Un crecimiento del sector de los servicios y una baja del campo agropecuario en la participación del PIB, fue la revelación obtenida en la proyección 2016-2017 del último informe macroeconómico emitido por el Banco Central (BCCR) hace unas semanas.
Según estos datos ofrecidos por el BCCR, el crecimiento económico para los dos siguientes años estaría bajo las riendas de la industria de transporte, almacenamiento y comunicaciones, la manufactura (demanda externa), comercio-restaurantes y hoteles, los servicios prestados a empresas, así como los servicios financieros y los seguros.
El informe señaló que el bienio 2016-2017 estará caracterizado por una reactivación económica en la que el PIB crecería un 4,2% en el 2016 y otro 4,5% un año después.
A continuación un extracto de la conversación que UNIVERSIDAD sostuvo con el director del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica (IICE-UCR), Max Soto Jiménez, quien comentó las implicaciones de estos cambios en la economía del país.
¿Qué implican estas proyecciones a nivel económico?
-Es una realidad de que Costa Rica al igual que otros países se está moviendo hacia una economía de servicios. De hecho la remisión que publicó el Central hace una semana corrobora y confirma que el sector servicios aumentó su participación dentro del PIB mientras que la agricultura y la manufactura perdieron importancia. Entonces eso significa que muchos de los empleos que se generan en la economía están ligados a los servicios y que cada vez sectores como el manufacturero o agropecuario van a proveer una menor proporción de las fuentes de trabajo.
En el 2015 hubo sectores que jalaron la economía hacia abajo, como el de manufacturas a causa de la salida de Intel y la agricultura por efectos climatológicos. Esos sectores que tienen un peso importante en el PIB hicieron que el crecimiento fuera más bajo de lo que venía siendo en años previos.
En el 2016, tanto el sector agropecuario como el de servicios crecerán. Lo que yo interpreto de estos datos es que hay una reactivación de la economía que viene en buena medida por un continuo crecimiento del sector servicios tanto de comercio, transportes, financieros y empresariales.
Por otra parte, en el 2017 hay otras consideraciones que podrían afectar esas proyecciones del Banco Central.
¿A qué consideraciones se refiere?
-El desempeño de Costa Rica en el 2016 estará en buena medida condicionado o favorecido por tres factores. Primeramente el crecimiento de la economía mundial y sobre todo en los países con los que Costa Rica tiene mayor relación comercial. Esto va a jalar la economía de Costa Rica a través de las exportaciones.
El segundo elemento es la drástica disminución en el precio de los combustibles y las materias primas ocasionado en parte por la desaceleración de China. Eso a nosotros nos favorece, pues nos salen más barato el petróleo y las materias primas, y nos genera divisas que se pueden usar para otras cosas.
El tercer factor es el endeudamiento externo, en este sentido el Gobierno ha manifestado la intención de financiar parte del déficit fiscal con deuda en dólares, pero en Costa Rica. Ese endeudamiento externo junto con la baja en los precios de los combustibles internacionales y de otras materias primas facilita que el tipo de cambio se mantenga bajo; es decir, que el mercado cambiario se mantenga en una situación superavitaria en la que va a haber más afluencia que demanda de dólares. Esto generaría presión hacia la baja en el tipo de cambio, o sea hacia la apreciación del colón.
Esa situación, en la que la economía crece más, el tipo de cambio se mantiene estable y la inflación por efecto de la baja en el precio de las materias primas y en el petróleo, da una visión que puede ser engañosa para el 2017.
¿Visión engañosa? ¿Por qué?
-Porque hay un problema estructural muy serio que no se está atendiendo y es el déficit fiscal. Este año puede ser una especie de sedante, pues estas circunstancias pueden invisibilizar o disimular un problema. Si ya en el 2017 se manifiesta más el problema porque han cambiado algunas circunstancias como que ya no bajan más el precio de los combustibles o que ya no haya endeudamiento externo posible, pues entonces las tasas de interés van a subir y esto afectaría el crecimiento económico y también van a existir circunstancias externas que tienen consecuencias si no se resuelve el problema fiscal.
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“Hay un problema estructural muy serio que no se está atendiendo y es el déficit fiscal. Este año (2016) puede ser una especie de sedante, pues estas circunstancias pueden invisibilizar o disimular un problema”.
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¿Es un futuro incierto el que se muestra para el 2017?
-Por supuesto. El 2016 yo lo vería bastante alcanzable porque a como lo está planteando el Central es muy viable que se den esas cifras. Yo pondría el 2017 con un signo de interrogación porque va a depender de otros factores en el tanto no se atienda la situación fiscal.
¿Qué cambios implican estas estimaciones a nivel social?
-A nivel social el hecho de que la economía crezca más aceleradamente tiene efectos positivos en el tanto en que se generan puestos de trabajo e ingresos, pero hay que estar conscientes de que un crecimiento entre el 3% y 4% no es suficiente para atender algunos problemas o reducirlos, tales como la tasa de desempleo o los índices de pobreza. Posiblemente tendríamos que tener crecimientos entre el 5 y 6% durante un período sostenidamente para poder ver resultados, además de otras políticas. Eso sin duda lo que nos dice es que vamos a continuar viendo un problema social importante de desempleo en los índices de pobreza. Y en cuanto a la situación fiscal, en el 2017 podríamos ver limitaciones mucho más severas en el gasto público del área social. Esto complicaría la situación social porque podría haber una menor compensación de la pobreza y un deterioro de la desigualdad.
En cuanto a la educación: ¿Qué significarían estos pronósticos para las carreras?
-Este es un tema más complejo porque uno pensaría que lógicamente debe haber alguna correspondencia entre el sector educativo en todos sus niveles, en este caso el nivel universitario y las necesidades productivas. Y eso es difícil de lograr pues hay transformaciones en la pirámide poblacional, la cual se ha ido disminuyendo en la base pues hay un envejecimiento en la población. Esto hace que haya menos gente entrando a los ciclos escolares y esto afecta a la demanda de trabajo en el sector educativo. Hay transformaciones en la realidad que obligan a ciertos cambios en las carreras porque la actividad genera menos necesidad de profesionales en ese campo debido a la transformación de la pirámide poblacional.
Y, finalmente, ¿por cuáles carreras deberían apostar las universidades?
-Los servicios implican muchas carreras como por ejemplo medicina, informática, ciencias económicas, recursos humanos y eso es un sector donde también se ocupa hablar más de un idioma, por lo que el sistema educativo tiene que responder a esas necesidades.
La educación tiene que irse moviendo hacia lo que la realidad económica va generando, lo cual no quiere decir que se tengan que cerrar carreras en artes musicales y plásticas, filosofía u otras, pues todas las disciplinas son importantes. Lo que es necesario es que no haya faltantes en aquellas actividades donde están surgiendo oportunidades que sean permanentes.