El Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) firmó un acuerdo con la empresa costarricense Grupo Zamora para desarrollar un sistema de cultivo de algas que sirva como alimento animal y, a su vez, ayude a reducir el impacto ambiental de la industria porcina.
El convenio se firmó el 20 de agosto en el Campus Central de Cartago y permitirá la transferencia de conocimiento entre el Centro de Investigación en Biotecnología (CIB) del TEC y la subsidiaria de la empresa, Porcina Americana, la más grande productora de carne de cerdo del país.
El CIB ha llevado a cabo la investigación sobre estos microorganismos por más de 12 años. Los resultados han indicado que las microalgas fijan más carbono que los árboles, producen oxígeno y generan un producto rico en proteínas. Su cultivo es apto para alimento humano y animal, así como para obtener pigmentos y biofertilizantes.
El CIB ha desarrollado investigaciones sobre distintos tipos de microalgas en Costa Rica y sus aplicaciones en la industria avícola o como biofertilizantes.
Tecnología innovadora
En las instalaciones de Porcina Americana, ubicadas en Coris de Cartago, se desarrollará una planta piloto para el cultivo de estos microorganismos y será programada para producir 30 toneladas de biomasa microalgal. El objetivo es reducir los costos de la producción de carne al producir una fuente de alimento con un alto contenido en proteínas.
De acuerdo con Maritza Guerrero, coordinadora del Grupo de Investigación en Microalgas, la implementación del sistema consta de dos etapas principales. En la primera, participan cinco investigadores contratados por el TEC para trabajar con el montaje, el diagnóstico económico y la infraestructura de la planta. En la segunda, la empresa contratará a las personas que desarrollarán el cultivo.
“Va a ser una gran experiencia para nosotros los investigadores y para la empresa privada. Ya nosotros cultivamos en el laboratorio, en una escala semiindustrial, y demostramos que es rentable y que, si lo escalamos todavía más, los beneficios son mayores, tanto económicos como ambientales”, añadió la investigadora.
El cultivo de microalgas, además de servir como base alimenticia para los cerdos, ayuda a limpiar de forma natural las aguas. Actualmente, Porcina Americana usa los desechos de más de 18.000 cerdos que son criados en la finca, en Coris de Cartago, para producir electricidad.
“Nosotros lo vemos con doble propósito: limpiar las aguas y producir alimento para los animales que, a la postre, nos beneficiaría. Lograr sustituir, en parte o del todo, la importación de soya por microalgas, y compensando los aminoácidos o alimentos que vienen en la soya por los que produce la microalga, es una gran oportunidad para nosotros”, comentó Javier Vargas, director de Servicios y Proyectos del Grupo Zamora.
Vargas enfatizó en la misión de Grupo Zamora de producir la mejor calidad de carne posible de una forma amigable con el ambiente y aprovechando todas las herramientas tecnológicas que tienen a su disposición. Por esta razón, la empresa tiene una gran expectativa con el proyecto, ya que les permitirá reforzar su compromiso con el ambiente.
Según Maritza Guerrero, el CIB ha realizado presentaciones en el país sobre estos proyectos desde el 2010, lo que permitió que el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) notara esta investigación en particular y se interesara en ella.
“Comprobado este proyecto, podremos, junto al TEC, hacer propuestas en las que el pequeño y mediano productor pueda aprovechar esta tecnología y empiece a cultivar las microalgas en sus fincas. Eso sería buscando la competitividad del sector”, aseguró Alexandra Urbina, coordinadora del Programa Nacional de Cerdos del MAG.
Microalgas multibeneficiosas
A partir de las investigaciones del CIB se ha logrado determinar que las microalgas pueden duplicar su masa en menos de una semana, y que son capaces de aprovechar los minerales de las aguas residuales y la energía solar. También, se ha comprobado la utilidad de este cultivo para obtener alimento humano debido a su alto nivel nutricional.
“A nivel nutricional, se caracteriza por un alto contenido de proteínas. Otra característica que tiene es el contenido de ácidos grasos, tipo omega 3. Esto implica que, además de dar un carácter nutricional, tiene un efecto benéfico, lo que podría representar una mejora en el bienestar del consumidor”, explicó Fabián Villalta, del Grupo de Investigación en Microalgas.
La investigación es pionera en Centroamérica y se ha comprobado la factibilidad de estos microorganismos en distintas zonas del país como San Carlos, Guanacaste y Buenos Aires.
“Las microalgas pueden ser utilizadas para adultos mayores, para personas que están en recuperación postoperatoria, para poblaciones que pueden estar desnutridas y para la alimentación de una persona enferma, quien, con esto, puede recuperarse de una mejor forma porque tiene una cantidad excelente de aminoácidos”, aseveró Maritza Guerrero.
“Se ve así como que muy fácil (la investigación), pero en realidad ir avanzando lentamente desde tener las microalgas, purificarlas, potenciarlas, adaptarlas y darle seguimiento científico a cada una de las algas ha sido todo un reto. Al principio todo se nos caía, todo se nos moría, pero lo logramos. Entonces, es una satisfacción increíble porque podemos ayudar con una necesidad país”, añadió la investigadora del CIB.
El Centro de Investigación en Biotecnología forma parte de la Escuela de Biología del TEC. Desarrolla proyectos de alto impacto científico, con investigaciones interdisciplinarias enfocadas en tres áreas: biotecnología vegetal, biotecnología ambiental y aplicaciones biomédicas.