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Erupción del Turrialba “se sale del patrón” de emisiones

Actividad del volcán podría continuar, afirma experto de la UCR

Como un nuevo despertar del volcán Turrialba se cataloga la erupción ocurrida la noche del 17 de enero del presente año, con una duración de alrededor de hora y media. Este evento rompió con el patrón de emisiones que este volcán venía presentando en las últimas semanas.

El macizo había mostrado tranquilidad eruptiva hasta mayo de 2020, pero a partir de esta fecha encendió las alertas, tanto de los profesionales en vulcanología como de las autoridades nacionales, ante un posible recrudecimiento de su actividad.

Guillermo Alvarado Induni, vulcanólogo y profesor de la Maestría en Geología de la Universidad de Costa Rica (UCR), indicó que la erupción reciente “fue más grande de lo que se esperaba”. Para el especialista es probable que ocurran nuevos eventos similares en las próximas semanas.

La emanación en el cráter principal de ceniza, gases y vapor de agua caliente (flujos piroclásticos) se inició antes de las 9 p. m. y se mantuvo hasta las 10:30 p. m., a una altitud de 4000 metros.

“Un volcán activo con desgacificación pasiva, como el Turrialba, puede generar erupciones de manera imprevisible o súbita; es decir, sin señales precursoras, las cuales podrían tener el potencial de expulsar bombas volcánicas fuera del cráter, por lo que el Sinac hace un llamado a la población de no ingresar por zonas ilegales…”, Guillermo Alvarado.

Dada la cantidad de cenizas, de gases sulfurosos y el efecto de los vientos, que  soplaban hacia el suroeste, la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE) advirtió a la Dirección General de Aviación Civil la posibilidad de que el tránsito aéreo se viera afectado por el desplazamiento de ceniza y su llegada a los aeropuertos Juan Santamaría y Tobías Bolaños.

Al mismo tiempo, se recibieron reportes sobre la percepción de olor a azufre (dióxido de azufre) y caída de cenizas en localidades del Valle Central como Coronado, Moravia, Sabanilla, Guadalupe, San Pedro, San José, Pavas, Escazú, Santa Ana, Belén y Alajuela, comentó Alvarado.

La última vez que hubo una caída importante de ceniza en el centro del país fue el 12 de diciembre de 2018, cuando la actividad del Turrialba se incrementó con columnas de 500 metros. Como resultado de estas emanaciones, al menos cinco vuelos internacionales se retrasaron en sus salidas y se tuvo que desviar una operación hacia el aeropuerto de Liberia, en Guanacaste. El 6 de noviembre de ese mismo año también se registró otra caída de ceniza durante varias horas de la madrugada y la mañana en varias ciudades alrededor de la capital.

Visitas al volcán

El vulcanólogo aseguró que por medio de cámaras de vigilancia se conoció el ingreso de forma ilegal de varios turistas a la zona del cráter, unas horas antes de la erupción del 17 de enero. Este hecho pone en peligro la vida de estas personas, así como la de posibles socorristas.

“Eso es justamente lo que el Sinac (Sistema Nacional de Áreas de Conservación), la CNE y diversas entidades turísticas y universitarias han estado advirtiendo; el peligro que significa ingresar a zonas prohibidas del volcán, no solo por la eventualidad de una erupción o quebradura, sino por poner en riesgo la vida de los rescatistas y el enorme costo económico y logístico que ello implica”, advirtió Alvarado.

El Turrialba permaneció cerrado al público, de forma temporal, durante los últimos días de 2021 y los primeros de 2022, debido a la emanación constante de cenizas. No obstante, el Sinac tomó la decisión de disminuir la actividad del coloso del nivel 3 al nivel 2, con base en criterios técnicos de especialistas. Asimismo, a partir del 14 de enero reabrió la atención a visitantes, siguiendo una serie de medidas de seguridad, entre estas el acompañamiento de guías certificados y capacitados a sitios autorizados.

“Un volcán activo con desgacificación pasiva, como el Turrialba, puede generar erupciones de manera imprevisible o súbita; es decir, sin señales precursoras, las cuales podrían tener el potencial de expulsar bombas volcánicas fuera del cráter, por lo que el Sinac hace un llamado a la población de no ingresar por zonas ilegales, para evitar cualquier tipo de peligro”, afirma esta instancia del Ministerio del Ambiente y Energía (Minae) en su página de Facebook.

Después de más de un siglo de inactividad, el volcán Turrialba inició en 2010 su período explosivo, con la emanación de gases, ceniza y el incremento de la actividad sísmica.

Sus principales fases eruptivas se sitúan entre 2014 y 2016. A partir de 2017 empezó a decrecer su actividad hasta mayo de 2019, período durante el cual las erupciones se hicieron esporádicas.

Esta pasividad eruptiva se volvió a romper en junio, julio, noviembre y diciembre de 2020, con una a tres erupciones mensuales, finalizó Alvarado.

El vulcanólogo recordó la importancia de que la población acate las medidas de seguridad establecidas por el Sinac y la CNE para evitar situaciones de emergencia.

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