Universitarias Genetista Henriette Raventós Vorst

‘Es un movimiento contra la anticiencia, contra los que niegan la evidencia, el cambio climático’

Marcha de la Ciencia se hará el 22 de abril en todo el mundo.

El movimiento anticiencia que ha ido tomando forma en los últimos años, la negación de la existencia del cambio climático y el surgimiento de los datos alternativos, motivó a científicos de todo el mundo a sumarse a la Marcha para la Ciencia que se llevará a cabo el próximo 22 de abril (Día de la Tierra).

La actividad contará con más de 420 eventos en el orbe y pretende hacer un llamado sobre la importancia de la ciencia, la tecnología y la investigación para el mundo.

UNIVERSIDAD entrevistó a Henriette Raventós Vorst, una de las genetistas más importantes de la región e investigadora en el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular (CIBCM) de la Universidad de Costa Rica (UCR), para hablar de ciencia, feminismo y educación.

¿Cuáles son las principales dificultades que enfrentan las mujeres en la ciencia actualmente?

-Cuando yo lo pienso en el caso mío, creo que siempre he partido del sentido del privilegio y no he tenido dificultades, entonces nunca he sentido diferencia por ser mujer. Sí me ha pasado que los espacios son generalmente masculinos, entonces en los congresos yo soy la única mujer que tengo una conferencia; o en mis proyectos colaborativos con cinco hombres se siente una diferencia, que si no es por estos estudios yo no tengo muy claro por qué se debe.

A veces tengo la impresión de que estamos más bien invisibilizadas, pero estamos ahí. Sí hay muchas mujeres trabajando en ciencia. Es impresionante la cantidad de mujeres con doctorados y posdoctorados en Costa Rica, pero no salen en los medios, no salen en los congresos, o sea, ¿por qué no las vemos cuando somos tantas? Y, generalmente, solo nos invitan a hablar cuando es el Día de la Mujer y la Niña en Ciencia o el 8 de marzo, el Día Internacional de las Mujeres, como si fuéramos la excepcionalidad.

A nivel de publicaciones se menciona, por ejemplo, que desde la primaria y la secundaria hay mayor estímulo para los muchachos, entonces, sin que los docentes se den cuenta, llaman más a los hombres en clase, o los piropean más, y eso va creando un desestímulo sutil pero permanente desde la infancia y la adolescencia para pensar que no es el campo de una, o que una no es tan “carga” para estudiar algo tan “complejo”.

¿Qué otro casos de “micromachismo” podrían afectar en el campo laboral?

-Yo lo que he sentido es que me invitan menos. Entonces, no es tanto una descalificación de lo que yo sé, sino que, por ejemplo, hacen un número especial de una revista donde mi grupo de investigación es uno de los líderes nacionales, y probablemente latinoamericanos en el campo, y no nos invitan a escribir un artículo. Yo no puedo decir que es porque yo sea mujer, pero es una posibilidad.

En las negociaciones que tengo con colaboradores internacionales no tengo ni una sola colaboradora mujer internacional, en todas las que he tenido son hombres. Entonces, EN el proceso de negociación de quién hace qué, cómo negociamos lo que son los datos, las muestras, etc., siempre tengo la sensación de que tratan de aprovecharse de mí.

Durante la carrera fue igual. Yo estudié Medicina primero y, en muchos cursos, tenía la impresión de que le preguntaban más a mis compañeros hombres que a mí, le daban más oportunidades de participar en cirugías, etc. Pequeños detalles pero que son percepciones subjetivas y que tampoco puedo decir que es porque soy mujer.

Es de ambos lados, a veces uno siente que ser mujer es de beneficio, sin quitar las cualidades propias y sin bajarme el piso, y en otras siento, más en el medio local, que más que tratar de descalificarme me tratan de invisibilizar.

¿Qué hace falta por hacer a nivel nacional para que este tipo de factores no influyan en la elección de carrera de una adolescente?

-Nosotros desde hace muchos años estamos preocupados por el tema y hemos trabajado en estimular la ciencia y las carreras científicas en niñas pequeñas y adolescentes a través de diferentes actividades.

También hay que ser más visibles. A veces es complejo porque, en general, los científicos están encerrados dentro de su laboratorio, y salir en los medios es hasta mal visto, como “¡qué bombeta!”; pero por otro lado, si una no sale en los medios como una mujer que desarrolla una carrera científica, no hay estos modelos a seguir para las jóvenes.

Hay que visibilizarnos más, hay que estimular y tratar de despertar esa pasión por conocer, por preguntar, creo que va a hacer una diferencia.

¿Qué discusiones esperan empezar con la marcha?

-La marcha nace en Estados Unidos y es una reacción de científicos contra los datos alternativos y otras medidas que ha tomado, o amenazado con tomar, Trump, como reducir el presupuesto para las agencias ambientales, como negar datos del cambio climático, como tratar de que no se publiquen esos datos y como nombrar personas tan contrarias a la ciencia.

Sin embargo, desde hace mucho tiempo creo que hay una preocupación que uno comparte con otras personas de ciencia en el mundo, y tal vez han ayudado las redes sociales, para saber cómo se difunden datos falsos y la gente los cree, y cómo no hay una capacidad crítica para diferenciar en todos estos datos falsos y lo que dice la evidencia científica.

Hay una preocupación alrededor de la idea de que nosotros como científicos no estamos haciendo nuestro trabajo, no estamos transmitiendo la información, no estamos contribuyendo a la alfabetización científica.

La educación en ciencia tiene que mejorar en primaria y secundaria, no solo para que haya más mujeres y hombres en STEM (acrónimo de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus sigla en inglés), sino simplemente porque una buena educación en ciencia da una capacidad crítica, que sirve para diferenciar, cuando uno recibe información, cuáles son en realidad las bases para aceptar eso o no.

Estamos preocupados por una ciencia responsable, porque los resultados sean útiles para implementar políticas públicas, para que se considere el tema de cambio climático algo serio, y que no podemos seguir negándolo. Hay decisiones públicas y personales que deben ser basadas en la ciencia, y por eso hay que financiar la actividad y mejorar la formación científica.

¿Qué más aporta el desarrollo de este movimiento al contexto nacional?

-Yo creo que el contexto nacional e internacional es un poco parecido. La idea de la marcha es decir: “la ciencia es importante, es importante para la vida suya y para decidir sobre políticas porque pueden verse los resultados de los programas implementados”.

Hay problemas locales, y nosotros generamos soluciones locales que se miden, se evalúan y se corrigen y pueden ser entonces usadas para implementar en otras partes del país. Entonces, nosotros ayudamos a que se tomen estas decisiones, que no significa que sea la única consideración.

Lo otro es que este no es un movimiento contra Trump, ni contra la derecha, es un movimiento contra la anticiencia, contra los que niegan la evidencia, el cambio climático, contra los que quieren reducir los fondos a la investigación, contra los que prefieren una población no alfabetizada en ciencia, y, por lo tanto, poco crítica a lo que sale en los medios y que puede al final, yo considero, creer cualquier cosa.

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