La Universidad de Costa Rica (UCR) no solo es un centro de formación superior, sino que también es un lugar desde el cual se llevan a cabo diversas investigaciones y se promueve el desarrollo y apoyo social. Precisamente, en este último aspecto se ha destacado por ofrecer el servicio del Centro Infantil Laboratorio (CIL), el cual cuenta desde este año con nuevas instalaciones de primer nivel para atender a los niños de las comunidades cercanas y a los hijos de los funcionarios de la institución.
Es un centro de preescolar que ha sido reconocido a lo largo de los años por su excelente formación, dado que promueve procesos holísticos a través de experiencias pedagógicas relacionadas con el desarrollo integral de la niñez.
Actualmente, unos 78 menores asisten diariamente al CIL, y reciben lecciones en el nuevo edificio, que fue diseñado y construido específicamente para garantizar la atención integral de los niños.
Es un nuevo espacio, un nuevo ambiente y una garantía de que los menores cuentan con el lugar adecuado para su formación. La infraestructura cuenta con seis aulas, oficinas, comedor, área de enfermería, ludoteca y baños para niños y adultos, así como un gran patio interno y externo; todos ellos adaptados a las necesidades lúdicas y de aprendizaje de los más pequeños.
La construcción de este proyecto planteaba grandes dudas y retos, pues fue necesario trasladar a los niños a un espacio temporal mientras se construía la nueva edificación, la cual, por las características de atención de menores, debía cumplir con estándares diferenciados.
Se trata de una edificación que se distribuye en un terreno de 4.200 metros cuadrados, al lado de la Facultad de Ciencias Sociales en la Ciudad de la Investigación, que compartirán con la Casa Infantil Universitaria (CIU), y un área de construcción 1.235 metros cuadrados. La inversión de este proyecto fue de ¢1.146.803.305, fondos provenientes del presupuesto ordinario de la UCR.
En el caso del CIU, se cuenta con espacios multiuso para el cuido y atención de niños desde recién nacidos hasta los 3 años y 7 meses, así como un servicio de apoyo para los estudiantes universitarios que son madres y padres.
Esta unidad aún no se ha trasladado a su nueva casa, pero ya cuenta con área de oficinas, comedor y baños para niños y adultos, así como espacios de apoyo, como patios de juego enzacatados.
Para Mónica Garro, directora del CIL, una de las principales ventajas del nuevo edificio es que está centrado en la niñez, pues cada uno de los detalles fue pensado en que los niños puedan jugar y contar con espacios verdes y acceso seguro.
“Contamos con baños acondicionados a su tamaño, un play, rampas de acceso y lugares para jugar con altos estándares de seguridad. Es un edificio muy iluminado, pensando en que las niñas y niños necesitan estos espacios óptimos para crecer sanamente”, dijo Garro.
Un proyecto a escala
Cuando se trata de atender niños lo ideal es pensar en sus necesidades, por lo que, precisamente, el desarrollo de este proyecto de infraestructura se dio a partir de estudiar lo que los menores necesitaban, para convertirlo en una experiencia modelo.
De acuerdo con Omar Chavarría de la Oficina Ejecutora del Programa de Inversiones (OEPI) de la UCR, se tomó un tiempo madurar el proyecto del nuevo CIL, pues cada detalle requería de enfoque, seguridad y producción a escala; es decir, adaptado a los niños.
Las aulas, que pasaron de cuatro a seis, fueron construidas con un enfoque de seguridad; por ejemplo, cada una de ellas tiene ingreso por cada dos aulas, de manera que se pueda acceder a ellas por dos vías.
“El objetivo era despertar un mundo de fantasía con la incorporación de elementos a escala, mucho color, movimiento, con grandes pizarras internas para que los chicos puedan hacer sus dibujos. Cada aula tiene espacios privados de trabajo con los niños y dos baños inclusivos, adaptados al tamaño de los estudiantes”, explicó Chavarría.
Igualmente, cuenta con espacios lúdicos –exteriores e interiores–, un patio colectivo en el centro que permite realizar actividades bajo techo y un patio de juegos adicional para el disfrute de los niños.
Al tratarse de un proyecto modelo, se pensó en incorporar todos los elementos sostenibles posibles, de manera que fuera un espacio más agradable para los menores. Por ello, se hace un excelente aprovechamiento de la luz y ventilación natural, así como pisos de madera para que los niños estén a gusto cuando juegan en el suelo.
Según Chavarría, hay grandes ventanales que se abren con facilidad –si las maestras así lo consideran conveniente–, lavatorios pequeños y espacios de fácil limpieza basados en la ergonomía de los niños. Se ideó el área de administración y trabajo docente a la medida para el trabajo que desempeñan los profesionales a cargo.
El CIL es un programa permanente de Extensión Docente de la Vicerrectoría de Acción Social, donde se atienen a menores con edades entre un año y un mes hasta los tres años y once meses, y cuenta con personal docente graduado de educación preescolar y con niñeras y profesionales en Psicología, Trabajo Social y procesos comunicativos.
A la vez, los estudiantes son atendidos por profesionales en áreas como Nutrición, Salud, Medicina, Enfermería, Odontología, Lenguas modernas, Educación Física y Artes Musicales, entre otros.
Por su parte, el espacio destinado para la Casa Infantil Universitaria tiene grandes mejoras con respecto al anterior, y cuenta con las condiciones adecuadas para atender a los bebés en su tiempo de estancia.
En relación con el espacio de parqueos, la UCR llegó a un acuerdo con el CIL para darle espacios en el edificio de parqueos contiguo a la Facultad de Ciencias Sociales, de manera que los padres puedan estacionar sus autos ahí mientras dejan y recogen a sus hijos.