Universitarias Egresada en 1945

Primera graduada de Letras y Filosofía de la UCR rememora su paso por la Universidad

A punto de cumplir 101 años, Georgina Ibarra Bejarano recuerda perfectamente su experiencia en la UCR, a quien considera como “una madre” que la acogió y guió para cumplir con su sueño “de poder aprender más y más”

En este 2021 se cumplen 80 años del primer ciclo lectivo de la Universidad de Costa Rica (UCR), iniciado un 7 de marzo de 1941 en tiempos convulsos a nivel nacional y mundial, pero con la buena noticia de que el país contaría con una nueva casa de enseñanza superior para todas las personas.

Allí estuvo Georgina Ibarra Bejarano, quien a la postre se convertiría en una de las primeras personas en graduarse de la UCR, al concluir sus estudios en Letras y Filosofía en 1945, de la mano de notables docentes como el escritor, político y docente, Isaac Felipe Azofeifa (Gramática), el filósofo, político, sacerdote y militar, Jorge Volio (Filosofía) o el abogado, político y benemérito de la Patria, Abelardo Bonilla (Literatura).

Ahora, en una época también entintada por la incertidumbre —aunque por diferentes razones—, doña Georgina se encamina con vehemencia hacia los 101 años, los cuales cumplirá el próximo 7 de septiembre, recordando sus primeros pasos por las sendas universitarias:

“Fortalézcanse y sepan responderle a la Universidad lo que ella les presenta y les da con amplitud y con amor”, Georgina Ibarra Bejarano, graduada de la UCR en 1945

“Que época más linda, emocionante la llegada a la U, el correr desde donde veníamos en Paraíso de Cartago; lindos recuerdos, emocionantes que le hacían palpitar a uno el corazón y la mente”, cuenta Ibarra, con el rostro lleno de júbilo por revivir sus anécdotas.

Amante de las artes, en especial de la literatura, la pintura y la música clásica, la centenaria egresada rememoró, en una entrevista con UNIVERSIDAD, su aventura académica y los retos que enfrentó, y dejó un mensaje para las futuras generaciones de mujeres que sueñan con estudiar en la UCR.

Gesta heroica

Ibarra describe su experiencia en la UCR como “heroica”, por las diferentes circunstancias que debía pasar para poder llegar a tiempo a las clases, saliendo en tren desde Paraíso de Cartago alrededor de las 4 de la mañana en un “clima frío y oscuro”.

La licenciada en Letras y Filosofía cuenta que, a pesar de la hora, su familia siempre la alentó para que pudiera seguir con sus estudios: “me acompañaban y me daban apoyo”.

Al mismo tiempo, la otrora estudiante cuenta que para ella la UCR es “como mi madre”, pues dotó de conocimientos a una joven Georgina que comenzaba “a caminar por un mundo desconocido para ella, pero amorosamente escrito y puesto en nuestras manos y en nuestra mente para desenvolvernos en un campo amplio”.

Libreta Universitaria de Georgina Ibarra Bejarano al ingresar a la UCR en 1941, época en la que galopaba su etapa veinteañera

En esa época, la Universidad era “de oír, de preguntar y de estar abstraído en ese tema”, comenta emocionada Ibarra, quien resalta el papel de los docentes “entusiasmados en lo que estaban despertando en nuestros ánimos de conocer un mundo más amplio e interesante”.

En las clases se conversaba “largo y tendido”, recuerda doña Georgina, con la dulce mirada de una joven que se aventuraba a descubrir un mundo lleno de relatos libres y únicos:

“Se abría un gran camino para nosotras, que estábamos comenzando con la afición a los estudios superiores”, añadió.

Un mensaje para el futuro

Con décadas de experiencia y la entereza de un roble y la viveza de una veinteañera, Ibarra, quien colecciona múltiples diplomas de distinción por su rendimiento académico, aconseja a las nuevas generaciones de mujeres estudiantes prepararse con fuerza para su caminar universitario:

“Fortalézcanse y sepan responderle a la Universidad lo que ella les presenta y les da con amplitud y con amor, como nos lo dio a nosotras”, apuntaló la centenaria, al tiempo que exhortó a las nuevas alumnas para que “estudien con seriedad y lo acepten como el camino para su futuro”.

La egresada también señaló lo mucho que los estudiantes valoraban las clases y las oportunidades que la UCR les brindó en su momento:

“Agradecíamos a la Universidad los caminos que nos abría para hacer más enriquecedora nuestra vida de estudiantes y la orientación de muchachas para entender mejor las clases”.

Finalmente, entre lágrimas de dulzura y gentiles besos al aire, doña Georgina dejó ver la ilusión y el cariño con el que recuerda su etapa en la casa de enseñanza pública:

“Gracias por darle vida a esos momentos valiosos para nuestra existencia, por abrirnos un campo y mostrarnos un valor inmensurable para nuestras vidas”, manifestó la eterna universitaria.

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