación, no hay; segundo, porque cuando preguntó, la enviaron a utilizar la sala de Agronomía porque se supone es la más cercana, pero esta no existe; y tercero, porque no podía ir de un edificio a otro por el horario.

“Lo que me tocaba hacer era ir al baño, dos veces una profesora me vio y me prestó la oficina. Otras veces me tocaba aguantarme. Me sentía incómoda de hacerlo en el baño e impotente de no poder movilizarme” dijo Rodríguez sobre su experiencia.

Lisbeth Matarrita, tuvo una experiencia mixta, ya que usó con frecuencia la sala de la Facultad de Nutrición sin ninguna prohibición, pero no pudo utilizar la del edificio Administrativo A, ya que no le dieron el permiso.

Matarrita contó que por consejo de las encargadas de la Casa Infantil Universitaria (CIU), solicitó la de Nutrición, debido a que era la más cerca a la CIU, y así podía dejarle leche fresca a su hija. En este lugar, respectivamente, solo se la negaron una vez, porque la estaba utilizando otra persona, pero le dieron acceso a otro espacio.

Sin embargo, un día intentó acceder a la del edificio Administrativo A, antes de ir a dejar a su hija a la CIU, cuando la solicitó, le dijeron que esta era solo para funcionarias y que no se la podían prestar. Matarrita dice que no insistió, sino que lo aceptó y se fue a Nutrición, donde nunca tuvo ningún problema.

Mientras tanto, hay estudiantes que no han tenido muchas dificultades, como María Jesús Dolanescu, estudiante de derecho, quien logró utilizar la sala de lactancia de esta facultad.

Dolanescu recuerda que nunca se le prohibió la entrada por ser estudiante, pero que a veces era difícil, ya que tenía poco tiempo entre clase y clase, y perdía tiempo mientras trataba de encontrar al encargado de abrir la sala o porque alguien más estaba usándola.

“Hay que pedir las llaves y firmar una boleta, pero si alguien más la está utilizando, no se puede utilizar. Siento que nunca debería de estar cerrada, debería de estar abierta para el momento en que una la necesite”, mencionó Dolanescu.

A pesar de esto, los administradores de las salas aseguran que el acceso es igual para estudiantes y funcionarias. Olga Lizano, la encargada del espacio en la Facultad de Ciencias Sociales, mencionó que ellos nunca les han negado el acceso a estudiantes, a menos de que la sala estuviera ocupada, y que tienen registradas 7 ocasiones en que la utilizó alguna.

A su vez, Paola López, recepcionista del Decanato de Letras, comentó que ellos tampoco les niegan el uso a madres estudiantes. Desde el 2019, año en que se habilitó, tienen registro de una estudiante que la usó con regularidad.

En ambos casos, para utilizarla solo tienen que solicitar la llave, si está desocupada, pueden entrar. López mencionó que ellos manejan horarios, por lo tanto, aconseja reservar con anticipación, pero que el acceso es abierto a quien la necesite.

En la Sede Rodrigo Facio hay 13 salas de lactancia materna, de estas, la más completa es la de Odontología, y la que menos cumple con los requerimientos legales es la de Radioemisoras UCR, que solo cuenta con un lavatorio cercano, pero ninguna cumple por completo lo estipulado por la ley, según la investigación de los estudiantes de enfermería.

Ante esta situación, las estudiantes madres reclaman que la Universidad no conoce por completo las necesidades que ellas tienen, y que no existen protocolos que les ayuden a solventar esas necesidades, pues muchas veces van más allá de tener un espacio donde dar amamantar a sus hijos o hijas.

 

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