Aunque ahora es la directora de la Oficina de Asuntos Internacionales y Cooperación Externa (Oaice) de la Universidad de Costa Rica (UCR), la trayectoria profesional de Leonora de Lemos transcurrió principalmente en el área de la Ingeniería Mecánica, entre proyectos de investigación y el amor de su vida: la docencia.
Entre los proyectos que ha desarrollado a lo largo de su carrera se destacan la investigación en el desarrollo de fuentes alternativas de energía, la calibración de equipos de monitoreo de gases para Riteve y el desarrollo de un cohete a escala que terminó convirtiéndose en el Campamento Aeroespacial UCR.
“En la Escuela de Ingeniería Mecánica empezamos a ver que en el país había una necesidad importante de desarrollar la parte aeroespacial”, por lo que, después de una conversación con la Universidad de los Andes en Colombia, decidieron que los cohetes eran el atractivo perfecto para empezar a investigar en esta temática.
El Campamento no solo representó un orgullo para la ingeniera en cuanto a asistencia, sino también una oportunidad para mezclar sus dos pasiones: la Ingeniería Mecánica y la docencia, campo por el que ha desarrollado una inmensa pasión a lo largo de los 13 años que tiene de estar en las aulas.
Desde sus días en la Escuela Marcelino García Flamenco en el centro de San José, De Lemos ya demostraba su aptitud para la docencia, a tal nivel que cuando la profesora se ausentaba, le enviaba las cosas para que diera la clase.
“Yo era como la sapa del grupo, además de ser la acusetas entonces también apuntaba en la pizarra los nombres de los que se portaban mal”, cuenta Leonora entre risas mientras asegura que esa profesora es la culpable de que ahora sea docente.
Del Señoritas a Ingeniería
Por ahí del año 95, de Lemos, recién graduada del Colegio Superior Señoritas, se aventuraba en la elección de carrera. Aunque siempre había querido estudiar Ingeniería Mecánica, haber pasado su adolescencia rodeada de solo mujeres la hizo considerar Ingeniería Industrial como un camino más apto.
Sin embargo, por un golpe de suerte o del destino, su promedio de admisión no fue suficiente para ingresar a Ingeniería Industrial pero sí le permitió entrar a Mecánica.
“Pensaba que en Industrial, por haber menos hombres, el ambiente podía ser menos feo, porque claro, venía del Señoritas; pero por algo pasan las cosas y una vez que entré a Mecánica, como planeaba en un principio, dije: uy si, ¡esto era lo que quería!”, comenta la ingeniera.
Oriunda de Barrio Luján y la menor de seis hijos, Leonora asegura que aunque para ella el ambiente durante la carrera no fue tan difícil, sufría al ver cómo sus profesores les decían a sus compañeras frases como: “¿Usted por qué está estudiando esto? Debería irse a estudiar educación” o “Es que esto no es para mujeres”.
Sin embargo, una vez fuera de la Universidad el panorama se volvió más difícil y oscuro para De Lemos. Con la cabeza cabizbaja, narra cómo le preguntaban, sin falta, en todas las entrevistas de trabajo, si tenía novio, si planeaba casarse pronto e incluso cuándo planeaba tener hijos.
Una de las tantas veces que aplicó para diversos trabajos, uno de los trabajadores le comentó: “Es que este puesto es para trabajar en la noche y usted sabe que la gente que trabaja en el turno de noche se pone gorda y fea. ¿No le importa?”, contaba la docente mientras negaba con la cabeza.
Por esto, también ha dedicado gran parte de su vida a motivar a las mujeres a que estudien carreras relacionadas con ciencia y tecnología, esfuerzo que se vio reflejado en el Campamento Aeroespacial, en el cual la representación femenina fue de un 40% cuando, generalmente, en este tipo de eventos apenas llega al 10%.
“Que sepan que no tienen que sentir ninguna limitación, que son supercapaces y que no les hagan caso a los estereotipos que hay, a veces piensan que las mujeres no somos buenas para matemáticas, que no somos buenas para física y no es cierto”, aseguraba la ingeniera.
Durante su paso por la UCR, Leonora ha reafirmado su amor por la docencia, disfrutando en cada clase del contacto con los estudiantes, de verles el proceso de aprendizaje y tratando siempre de ser una buena motivación para todo aquel que pase por su aula.
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Me di cuenta de que en alguna u otra forma uno influye en la vida de la gente y quiero influir de la mejor manera posible”
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