Circulan mensajes alarmantes sobre el volcán Turrialba, sin embargo los informes muestran que la actividad volcánica del coloso se mantiene baja y la gestión de riesgos contempla como territorio letal solo 5 km de radio desde el cráter.
El Volcán Turrialba se reactivó después de pasar más de un siglo inactivo y se encontró con una generación dividida entre quienes tienen las erupciones de la década de 1960 como su única referencia de actividad volcánica y aquellos que por primera vez ven despertar a un volcán. Esta generación y el miedo que rodea la creciente actividad ha permitido que, junto a los índices geológicos, subiera también el alarmismo y el chisme.
A pesar de que la actividad del Volcán Turrialba se hizo visible hasta su primera erupción en el 2010, en realidad este empezó a salir de su estado de reposo casi desde los años noventa, con actividad sísmica y fumarolas. El proceso se aceleró en el 2007, cuando los investigadores encontraron rastros de gases de tipo magmático en las fumarolas.
Entre el 2010 y el 2013 las erupciones eran anuales y puntuales. En el 2014 da un giro importante en la actividad con una erupción que ensancha el cráter, facilitándole al volcán hacer erupción y cambiar el patrón anual a uno de ciclos eruptivos. De ahí en adelante el macizo se ha alimentado de energía y su actividad ha ido creciendo hasta llegar a columnas de 4.000 kilómetros de altura.
En un trabajo interdisciplinario, la Red Sismológica Nacional (RSN) y el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) analizaron los registros históricos de la anterior actividad del volcán, documentada en las crónicas de los naturalistas entre 1864 y 1866.
Las semejanzas entre las muestras de material fresco de las últimas erupciones y las de las emisiones de esa actividad indicarían que los escenarios a esperar también tendrían una magnitud similar. A partir de esta referencia, los investigadores esperan columnas de entre cinco y diez kilómetros de altura.
Gerardo Soto, geólogo con especialidad en vulcanología, analizó las amenazas para realizar un mapa de peligros en el que establece un anillo de dos kilómetros como zona de máximo peligro. En este radio se prevé la caída de bloques mayores a un metro, a un margen de cinco kilómetros con bloques del tamaño de un puño.
Mauricio Mora: “El impacto mayor sería la ceniza”
¿Qué síntomas en un volcán indican una posible erupción? ¿Cuáles ha tenido el Turrialba?
-Es la primera vez que estamos documentando, va a quedar mucho para la historia porque en realidad en las dos erupciones que hemos tenido (Irazú 1963-1965, Arenal 1968), esas etapas no se pudieron documentar a nivel técnico, con la tecnología y el conocimiento científico que tenemos ahora. Entonces en el caso del Turrialba ha sido una etapa de aprendizaje, no ha sido sencilla la lectura de precursores, sobre todo porque cada ciclo cambia. A nivel interno es un paso más, entonces lo que más se ha logrado ver son cambios en ciertos números de señales sísmicas pero algunas de las últimas erupciones no han tenido precursores, son bastante repentinas. Probablemente esto sea por los cambios físicos que ya ha tenido el volcán. Ha sido un proceso complejo, hubo también señales de erupción que no necesariamente terminaron en actividad.
Sobre los sismos, ¿qué capacidad real tiene un volcán como el Turrialba?
-En realidad sí puede haber actividad sísmica asociada con un volcán. Hay un tipo de actividad sísmica que tiene que ver con la circulación de fluidos a través de fracturas ya sea por magma o gases. Cuando el magma calienta un acuífero esa agua se evapora, corre el calor y sale justamente el vapor de agua y gases, eso es a lo que le llamamos fumarolas. Todo esto corre a través de grietas y fisuras. Existe toda una gama de actividad sísmica que es provocada por la expulsión de fluidos, pero es una actividad de muy baja energía, casi que solo se capta por los sensores. Cuando ya hay cierta presión interna y mucha actividad sí puede generarse cierto movimiento que la gente que vive cerca puede percibir pero son de muy baja magnitud.
Ahora, hay otro conjunto de sismicidad que es lo que llamamos volcano-tectónica que tiene que ver cuando hay ruptura en el edificio volcánico o que se mueven fallas que cortan el edificio volcánico debido al ascenso magmático, que para salir necesita abrirse paso en el interior, por lo tanto genera fallamientos dentro del volcán y eso genera sismos tectónicos. Estos últimos difícilmente van a superar una magnitud de 5 o 5,5 que es lo que hemos tratado de explicarle a la población; dejar claro que son magnitudes pequeñas y son de poca longitud. La magnitud de un sismo depende mucho del tamaño de la falla, del potencial de ruptura y en este caso las fallas que cortan volcanes son muy limitadas en longitud y profundidad y por eso no se relacionan con sismos grandes. Un terremoto de magnitud 8 es imposible, no pasa de 5.
¿Qué efectos va a tener el volcán sobre la población?
-Probablemente lo que más llegue a afectar sea la caída de ceniza, algunos pueden recordar todavía la erupción del 63 que implicó caída de varios centrímetros de ceniza por la actividad persistente durante dos años. No es que durante esos dos años 24/7 caía ceniza si no que era una actividad persistente que provocaba acumulación de ceniza. Lo que sucede ahora es que la vulnerabilidad ha aumentado, a nivel de salud estamos un poco más enfermos porque la contaminación nos ha hecho más alérgicos, tenemos mayor densidad de población en la capital y en general somos muchos más, y también hay mucha más tecnología y esta se va a ver especialmente afectada. El impacto mayor sería la ceniza, los peligros letales están más circunscritos a la zona del volcán. Si eventualmente hubiera una actividad más fuerte, no solo se evacuaría, sino que también se cerraría ese radio de 5 kilómetros, pero hasta el momento la actividad no ha dado para eso. Las coladas de lava tampoco van a afectar, no es como en las películas, estas coladas se quedan en el edificio volcánico.
Desde el punto de vista Geológico y en comparación con erupciones de otros países, ¿qué proporción tiene la actividad del Turrialba?
-Por el momento la actividad es pequeña. Hay una forma de cuantificar el tamaño de las erupciones que es a través del Índice de la Actividad Volcánica. Este índice se describe del uno al ocho, de pequeña, moderada, mediana, grande. En vulcanología se clasifica según el tamaño de la columna eruptiva, entonces tenemos por ejemplo las erupciones que ocurren en Hawaii que tiene coladas de lava pero no erupciones o columnas altas, de ahí hay varios niveles en los que la comuna aumenta y por lo tanto representa a un volcán cada vez más explosivo.
El Turrialba ha tenido desde estrombolianas, hasta suprenianas y prinianas. Entonces hay una caracterización en volumen de material obtenido, el tamaño de la columna eruptiva, cuánto dura, si la troposfera o la estratosfera. Generalmente de acuerdo con lo que se tiene de historia eruptiva del Turrialba y del Arenal, siempre se han mantenido en una actividad máxima de tres o cuatro. Las erupciones más recientes a lo sumo tienen un índice de uno y tal vez dos.