Universitarias

Docentes de la UCR se capacitan para apoyar a estudiantes en situaciones de crisis

Este segundo semestre se habilitaron 950 cupos donde recibieron aspectos básicos sobre ayuda emocional o primeros auxilios psicológicos, herramientas y recursos para la contención y protocolos para la referencia a otros profesionales.

A pesar de que la salud mental se ha abordado desde hace muchos años desde la Oficina de Bienestar y Salud (OBS) de la Universidad de Costa Rica, la pandemia por el COVID-19 generó en el estudiantado no solo un aumento en la cantidad de situaciones de malestar emocional sino también en sus niveles de complejidad.

Por ello, y considerando que los y las docentes además de tener un rol en la formación profesional de sus estudiantes, en muchos casos se convierten en guías y modelos a seguir y son figuras de confianza y cercanía, se les ha estado capacitando sobre bases teórico-conceptuales y recursos básicos para poder acompañar a otras personas.

“Son sesiones virtuales que permiten el encuentro y el intercambio de experiencias entre quienes participan”, señala M.Psc. Shirley Carmona Brenes, psicóloga de la Unidad de Promoción de la Salud de la OBS a cargo de la capacitación “Atención de la crisis: primera ayuda emocional”.

Este espacio se enmarca dentro de la “Estrategia Institucional para la Promoción de la Salud Mental, la prevención del malestar emocional y el abordaje del comportamiento suicida” que ha venido desarrollando la administración y se ha planeado de manera conjunta con diversas instancias universitarias.

Situaciones emergentes y urgentes

“Cuando se trata de salud, el profesor es una figura que puede aportar de gran manera a la gestión emocional de sus estudiantes, así también a su autocuidado y el de sus compañeros y compañeras de Unidad”, afirma Carmona. Por ejemplo, la Dra. Rita Meoño Molina, docente de la Escuela de Trabajo Social y con una experiencia de más de 30 años en la institución, ha participado de estas sesiones. Ella recibe al año entre 100 y 120 estudiantes directamente en sus cursos.

Entre los casos críticos, Meoño menciona el de “una estudiante estando infectada por COVID, que debió enfrentar el contagio de todas las personas integrantes de su núcleo familiar, incluido el internamiento de su madre por complicaciones asociadas al COVID. Su situación le impedía ver algún horizonte y alguna posibilidad de reorganizarse para enfrentar sus fuertes responsabilidades familiares y académicas”.

Esta profesora enfocó su acompañamiento —una vez valorada la situación— en “hacerle comprender que había que atender lo principal y urgente de primero y dejar las situaciones académicas para después, informando oportunamente a sus docentes”. La familia y la estudiante lograron salir airosos de la situación crítica de salud, y “fue entonces cuando la estudiante negoció las condiciones necesarias para asumir sus responsabilidades académicas”.

El Vicerrector de Docencia, el Dr. José Ángel Vargas Vargas señala que este tipo de preparación es clave ya que “permite fortalecer el perfil de la persona docente universitaria. Además de contar con sólidas capacidades académicas, es importante que desarrolle habilidades vinculadas a la empatía, la sensibilidad humana y el compromiso con una formación integral de sus estudiantes”.

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