Tres mujeres indígenas de Punta Burica (al sur del país) emprenderán una nueva aventura en la India para aprender a construir, instalar y reparar paneles solares; para que luego puedan capacitar a otros e iluminar sus comunidades con estas tecnologías.
Se trata de Lucía Montezuma Rodríguez, Martina Caballero Caballero y Ovidia Caballero Carreras, quienes fueron seleccionadas por sus propias comunidades para viajar a Tilonia, Rajasthan, donde serán capacitadas como ingenieras solares.
Las tres mujeres recibirán lecciones por seis meses en el Barefoot College, una organización no gubernamental de la India que busca apoyar a poblaciones vulnerables a través de la producción energética.
A pesar de que India es reconocida como uno de los máximos emisores de carbono en el mundo, también es pionero en las tecnologías solares, campo con el que intentan compensar la contaminación que produce su economía.
En Costa Rica, la iniciativa fue impulsada por la académica de la Universidad Nacional Estatal a Distancia (UNED), Vilma Peña Vargas, quien coordinó esfuerzos junto a Casa Presidencial, Cancillería de la República, la Fundación de Nefrología y el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Peña y la UNED, en conjunto con estas otras organizaciones, movieron piezas para que las mujeres pudieran desplazarse hasta India, lugar en el que participan del proyecto internacional desde el pasado viernes.
Al respecto, Peña comentó a UNIVERSIDAD que la idea de la iniciativa es que las mujeres logren empoderarse, al tiempo que obtienen las herramientas necesarias para beneficiar sus propios contextos.
Para Peña, el Barefoot College se trata de una iniciativa con un alto impacto en innovación y responsabilidad social, algo que la impulsó para abogar en favor de la inclusión costarricense a través del proyecto.
“Yo conocí sobre el Barefoot College cuando estaba haciendo un curso con la Universidad Autónoma de Yucatán, desde entonces, pensé lo lindo que sería incluir a Costa Rica en la iniciativa”, explicó Peña.
“Por esto, le mencioné la idea al coordinador para América Latina, Rodrigo París, quien me indicó que Costa Rica no calificaba porque tenía una red de electrificación maravillosa; pero, aun así, insistimos e insistimos”, agregó.
Finalmente, el punto clave para combatir este escepticismo fue defender el valor del proyecto para las tres mujeres en específico, puesto que son parte de las casi 4.000 familias costarricenses sin electricidad, según los datos del ICE.
Ahora, las tres mujeres podrán apoyar la reducción de esta brecha, algo para lo que ya trabajan en India.
Selección representativa
Normalmente son las instituciones quienes eligen a los participantes de sus proyectos; sin embargo, este no fue el caso de Montezuma, Caballero y Caballero.
Según explicó Peña, los requisitos estaban claros y las mujeres debían tener entre 35 y 55 años, ser madres o abuelas, y contar con una buena condición de salud. A partir de allí, la decisión era “totalmente comunitaria”.
Además, la académica explicó que se seleccionaron solo mujeres porque “el Barefoot College lo tiene así definido”, pues – según su filosofía – “educar a una niña es educar una aldea”.
En esta línea, Peña además comentó que “las mujeres -por ser madres o abuelas- tienen un mayor arraigo”, lo que permite asegurar que “siempre volverán a sus comunidades con sus nuevos conocimientos”.
No obstante, el arraigo también surgió como uno de los principales puntos que dificultan encontrar a mujeres que aceptaran el reto, principalmente porque solían tener roles y liderazgos que les impedía salir de sus casas.
Al respecto, Peña destacó que “el tema de ‘cómo nos vamos a ir’ era bastante difícil para ellas” y que “algunas mujeres decidieron no aceptar la propuesta por “su sentimiento de responsabilidad o la prohibición de sus esposos o compañeros”.
Incluso, una cuarta mujer no pudo viajar como estaba previsto, puesto que sufrió una emergencia familiar de última hora.
Según Peña, el apoyo de las personas más cercanas a las participantes fue clave para ellas, principalmente porque lograron aplacar las inquietudes propias de un viaje y una experiencia tan inusual.
En esta línea, Peña explicó que “las mujeres seleccionadas tuvieron a personas que les explicaron lo grandioso de esta oportunidad”, como fue el caso de Ovidia Caballero que contó con el impulso de sus dos hijas, de 17 y 30 años.
Un esfuerzo conjunto
Con la participación de estas tres mujeres costarricenses en el Barefoot College ya serán 19 países latinoamericanos (y 77 a nivel internacional) los que han participado en la iniciativa de cooperación Sur-Sur.
En el proceso, el Gobierno de India gestionó los trámites migratorios y los pasajes aéreos de las participantes, mientras que el Barefoot College se comprometió con su capacitación, hospedaje y alimentación.
Además, por parte de las instituciones costarricenses involucradas, ya se buscan los recursos para comprar los paneles solares de los que dispondrán las mujeres a su regreso, los cuales son ofrecidos por el Gobierno de India a precios bastante inferiores que en el mercado.
Según indicó Peña a este medio, la idea es que cada mujer pueda ayudar a iluminar 50 viviendas a su regreso, algo que podrán hacer a través de “dos luminarias estáticas y una lámpara portátil por cada proyecto”.
Además, se trabaja para que las mujeres puedan educar a las personas con las que conviven a diario, de forma que el conocimiento sea transmitido y se expanda en cada comunidad.
Al respecto, Peña también destacó el esfuerzo que realizan las poblaciones indígenas, puesto que “ceden a personas importantísimas en su desarrollo”.
Según explicó Peña, “el gran sacrificio que pone la comunidad es la ausencia de esas mujeres por seis meses”, algo que les afectará hasta el próximo 20 de septiembre.
Una vez se cumple esta fecha, las tres nuevas ingenieras solares regresarán a Costa Rica, específicamente a sus cinco territorios Gnöbe-Guaymí.
[padding type=”medium_right”][quote_colored name=”Ovidia Caballero (46 años), una de las participantes” icon_quote=”no”]
“Buscaban a las señoras para el proyecto, pero muchas mujeres no estaban dispuestas, decían que era muy lejos y que se perderían (…) Es difícil, bastante, pero me siento contenta, muy contenta”
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