Redistribución energética, uso de biocombustibles y movilidad vial se presentan como los tres principales retos del actual y los futuros gobiernos para alcanzar una verdadera descarbonización de la economía.
Esta fue una de las conclusiones a la que llegaron el panel de Expertos UCR este pasado miércoles en el “Foro sobre descarbonización del sector transporte, una perspectiva UCR hacia los objetivos de desarrollo sostenible”, evento que reunió a investigadores y especialistas con autoridades gubernamentales para dialogar sobre el futuro del panorama energético en Costa Rica.
En 2016, el mayor consumo de energía secundaria provino de derivados del petróleo (73,2%), seguidos por la electricidad (24,4%) y el coque (2,4%), así lo muestra el Informe del Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible del 2017.
El mismo informe también muestra un aumento en la compra de combustibles fósiles en un 6,4% con respecto al año anterior y, dentro de ese grupo, el diésel y las gasolinas también mostraron un crecimiento anual promedio superior al registrado en la última década.
De acuerdo con Cindy Torres Quirós, profesora e investigadora de la Escuela de Química, la dependencia energética del país en hidrocarburos evidencia la necesidad de reestructurar el sector energía de manera permanente.
Torres hizo especial énfasis en el impacto que tienen dichos hidrocarburos en el sector transporte y en la importancia de que las empresas distribuidoras de energía empiecen a generar nuevos modelos de negocio, utilizando ventajas competitivas como la alta producción de biomasa del país.
En este aspecto, el profesor Julio Mata Segreda, también de la Escuela de Química, añadió que la idea de incorporar etanol en la producción de biocombustible fósil ha estado en el panorama nacional por más de 30 años, pero, debido a presión de diversos grupos, su implementación aún no es una realidad.
Estos cambios también son impulsados por la dinámica de producir energía propia, proceso conocido como democratización de la energía, donde la generación fotovoltaica toma la delantera.
Cindy Torres abogó por un sistema energético en donde la investigación se convierta en base para la producción a nivel nacional. “La idea es poder elaborar un abanico de energías integradas que vengan a satisfacer los retos que tenemos”, concluyó la investigadora.
En respuesta a estas declaraciones, Irene Cañas, presidenta del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), señaló que, aunque no se cuenta con un plan integral para reformar el sector energía, la institución se ha unido junto con el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) para la firma de acuerdos sectoriales en aras de cumplir con los acuerdos de París firmados por el Gobierno de la República tres años atrás.
Con respecto a la descarbonización, el ICE desarrolla su estrategia en dos aristas: transporte eléctrico y digitalización y simplificación de trámites. De acuerdo con su jerarca, el ICE está trabajando en conjunto con el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) en los proyectos del tren rápido de pasajeros y el tren eléctrico limonense de carga, el cual funciona actualmente en un tramo de 96 km.
Por último, la actual jerarca del ICE afirma que, aunque es necesario reinventar el negocio de las empresas distribuidoras debido a nuevas redes inteligentes y procesos de democratización energética, no ve como una alternativa la adopción de la energía fotovoltaica dentro del marco energético nacional.
Para Cañas, la adopción de paneles solares para generar energía no tiene sentido ya que se estaría desplazando energía renovable debido a la matriz existente en el país. De la misma manera, confirma que encarecería el sistema para el resto de los usuarios debido a un desfase tarifario.
Para resolver este problema, en el Plan Nacional de Energía (2015-2030) se aconseja cambiar a un modelo de tarifas horarias en donde se establece el costo dependiendo del momento del día en el cual se consume dicha energía.
“El tema ambiental de los paneles solares es un discurso válido para cualquier otro país, menos para Costa Rica”, concluyó Cañas.
No obstante, la principal fuente energética de Costa Rica son todavía los derivados del petróleo, que representan un 66% del consumo total según el Plan Nacional de Energía (2015-2030).
De acuerdo con Jimmy Fernández, Jefe del Departamento de formulación de proyectos de Refinería Costarricense de Petróleo (Recope), el consumo de hidrocarburos se ha mantenido constante por más 18 años con un crecimiento anual de entre un 2% y 3%. Para Fernández, el problema yace en que no han existido incentivos para detener su crecimiento.
Este aspecto repercute directamente en la cantidad de emisiones registradas en el país. De acuerdo con el Plan Nacional de Energía (2015-2030), el sector transporte es responsable del 54% de emisiones del CO2 a nivel nacional.
Este panorama recae en el hecho de que por los últimos 20 años se ha apostado por un modelo de movilidad dependiente del uso de combustible fósil, según lo ve Henry Hernández, profesor e investigador del Programa de Ingeniería de Transportes del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Laname).
La alternativa lógica a este problema, según Hernández, es la implementación de la bicicleta como principal medio de transporte, hazaña que, reconoce, solo podrá llevarse a cabo de la mano de una serie de políticas públicas que incluyan la promoción de una movilidad activa, construcción de infraestructura, campañas de concientización y el uso de medios de transporte intermodales.
Además de la ganancia en cuanto a emisión de gases, el uso de la bicicleta traería consigo una mejora general de la salud poblacional, así como un descenso intensivo en cuanto al uso del espacio, indicó el experto.
Del lado del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), Yamileth Álvarez, funcionaria de la Dirección de Planificación Sectorial, concordó con que el tema de planeación es fundamental a la hora de priorizar usos de transporte alternativos. “Deberíamos formular proyectos para que contengan el componente de descarbonización desde el principio”, afirmó Álvarez.
Como medidas adicionales, la funcionaria reveló que el MOPT está apostando por seguir con el proceso de sectorización del transporte público, además de la planificación y ejecución del tren eléctrico de pasajeros.
Los tres funcionarios participantes del foro indicaron que se tendrán que dar una serie de transformaciones institucionales para poder alinear a Costa Rica con los estándares internacionales de descarbonización. De la misma manera, concordaron en que todos los procesos se deben manejar de forma integral.
En el caso del ICE, Irene Cañas destacó que la compra de nuevos vehículos y la implementación de estaciones de carga y políticas institucionales ecológicas marcan los lineamientos para un nuevo marco energético.
En cuanto al MOPT, Yamileth Álvarez aseguró que el proceso de sectorización avanza de manera considerable y que existe un mejor ambiente para discutir los temas tarifarios con los proveedores, en comparación con años anteriores.
Por último, Jimmy Fernández, de Recope, indicó que las mismas políticas de la empresa abogarán por una disminución en la distribución del crudo, así como una posible utilización de etanol en la elaboración de biocombustibles.
Sin embargo, también advierte que estos cambios requerirán del apoyo de sectores como el importador, el comercial y el agroindustrial, los cuales se han mostrado en contra de desarrollar alternativas a los derivados del petróleo convencionales en el pasado.
“Vamos hacia un giro, pero no sabemos qué tan rápido va a ser y cuál será su costo”, resumió Fernández.