Universitarias

Crisis económica y falta de conectividad de estudiantes ponen en jaque al sistema educativo

La pandemia ensanchó las brechas que ya arrastraba el sistema educativo, afectando mayormente a los alumnos que tienen menos recursos, lo que podría redundar en que muchos más estudiantes queden fuera de las aulas.

Tras 14 meses de la pandemia, la crisis económica que afronta el país y la falta de conectividad en los estudiantes agudizaron las brechas en educación, que ya de por sí arrastraba el sistema educativo.

Actualmente 425 mil estudiantes de escuelas y colegios públicos no tienen acceso a Internet, de los cuales 210 mil se encuentran en condición de pobreza, según datos del Ministerio de Educación Pública (MEP).

Esto aunado a la pobreza que alcanzó el año anterior un 26,2%, según la Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INEC) de 2020, la tasa de desempleo de un 17,7% (2021) han puesto en jaque el sistema educativo, el cual cada vez es más desigual.

Para el investigador del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina) de la Universidad Nacional (UNA), Pablo Chaverri, actualmente el sistema educativo enfrenta una crisis.

“El sistema educativo está en crisis, ya venía en crisis desde antes de la pandemia, esta solo la agudizó. Las cosas empeoraron de forma diferencial; afectan más a quienes menos recursos tienen, menos recursos económicos y menos recursos tecnológicos. Hay personas para quienes esto es imperceptible, mientras que para otras va a significar un rezago tan grande que va a ser difícil que se mantengan en el sistema educativo”, indicó Chaverri.

Chaverri añadió también que la pandemia ensanchó las brechas educativas entre las escuelas y colegios públicos y privados.

“Hay centros que inclusive han podido retomar desde el año pasado las clases presenciales y las mantienen, ellos se han visto menos afectados y, además, provienen de familias con mayores recursos que les pueden ayudar más en el proceso educativo, mientras que los chicos de centros educativos públicos tienen menos posibilidades de asistir presencialmente y tener apoyo en sus casas”, añadió.

Conectividad, el problema más grande

En esa misma línea, la viceministra académica del MEP, Melania Brenes, asegura que si bien es cierto el sistema educativo enfrenta varios problemas, la piedra en el zapato más grande es la conectividad.

“Hubiera sido más favorecedor y disruptivo si hubiéramos podido llegar a la totalidad de la población educativa de todo el país. Sinceramente, nosotros como Ministerio de Educación Pública ya no vemos por donde más mover nuestras piezas, nuestros apoyos. El tema del Internet no es solo una responsabilidad del MEP, se requiere de voluntad política y de muchos actores. Dentro de todas las cosas que hemos podido avanzar, esta es la piedra en el zapato más grande para poder hacer un cambio más importante”, indicó.

Apoyando esta tesis, la directora del Instituto de Investigación en Educación (INIE) de la Universidad de Costa Rica (UCR), Jacqueline García, indicó que la pandemia dejó en evidencia la necesidad de conectividad en los hogares. “Hay instituciones como Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel) que tenían que haber fortalecido —en mi opinión— al ICE y mejorar la conectividad de los hogares”.

Esta crisis también ha alcanzado la educación superior, pues muchos de los estudiantes no tienen las posibilidades de acceder a un dispositivo o una conexión tecnológica. En esta vía, por ejemplo, la UCR y la UNA han brindado subsidio para conectividad a algunos de sus becarios, así como préstamos de tabletas y computadoras.

Docentes sin herramientas

El cambio en el modelo pedagógico de presencial a distancia también ha tenido un impacto importante en el sistema educativo, pues muchos de los docentes no contaban con las destrezas para trabajar en esta modalidad.

“Estaban acostumbrados a guías, libros de texto, a materiales impresos o a tecnología que se podía usar en el aula (videos, power point). El uso de recursos en línea y la búsqueda de información en Internet no son de los desempeños más desarrollados de nuestros docentes. Las competencias docentes van en avance, pero requieren sofisticación”, indicó la viceministra.

La directora del INIE indicó también que distintas tesis y estudios han señalado que existe una baja apropiación de las herramientas tecnológicas por parte de los docentes, pese a que tienen acceso a dispositivos electrónicos e Internet. En su opinión, la actualización profesional de los docentes en materia de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) es algo que se tuvo que haberse encaminado desde años atrás.

“Creo que el Ministerio tuvo que buscar una estrategia con la cual asumir la emergencia, que puso en evidencia aspectos que tenían que haberse resuelto o estar en proceso de resolución, y el más importante es la formación en TIC en la población docente. Tenían que haberse innovado los procesos de formación y actualización profesional de los docentes para tener una respuesta clara a la educación a distancia a la cual fuimos expuestos de manera abrupta”, acotó.

La decana del Centro de Investigación y Docencia en Educación CIDE de la UNA, Sandra Ovares, aseguró que existe una falla en las universidades, quienes no les han dado a los docentes alguna estrategia metodológica que atraiga a los estudiantes a participar en las clases. Añadió también que el país no tiene una cultura de aprendizaje, pues en otros países como Alemania los estudiantes se conectan y participan.

Por su parte, la decana de la Facultad de Educación de la UCR, Magda Sandí, destacó el apoyo y acompañamiento que le ha dado esta instancia a los estudiantes que estudian docencia y a exalumnos, tales como nuevas estrategias metodológicas y recursos didácticos elaborados por los mismos docentes.

Esta problemática se presenta también en las universidades, donde muchos docentes tampoco se han adaptado a la nueva forma de enseñar e incluso en algunas ocasiones continúan evaluando como antes de la pandemia. Esto último ha detonado en denuncias por parte de la población estudiantil, quienes han señalado la falta de flexibilidad de los profesores.

Crisis económica

Otro factor influyente en la crisis del sistema educativo es la situación económica del país, la cual se ha contristado aún más durante la emergencia sanitaria causada por la COVID-19.

“En este escenario emerge además el otro gran actor de la pandemia: la crisis económica y el desempleo. Ya lo veníamos sufriendo, pero se agudiza con la pandemia, siendo los sectores más vulnerables, de menor escolaridad, los más afectados”, agregó la directora del INIE.

Este factor específico podría incluso aumentar la exclusión educativa, pues muchos de los estudiantes, debido a su situación económica y falta de conectividad, prefieren abandonar los estudios y empezar a trabajar.

Según datos del MEP, para el 2020, 18.000 estudiantes —la mayoría de ellos jóvenes y adultos —fueron excluidos del sistema educativo, de los cuales cerca de 10.000 se reincorporaron este año a las aulas. Los otros 8 mil las abandonaron.

La crisis educativa que actualmente enfrenta el sistema educativo, según la viceministra de Educación, apenas se está “empezando a ver” y se podría agudizar más si distintas instancias no toman acciones.

“Existe una crisis en algunas dimensiones del sistema educativo relativa a las condiciones que la población estudiantil requiere para aprender en condiciones de equidad. Es una crisis de equidad. Es un sistema que, por esta crisis de equidad, de repente genera que el trabajo que hacemos sea muy desigual, dependiendo de la modalidad, regiones, etc. Esta crisis apenas la estamos empezando a ver”, destacó.


 

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