Universitarias Celeste Sánchez, investigadora del Cimar

“La Tierra aguantó como los grandes”

Su nombre huele a premonición. Se llama Celeste y trabaja en las profundidades del océano.

Su nombre huele a premonición. Se llama Celeste y trabaja en las profundidades del océano. Es bióloga, estudia los arrecifes de coral, habla mucho, rápido y de manera vehemente. Entre otras cosas dice que la Tierra viene aguantando el impacto de la actividad humana “como los grandes”, pero que se nos ha ido la mano y que estamos llevando esta roca verde hasta un punto de cine catástrofe. Que el calentamiento global no es un tema de ranitas y corales y que un aumento en temperatura global del planeta afectaría a todas las especies vivas de la Tierra (incluyéndonos).

Celeste Sánchez tiene, además, una maestría en Gestión Integrada de Áreas Costeras Tropicales de la UCR y está terminando su doctorado en la Universidad de Hamburgo, en Alemania. Y, por si fuera poco, pasa buena parte del tiempo buceando en las aguas del Pacífico norte de Costa Rica para medir la acidez del agua y su impacto en los arrecifes coralinos.

Cuenta que el agua del mar es hoy un 30% más ácida que en la época de Juanito Mora y que esa acidez está matando los corales, que son como el kínder de los peces y de cuya salud depende buena parte de la vida marina del planeta.

Se le instala una nube en la mirada cuando le menciono que hay personas  -funcionarios de gobiernos y hasta presidentes de potencias mundiales-  que niegan el cambio climático y me argumenta (como si hiciera falta) que para un cambio como el que el clima terrestre experimentó los últimos 200 años, antes la Tierra había necesitado miles de años.

 En nuestras Conversaciones en el Campus de esta semana les presentamos a Celeste Sánchez, otra todo terreno de la ciencia que se hace en Costa Rica, talento UCR.

Estás haciendo un doctorado en una universidad de Alemania con un nombre impronunciable…

-Estoy terminando mi doctorado en el Centro de Investigaciones Marinas Tropicales pero en realidad soy estudiante de la Universidad de Hamburgo. Este Centro está ubicado en Bremen pero trabaja básicamente en el trópico.

 ¿Alemanes trabajando en el trópico?

-Y no son alemanes cualquiera, son alemanes del norte de Bremen trabajando en zonas tropicales. Tienen proyectos en diferentes regiones y hace aproximadamente unos cinco años iniciaron una colaboración con Costa Rica.

La idea del proyecto que tenemos ahora es, básicamente, hacer un estudio en el Pacífico Norte de Costa Rica y poder asociarlo al impacto de la zona de afloramiento.

Costa Rica es realmente un paraíso para hacer ciencia y posee una gran cantidad de ecosistemas. Parte de esta diversidad está en el Pacífico Norte. Allí, de forma estacional, todos los años ocurre un fenómeno que se llama “Fenómeno de Afloramiento” o “Surgencia Costera”. Consiste en que, cuando nosotros sentimos esos vientitos ricos y decimos “uy es diciembre”, los vientos alisios, desplazan toda el agua que está en la superficie.

Se genera un fenómeno de convección, toda el agua desplazada es reemplazada por agua del fondo marino. Básicamente es un recambio de aguas de la superficie por aguas que vienen de profundidad. Son aguas que pueden venir incluso de hasta 100 metros de profundidad. Es agua que viene muy fría.

Como esa agua viene de las profundidades trae unas concentraciones o unas cargas muy altas de nutrientes y de CO2 (dióxido de carbono), que está de forma natural en el océano. ¿Qué sucede cuando nosotros traemos a la superficie estas aguas con una concentración de CO2 muy alta? Básicamente estamos trayendo aguas que son más ácidas.

¿Naturalmente se acidifica el mar?

-Sí, es el famosísimo dióxido de carbono que tenemos en la atmósfera y que causa muchísimos de los problemas del cambio climático. El CO2 es un gas de efecto invernadero muy importante. No es el único, hay otros gases de efecto invernadero, pero en realidad tiene ciertas cualidades a nivel de molécula que lo hacen un gas que, básicamente, tiene la capacidad de conservar muchísimo calor. Eso es lo que genera el calentamiento global y el fenómeno de la acidificación oceánica, y resulta ser que nosotros en el Pacífico Norte de Costa Rica, tenemos durante unos meses al año, un fenómeno de acidificación natural. Por eso es que surge este proyecto y el interés de investigarlo. Entonces, tenemos un laboratorio natural por una ventana de unos tres o cuatro meses al año.

¿Qué implica ese fenómeno de afloramiento?

-Como es agua que viene con muchos nutrientes, provoca muchísima productividad en términos de pesca. A nivel mundial hay otras zonas que tienen afloramiento y están asociadas a pesquerías importantes. Por ejemplo, en Perú por el afloramiento del Humboldt; en California por el afloramiento de California; y en el oeste de África, en la corriente de Benguela. Son sistemas muy importantes. Nosotros queríamos estudiar cuáles son las condiciones -en términos químicos- de esa agua que está entrando a la superficie.  Este estudio tiene cosas buenas y malas. Lo bueno es que como nunca nadie ha trabajado en eso, entonces toda la información que generemos nosotros es nueva. Lo malo es que cuando uno está estudiando un sistema por primera vez, muchas veces uno no sabe muchas cosas porque no se tiene información previa de alguna base para hacer comparaciones.

Es ciencia de la más básica. Súper interesante, pero incierta…

-Claro. Creo que esa es una palabra que yo definitivamente usaría para este tema, por lo menos a nivel personal: desafío. Yo nunca había trabajado en la parte de biogeoquímica (estudia la interacción entre los compuestos geoquímicos y los organismos vivos) y eso igual conlleva a muchos retos de aprendizaje.

¿Cómo hicieron ese análisis biogeoquímico?

-Hice dos tipos de muestreo utilizando unas sondas que se colocaron en Bahía Culebra, Papagayo. Ahí buscamos un punto seguro, sin riesgo de que se robaran el equipo y donde nosotros también tuviéramos fácil acceso para poder darles mantenimiento. Se colocaron ahí por un año, pero fallaron de forma intermitente y no pudimos tener información de un año seguido, sino que tuvimos períodos de información intercalada. Igual lo que encontramos es súper interesante.

¿Esos sensores analizan el agua?

-Tienen por dentro un minilaboratorio con reactivos químicos. El sensor tiene una computadora que almacena los datos. Yo llegaba después de tres semanas, sacaba el sensor del agua, le daba mantenimiento, descargaba los datos, y tenía mediciones de cada media hora a lo largo de equis cantidad de meses.

La idea de este estudio era poder hacer una comparación para determinar un gradiente, porque el afloramiento se va intensificando conforme nos movemos hacia el norte de Costa Rica. Además, me interesaba ver cómo estaba cambiando toda la parte biogeoquímica del agua y para eso colecté muestras de agua.

Al final de la campaña de muestreo, me vine al Cimar a analizar las muestras con un equipo que se trajo de Alemania y eso fue también una de las cosas novedosas. Es un equipo especial que permitió medir alcalinidad total y carbono inorgánico disuelto. Es una máquina increíble que no existe en el país.  Ese equipo se llama VINDTA 3C, ese es el acrónimo de Versatile instrument for determination of total inorganic carbon and titration alkalinity. Básicamente mide alcalinidad total y carbono inorgánico disuelto. Estuvo en el Cimar por un período de más o menos un año y medio.

La Tierra resultó ser muy vulnerable al impacto de la actividad humana. ¿Cómo miden ustedes el impacto humano en el entorno en que están estudiando?

-Bueno, específicamente lo que es el entorno marino ahorita se está midiendo de diferentes formas. En mi campo, particularmente, lo estamos midiendo como acidificación oceánica. Tenemos diferentes formas de medir la acidificación oceánica pero básicamente todo lo que nos va a indicar es que tanto dióxido de carbono que viene de la atmósfera está ingresando al mar y está consecuentemente generando que el mar se vuelva más ácido.

Es como si el mar de un pronto a otro se volviera tóxico.

-Básicamente sí, para los animales marinos. Para nosotros no es tan perceptible de forma directa pero para ellos sí. Los organismos que se ven más afectados son organismos como los corales, caracoles, o cualquier animal que tenga estructura de carbonato de calcio.

Ante condiciones más ácidas en el mar, estos organismos empiezan a tener dificultades para seguir produciendo sus esqueletos. Y llegan a alcanzar un punto umbral en el que no solamente tienen dificultades sino que ya no lo pueden hacer más. Estamos hablando de que vamos  a empezar a ver una desaparición de los ecosistemas o de los organismos que producen esos esqueletos y eso es lo que nosotros esperamos que suceda con los corales en un término de 30 o 50 años.

Hay una corriente de gente que niega el cambio climático y que afirma que se trata de ciclos naturales. ¿Cuál es su perspectiva científica?

-Es cierto que el planeta tiene sus ciclos, es cierto que el planeta ha pasado por períodos con acifificación oceánica. Es cierto que el planeta ha pasado por períodos donde las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera son altas; sin embargo, lo que estas personas negadoras del cambio climático omiten de sus opiniones, precisamente porque les favorece, es la escala de tiempo con la que eso está sucediendo. Cuando vemos que el planeta de manera cíclica ha pasado por condiciones similares, hablamos de que esas condiciones ocurrieron en un transcurso de miles de años. Ahorita estamos hablando que desde la Revolución Industrial, hace 200 años, en este lapso estamos viendo cambios que antes la Tierra experimentó en miles de años ¿Y esa velocidad a qué responde? A nosotros los seres humanos. A la actividad del ser humano que está generando que las concentraciones de gases de efecto invernadero de la atmósfera sean tan altas. ¿Por qué? Porque hace 3.000 millones de años, los organismos que estaban en el planeta no tenían la capacidad para quemar combustibles fósiles como nosotros lo hacemos hoy en día.

Yo no diría que la Tierra es muy vulnerable; diría que la Tierra ha aguantado como los grandes. Lo que pasa es que la estamos llevando a un punto de quiebre, que ya el nivel de intervención del ser humano sobre el ambiente es máximo. Veámoslo en término humanos: si nuestra temperatura corporal es de 37 grados centígrados, en el momento en que a nosotros nos sube a 37 y medio ya empezamos a sentirnos afiebrados.

A 38 o 39 grados tenemos fiebre. Depende de la edad que tengas, te podes morir con un par de grados de temperatura

-Claro. No estamos hablando de diferencias de diez grados, estamos hablando de diferencias de un grado igual. La Tierra se convierte como en un sistema, en un organismo gigante. Cuando nosotros vemos que hay un cambio de uno y hasta de dos grados de temperatura, en realidad es muchísimo. En el caso de la acidificación oceánica pasa exactamente lo mismo. El valor promedio del mar en su estado saludable es 8.2 en la escala de ph. La escala de ph va de 0 a 10, siendo 8.2 el valor normal para el mar. Esto lo que hace es medir concentraciones de iones de hidrógeno. Se ha medido que en los últimos cien años después de la Revolución Industrial, ha bajado de 8.2 a 8.1, y lo que se proyecta es que va a seguir disminuyendo hasta alcanzar valores de 7.9, 7.8. Alguien diría “bueno, estamos hablando de un cambio de una décima, eso no es nada”. Pero resulta ser que el ph se mide en escala logarítmica. Entonces cada décima en realidad significa un incremento del 30% del nivel de acidez del mar con respecto al tiempo de la Revolución Industrial.

El mar en que se bañaba Juanito Mora era un 30% menos ácido…

-Sí y si no tomamos ahorita las acciones del caso, nada más va a seguir aumentando.

El presidente Trump anunció que Estados Unidos abandona el objetivo de reducir emisiones contaminantes y que volverá a impulsar el consumo de combustibles fósiles como el carbón. ¿Qué impacto global podría tener que una de las primeras economías del mundo vuelva a utilizar masivamente carbón o combustibles fósiles?

-Impactaría en todo. Implica que Estados Unidos, que es uno de los principales emisores de dióxido de carbono a nivel mundial, va a seguir haciéndolo por los próximos años.  Nosotros tenemos que ver a la Tierra como un todo. El océano es uno solo. Si bien lo hemos sectorizado por una cuestión política, de facilidad de administración, al final de cuentas el océano es uno solo y se comporta como uno solo. Tenemos corrientes que conectan esta parte con el Atlántico Norte y que luego dan vuelta hasta llegar al otro lado, y resulta ser que todo lo que estos países desarrollados estén produciendo, va a tener impacto no en los ecosistemas que estén cerca de ellos, sino en los ecosistemas que están más bien alejados de estos países.

¿Un aumento de dos grados en la temperatura global a cuáles especies afectaría?

-Un aumento global de temperatura afectaría a todas las especies  de la Tierra. Afectaría desde las especies marinas hasta las especies terrestres. Son cambios que ya se están viendo. En los patrones de migración se han empezado a detectar cambios precisamente por las temperaturas. Especies que por ejemplo a veces tenían que desplazarse para encontrar zonas más frías, ahora tienen que desplazarse todavía más, o incluso llega un punto en el que ya no encuentran zonas que estén dentro de los rangos de temperatura óptimos para su supervivencia. Otro caso es el de los osos polares que había sido un caso emblemático porque son organismos muy fáciles de detectar y su rango de distribución es muy específico y limitado a temperaturas y latitudes muy reducidas. ¿Qué pasa si la temperatura continúa aumentando y se derriten todos los casquetes polares? No van a tener donde vivir y además de eso van a estar sometidos a temperaturas a las que ellos fisiológicamente no están adaptados a sobrevivir. Se mueren básicamente. Los osos polares serían quizá de los primeros, pero en la tira se irían un montón de especies más. Y sucede tanto en la parte terrestre como en la parte marina, y eso sucede tanto con calentamiento global como con acidificación oceánica.

Estados Unidos tiene miles de kilómetros de costa, Miami, la bahía de Biscayne, Nueva York y San Francisco son sitios emblemáticos con grandes núcleos urbanos, no es que les va a salir gratis la cuenta.

-Eso es lo más irónico del asunto. En California, ellos dicen: “si ustedes quieren ver el cambio climático vengan aquí, aquí ya está sucediendo”. En algunas partes, el Estado ya ha tenido que invertir en hacer una reestructuración de infraestructura porque el mar se les metió. No es que es la amenaza de que va a suceder, es que ya les sucedió. Han tenido que hacer toda una reconstrucción de la parte de alcantarillados para poder levantar el nivel y no desechar edificios que están básicamente a 300 metros de la línea de la costa. Trump también piensa mucho en la plata y lo irónico del caso es que el dueño de Tesla, Elon Musk, ha estado invirtiendo en el desarrollo de energías limpias, básicamente le está demostrando a la industria que uno puede desarrollar energías limpias y hacer dinero al mismo tiempo. ¿Qué mejor ejemplo que ese?

¿Qué es un arrecife y por qué es importantes para la vida de la Tierra?

-Son ecosistemas. Estructuras impresionantes. Los pólipos (organismos diminutos) son los que construyen estas estructuras, que pueden llegar a medir cientos o miles de kilómetros como lo es el caso de la Gran Barrera de Corral. Son una enorme comunidad y ellos se convierten en casa para una gran cantidad de organismos en el mar. En realidad, los arrecifes de coral dentro del mar vienen a ser como una especie de guardería o de punto caliente para lo que es la crianza de muchísimas especies. Hay muchas especies de crianza comercial que pasan todos sus primeros estadíos de vida en los arrecifes coralinos porque ahí están protegidos, porque como los arrecifes de coral crean estas estructuras tridimensionales entonces se pueden esconder y evitan depredación. Además, como hay tantos organismos asociados, ellos mismos se pueden alimentar. Es todo un ecosistema que básicamente lo que hace es mantener la vida en el océano. En el momento en que los arrecifes de coral desaparezcan, básicamente se va a eliminar ese sitio que es un semillero para todo el resto del océano. Eso va a afectar la diversidad del mar en formas que las mismas personas no se han imaginado. En el momento en que desaparezcan completamente, no vamos a tener de dónde sacar peces.



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Ante condiciones más ácidas en el mar, estos organismos empiezan a tener dificultades para seguir produciendo sus esqueletos. Y llegan a alcanzar un punto umbral en el que no solamente tienen dificultades sino que ya no lo pueden hacer más.”.
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Celeste Sánchez Noguera

Investigadora colaboradora, Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR-UCR) (2013 – presente)

• Candidata de doctorado, Universität Hamburg, Alemania (2015 -presente)

• Maestría en Manejo Integrado de Áreas Costeras Tropicales, Universidad de Costa Rica (UCR) (2009 – 2012)

• Bachillerato en Biología, Universidad de Costa Rica (UCR) (2003-2009)



 

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