Universitarias UCR

Jornadas interminables motivaron una pausa virtual en la Escuela de Arquitectura

La administración valoró reportes de estudiantes que se conectaban a primera hora en sesiones de trabajo virtuales que duraban hasta la madrugada y docentes que duplicaron su trabajo.

Horarios inadecuados, excesivas sesiones diarias y exceso de información agotaron la fuerza de muchos estudiantes y docentes de la Escuela de Arquitectura que cursan las materias más pesadas.

David Fernández, estudiante de último año, es una de las personas afectadas. Actualmente cursa tres de los cinco cursos necesarios para desarrollar su proyecto final de graduación.

Inicialmente, pensó que la virtualidad de los cursos le ahorrarían las tres horas que le tomaba viajar a la universidad y que ese tiempo aliviaría la carga académica. Sin embargo, su trabajo se duplicó porque las reuniones se habían vuelto más extensas y los docentes estaban conectados en todo momento.

Terminó con “una rutina diaria de la cama al escritorio” y comía frente de la cámara, mientras participaba en sesiones la plataforma Zoom en jornadas de trabajo grupal que muchas veces terminaban en la madrugada. “Durante dos semanas si dormía dos horas era mucho”, recordó Fernández.

Los reportes alertaron a la administración de la Escuela de Arquitectura, por lo que declararon una “semana de desconexión” para que estudiantes y docentes puedan descansar de los entornos virtuales.

“Los tiempos de ir a , la comunicación, los ejercicios de clase se volvieron continuos porque ya no tienen que esperar a la siguiente semana para verse, sino que los docentes producen más información que pueden comunicar de inmediato por mensaje”, explicó Zuhra Sasa, directora de la Escuela de Arquitectura.

La medida implica una suspensión total de las “entregas, comunicaciones, correos, avances de trabajos, comentarios, mensajes de ninguna índole entre docentes y estudiantes. Es un espacio y tiempo libre de nuevas actividades”, aclaró Sasa en el comunicado oficial.

Shirley Carmona, psicóloga de la Oficina de Bienestar y Salud (OBS), valoró el acercamiento de la Escuela de forma positiva y dijo que otras carreras podrían encontrar provechoso adoptar medidas similares que se adapten a sus contextos.

“Los cambios que vinieron con la pandemia nos generan ansiedad e incertidumbre y la hiperconexión llega a un desgaste físico y mental, por eso nos parece fundamental que las unidades académicas valoren de forma humanista la salud de sus docentes y estudiantes”, agregó Carmona.

Sedalí Solís, directora de la OBS, aclaró que es importante que los y las directoras de cada carrera valoren las medidas de atención desde sus experiencias y conocimientos. Al regreso de los estudiantes de arquitectura, la OBS brindará una conferencia y apoyo a la dirección para tomar medidas efectivas a largo plazo.

Allen Cordero, director de la Escuela de Sociología, es uno de los directores que, en conjunto con los representantes estudiantiles y los docentes, está valorando la implementación de la medida.

Cordero dijo que también identificaron un profundo estrés y cansancio y, principalmente,

un bloqueo frente a la llamada virtualización, “que además se da en un contexto preocupante y estresante con presiones económicas e incertidumbre de nuestros y nuestras estudiantes”.

Tanto Cordero como Sasa aseguran que el profesorado ha demostrado un alto nivel de compromiso con la adaptación a la “nueva normalidad” y que esperan que este sea un paso más para asegurar el balance de cargas en el proceso pedagógico.

Susan Francis, vicerrectora de Docencia, dijo que no tienen conocimiento de que otras Unidades Académicas presenten situaciones similares a la de la Escuela de Arquitectura y que la medida es, por el momento, única.

“Consideramos que existen otros mecanismos para reducir el estrés; por ello instamos a las unidades académicas a ponerse en contacto para encontrar juntos alternativas”, agregó Francis.

Hiperconexión y saturación de información

La Universidad de Costa Rica suspendió las clases presenciales el 13 de marzo y desde entonces las Unidades Académicas acudieron a las plataformas virtuales y las videollamadas para impartir sus cursos.

María Jesús Mata, presidenta de las Asociación de Estudiantes de la Escuela de Arquitectura, dijo que al principio los docentes notaron que la calidad de los productos generados en las clases estaban mejorando y empezaron a presionar con mayor cantidad de revisiones.

Para algunos cursos en particular, algunos que involucran trabajo de taller, “nadie estaba convencido” de que se pudiera sustituir la dinámica presencial y su adaptación requirió cambios sustanciales en las asignaciones y los cronogramas.

La Escuela tomó en consideración testimonios estudiantiles, sondeos y estudios científicos relacionados para tomar la decisión y otorgarle a los estudiantes la semana de desconexión.

Los cursos que presentaron mayores complicaciones son los que requerían de cuatro a seis horas continuas de trabajo y que de forma virtual se convirtieron en una “carga psicológica y emocional provocada por la pérdida de límites entre espacios y momentos”.

“Incluso antes del COVID uno prácticamente se dormía y amanecía con la misma gente, con la virtualidad los estudiantes empezamos a trabajar y exigirnos aún más”, contó Mata, quien también cursa materias que demandaban largas jornadas.

La “semana de desconexión” fue muy bien recibida entre la comunidad estudiantil, aseguró Mata. La directora de la Escuela de Arquitectura asegura que es una medida necesaria en el contexto actual, pero que esperan que los aprendizajes conduzcan a un segundo semestre con dinámicas académicas balanceadas.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido