Universitarias

Centro Infantil Laboratorio opera con normalidad este 2019

Se disminuyó el costo que deben destinar las familias por cada niño y se ajustó a cuatro grupos de estudiantes.

El Centro Infantil Laboratorio de la Universidad de Costa Rica (CIL) operará este año con normalidad, luego de una serie de ajustes que se realizaron en temas presupuestarios y de proyectos que ya habían vencido.

Así lo confirmó la directora del centro educativo, Mónica Garro, quien explicó que el ajuste buscaba poner en orden su funcionamiento con respecto al reglamento de vínculo externo, así como beneficiar a las familias de niños y niñas que son atendidos.

“El CIL contaba con tres fuentes de ingreso, uno por presupuesto extraordinario, otro bajo un proyecto administrado por la Fundación UCR y otro proyecto con una empresa auxiliar; en este último ingresaban los dineros que las familias pagaban por la atención de los niños. Los proyectos que dieron origen a esas cuentas financieras ya se habían finalizado, por lo cual había que hacer ajustes, según un informe de la Contraloría Universitaria y un serio estudio financiero en el que nos apoyó la Escuela de Economía”, explicó la directora.

Dado que los proyectos ya no estaban funcionando como tal, era necesario incrementar las mensualidades cada año, pues la masa salarial crecía anualmente y era una afectación para las familias, algo que, según Garro, no podía seguir sucediendo.

Dado que los proyectos habían concluido, era necesario cesar a ocho personas que ocupaban puestos de los proyectos, puesto que se hacía imposible sostener al personal sin continuar incrementando las mensualidades a las familias.

La directora recalcó que el cese de este personal no se dio por falta de cualidades profesionales o porque no cumplían, sino que se trataba de profesionales de excelente nivel, pero que correspondían a estos programas que ya no funcionaban.

Paralelamente, se había hecho un estudio para determinar si el CIL podía continuar dando la atención de calidad y altísimo nivel a las niñas y niños con el personal que quedaría y se determinó que era viable.

Cambios positivos

Los resultados de ambos estudios llevaron a la conclusión de que era posible continuar atendiendo a la población infantil, restringiendo un poco la matrícula y abriendo cuatro grupos de menores en lugar de cinco, así como bajando la mensualidad que se le cobraba a las familias.

“Ahora en lugar de tener cinco grupos tenemos cuatro, cerramos el grupo de niños de 1 año, pues con el personal que contamos no es posible atender a muchos a la vez. Al no tener que sostener el costo del personal de los proyectos vencidos pudimos reducir la mensualidad de ¢175.000 a ¢150.000 mensuales y la idea es ir disminuyendo más cada año, para que las personas de menores recursos puedan acceder a los servicios”, detalló Garro.

La nueva modalidad permite a los padres hacer el pago directamente en la plataforma virtual y de cuenta única de la UCR. De esta manera, se brinda una mayor transparencia.

Servicios especializados

Adicionalmente, el CIL ya cuenta con instalaciones de primer nivel: un edificio diseñado especialmente para la atención de niñas y niños, detalló Flory Castro, Jefa Administrativa.

La nueva edificación cuenta con una enfermería totalmente equipada, así como un espacio para lactancia materna para las que así lo requieran. Inclusive, tienen una refrigeradora para guardar la leche materna.

“Los baños son universales con todas las disposiciones para personas con capacidades diversas, en las aulas hay baños y duchas de primer nivel. Hemos establecido una comisión de gestión de riesgo, acabamos de actualizar el programa de primeros auxilios y hacemos simulacros de incendio y evacuación”, añadió Castro.

Se han establecido convenios con la Facultad de Odontología para hacer revisiones constantes a los niños; con la Oficina de Seguridad y Tránsito para que el ingreso de las familias sea ordenado y sencillo. Además, los padres y madres cuentan con un marchamo especial y realizan recorridos mensuales para evitar estancamientos de aguas para el control del mosquito Aedes aegypti.

Mónica Garro mencionó que las instalaciones están totalmente pensadas para la infancia no solo en infraestructura, sino de todas las áreas como la nutricional, pues cuentan con un proyecto con la Escuela de Nutrición, el cual busca la alimentación idónea.

Se les ofrece a los menores merienda a media mañana, almuerzo y otra merienda en la tarde, buscando que los platillos sean sanos, de manera que los estudiantes no tengan sobrepeso, ni peso bajo.

“Ofrecemos un proyecto de lenguas extranjeras con la Escuela de Lenguas Modernas de la UCR, de inglés y francés, se trata de una iniciativa en que los estudiantes de la carrera trabajan en conjunto con nosotros, desarrollan experiencias de aprendizaje y propuestas para que los niños jueguen compartan y aprendan”, añadió Garro.

En general, la metodología del CIL se enfoca en pensar cómo aprende la niñez, bajo un modelo Montessori, basado en los intereses de niños menores de cuatro años, brindándoles un acompañamiento de un equipo interdisciplinario de 16 personas para el apoyo para las familias, una sicóloga, maestras de preescolar, una trabajadora social, una terapeuta de lenguaje y una coordinadora pedagógica.

Además, impulsan el aprendizaje de la mano con el planeta, como un lugar donde pueden vivir pero que deben cuidar, incluyendo la conservación y el reciclaje. Ofrecen un personal de mucha experiencia, algunos con más de 20 años de trabajar en el centro educativo.

“Hemos tratado de hacer una administración responsable, pues el modelo que ofrecemos es diferente. El CIL continúa con una propuesta personalizada, de lenguaje y currículum integral, incluso estamos a la espera de que este año se de la firma entre la UCR y el Ministerio de Educación Pública que nos permita certificarnos y poder ampliar la atención a edades de preescolar”, dijo la directora.


¿Cómo ingresar al CIL?

El Centro Infantil Laboratorio (CIL) es un centro de educación para niños entre uno y cuatro años. Ingresan prioritariamente los hijos de personas que trabajan en la Universidad, hijos de estudiantes de la UCR y, si queda campo, para la gente de la comunidad de Montes de Oca.

“Realizamos un estudio de necesidad de cuido, de ahí la dificultad para ingresar, pues se les da prioridad a los niños que, por ejemplo, los papás trabajan todo el día y no tienen redes de apoyo cercanos. Es importante que las familias entiendan que esto ha sido un proceso, se redujo la matrícula, pero así, los niños cuentan con los mismos servicios”, explicó Flory Castro, Jefa Administrativa.

Mónica Garro, detalló que siempre han pensado en que la gente se sienta cómoda, que el personal esté contento y no extremadamente agotado, por lo que sería irresponsable abrir más grupos recargando a las profesionales, de ahí el espacio limitado para admitir nuevos niños.


 

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