La doctora Gioconda Batres Méndez, graduada en medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y en psiquiatría de la Universidad de Costa Rica, posee una amplia trayectoria profesional dedicada a la lucha en apoyo de los sobrevivientes de la violencia sexual.
El inicio de este recorrido fue después de que se graduó como psiquiatra y recibió su primer paciente víctima de abuso sexual, pues, al investigar sobre el tema para encontrar una manera de darle el acompañamiento y tratamiento adecuado a la joven, descubrió que había un gran vacío respecto a este tipo de violencia en el país. Tras esto, la doctora Batres se puso a estudiar “para poder atender a las víctimas”, contó.
“¿Cómo vamos a dejar que los niños sean maltratados de esa manera y no hacer nada?”
Sin embargo, la época en la que empezó a involucrarse estuvo llena de desafíos, pues era una joven médica que proponía teorías que no calzaban con las creencias arraigadas en el ámbito psiquiátrico.
Con datos, estudios e investigación de respaldo, ella planteaba una nueva teoría que confronta la visión de que los niños y niñas eran las personas responsables de los abusos. Parte del desacuerdo de la comunidad médica ante lo que ella defendía, se debía a las creencias tradicionalistas y patriarcales que insistían con los planteamientos de Sigmund Freud que se oponían a los de la médica, relató Batres.
Recuerda cuando se le rechazó e incluso insultó, en ocasiones, pero dijo que nunca cedió ante la presión y continuó con sus investigaciones y planteamientos, pues “¿cómo vamos a dejar que los niños sean maltratados de esa manera y no hacer nada?”.
A lo largo de su lucha, Batres fue nombrada directora del Programa Regional de Capacitación contra la Violencia de Género y Trauma Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, por las Naciones Unidas, lo cual le permitió viajar por Latinoamérica ayudando a capacitar especialistas para mejorar la manera en que se trata a las víctimas y sobrevivientes del abuso sexual.
Naciones Unidas la apoyó al traer a Costa Rica especialistas en diversas áreas, como traumas o agresiones, para así contribuir con el desarrollo de las investigaciones y preparación de profesionales.
Ella ha elaborado y publicado ocho libros y manuales con el material de sus investigaciones, los cuales funcionan como herramientas tanto para los sobrevivientes como para sus terapeutas. Todos estos libros los hizo accesibles para que cualquier persona los tuviera a su alcance, pues son de carácter gratuito. Uno de estos libros, El ultraje a la esperanza, fue el que le otorgó su premio más reciente.
La doctora Gioconda ha recibido una larga lista de reconocimientos y premios, por ejemplo: el Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica le dio un galardón en el 2002; además de obtener otros como el de Aportes al mejoramiento a la calidad de vida dado por la Defensoría de los Habitantes de Costa Rica en el 2000 y el de Mujer del año, entregado por el Centro Mujer y Familia del Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes en 1991.
Su premio más reciente fue dado por Ecuador Dice No Más, una organización ecuatoriana respaldada por Naciones Unidas que ha dado este mismo premio a mujeres como Isabel Allende y Oprah Winfrey.
La nominación de la doctora se da luego de que más de 3.700 sobrevivientes de violencia sexual votaron por ella tras haber leído El ultraje a la esperanza, reconociendo así, una vez más, su labor y esfuerzo en esta lucha.
“Ellas escogieron leer El ultraje a la esperanza sin que hubiese ninguna presión sobre ellas”, explicó Batres, “y todas dijeron lo que siempre dicen todas las personas sobrevivientes que leen El ultraje: me salvó la vida, por fin comprendí lo que yo tenía”.
La condecoración mundial SHEROE AWARD: Heroína para el cambio, y su respectivo certificado, fueron entregados a la doctora Gioconda el 20 de abril del 2024 en Costa Rica, por parte de la presidenta de la organización, Paola Andrade.
Batres dejó el trabajo de consulta, mas “no de la lucha”, pues continúa apoyando en capacitaciones, e incluso en conferencias, al tiempo que anunció que tiene planes de traer a Costa Rica una maestría especializada en el tratamiento del abuso sexual.
Ella insiste en que “esto hay que lucharlo para siempre”, pues los conflictos por razones de género están aún muy enraizados en la sociedad costarricense, especialmente porque “las luchadoras no somos tantas” y la falta de cooperación causa una desarticulación.