Universitarias

Estudiantes de San José dominan los cupos de segunda ronda de admisión a UCR 

Esta modalidad de admisión se estableció en el 2015, y desde ese año, más de 3 mil estudiantes han ingresado a la UCR a través de ese proceso.

Los estudiantes que salieron de colegios o centros educativos de San José fueron quienes obtuvieron más campos en el proceso de admisión diferida (segunda ronda); mientras que estudiantes de liceos rurales e indígenas fueron los menos favorecidos por este proceso en la Universidad de Costa Rica (UCR)

En este proceso, los alumnos de 561 instituciones volvieron a concursar para encontrar un cupo e ingresar a alguna carrera de la Universidad de Costa Rica, pero solo fueron admitidos 702 estudiantes, provenientes de 241 centros educativos.

Mariana Braco, estudiante de San Pedro de Montes de Oca, ingresa por admisión diferida a Bibliotecología.

La idea de la admisión diferida es darle otra oportunidad a estudiantes provenientes de colegios que no superaron el 15% de admisión en la primera ronda.

De los centros educativos con estudiantes admitidos, 71 pertenecen a la provincia de San José, 33 son de Alajuela, 31 de Limón,  29 de Guanacaste, 28 de Puntarenas, 26 de Cartago, y 21 de Heredia. Además, ingresaron estudiantes provenientes de los programas de Bachillerato por Madurez y Educación Diversificada a Distancia.

Únicamente 19 centros provienen de liceos rurales, y solo pudieron entrar estudiantes de un único centro educativo indígena, el Colegio Indígena de Shiroles. Estos números evidencian que, aunque se intente eliminar la brecha entre las poblaciones de centros urbanos y rurales, los procesos continúan favoreciendo a las personas de zonas urbanas y de provincias centrales.

 “Sí es equitativo, porque si hubiese sido solo el proceso regular, muchos no hubiésemos tenido la oportunidad que se nos está dando de poder ingresar este año” Mariana Bravo.

Eduardo Calderón, director de la Oficina de Registro e Información (ORI) de la UCR, cree que son muchas las razones por las cuales el proceso de admisión de la Universidad sigue favoreciendo a estudiantes del Valle Central. Entre estas mencionó la cantidad de estudiantes que realizan el examen por centro educativo, las condiciones socioeconómicas, la nota de admisión, y la calidad de la educación que se recibió.

A pesar de esta desigualdad, él piensa que sí se están abriendo las puertas de la Universidad a estudiantes que antes las tenían cerradas y que eso se evidencia con la cantidad de cupos que se abren para admisión diferida, ya que estos aumentan año con año.

Desde que se implementó esta modalidad de admisión en el 2015, se han designado cada vez más cupos. En el 2015, se asignaron 224 cupos, mientras que en el 2021 fueron 702, lo que demuestra que el proceso sí está cumpliendo con sus objetivos.

La finalidad es promover la representación equitativa de la población estudiantil de todos los centros de educación diversificada del país, y aprovechar al máximo los cupos que ofrece la institución.

Historias de segundas oportunidades

Wendolyn Valerio y Mariana Bravo tienen en común el haber ingresado a la UCR por medio de admisión diferida. Ambas habían quedado por fuera en la admisión ordinaria y pensaron que con eso sus aspiraciones universitarias habían terminado, pero se les dio una segunda oportunidad que ninguna conocía.

Wendolyn se dio cuenta de que existía admisión diferida cuando le llegó un correo electrónico, en el cual se le informaba que tenía que cambiar la contraseña de su cuenta institucional. A ella eso le pareció muy extraño, ya que no había ingresado a la Universidad.

Al día siguiente, la llamaron para decirle que había ingresado a Contaduría Pública en la Sede de Limón, a través de admisión diferida. En ese momento se dio cuenta de que existía este proceso.

Wendolyn es una de las pocas estudiantes de zonas fuera de la Gran Área Metropolitana que lograron ingresar por admisión diferida. Ella se graduó del CINDEA La Rita, en Guápiles de Limón, en el 2020 y fue la única estudiante de su grupo en ingresar a la UCR.

“Yo ni sabía que existía eso, pensaba que solo había admisión ordinaria. Me enteré cuando me llamaron para decirme que entré por admisión diferida. Yo pensé que ya no había nada más que hacer”, dijo Wendolyn, refiriéndose al proceso de admisión y a su reacción cuando se enteró que había ingresado.

Para Wendolyn, existe un problema de desinformación, ya que muy pocas personas conocen sobre el proceso y saben cómo funciona, pues se piensa que la única oportunidad que hay es la admisión ordinaria.

Ella comenta que en su centro educativo no les informaron mucho sobre el proceso de admisión a las universidades públicas, pues eran los estudiantes interesados quienes tenían que buscar la información sobre el proceso.

La historia de Mariana Bravo es similar, solo que esta se desarrolla en el centro del país. Mariana se graduó del Liceo José Joaquín Vargas Calvo en el 2020, e ingresó por medio de admisión diferida a Bibliotecología con énfasis en Ciencias de la Información.

Mariana comentó que ella se enteró de admisión diferida por medio de un amigo, que ya estudiaba en la Universidad. Fue él quien le dijo que este proceso existía y que todavía tenía esperanzas; al día siguiente, llamaron a Mariana para informarle que era una estudiante más de la UCR. Ella, al igual que Wendolyn, fue la única estudiante de su grupo que logró ingresar a la Universidad de Costa Rica.

Para ella admisión diferida es una segunda oportunidad que hace que el proceso sea más equitativo, “Sí es equitativo, porque si hubiese sido solo el proceso regular, muchos no hubiésemos tenido la oportunidad que se nos está dando de poder ingresar este año”, comentó Bravo.

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