La Brigada de Atención Psicosocial en Emergencias y Desastres de la Universidad de Costa Rica (UCR) recibió el Premio Aportes para el Mejoramiento de la Calidad de Vida 2017 en la categoría de entidad pública.
El galardón fue entregado en conjunto por la Defensoría de los Habitantes, y el Consejo Nacional de Rectores (Conare), el pasado 20 de octubre.
La Brigada (activa desde 1988) pertenece a la Escuela de Psicología de la UCR y forma parte del Programa de Gestión de Riesgo y Reducción de Desastres (PGRRD), antes Comisión Institucional de Emergencias.
Su labor consiste en ofrecer atención psicosocial a las personas afectadas por una emergencia o un evento natural, llevando apoyo a las comunidades con un equipo multidisciplinario que brinda el acompañamiento necesario hasta tiempo después de pasada la emergencia.
“Nosotros tenemos personal capacitado y con amplia experiencia, pólizas de cobertura, transporte y presupuesto para salir lo más rápidamente posible”, indicó Lorena Sáenz Segreda, coordinadora de la Brigada.
“Tenemos un periodo de activación de 48 a 72 horas. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) le solicita los servicios de la Brigada a la Rectoría y esta autoriza el recurso humano y material para atender las emergencias en las comunidades, que en coordinación con la CNE y el Ministerio de Salud, nos indican que deben ser cubiertas”, agregó.
El equipo de trabajo de la Brigada cuenta con dos coordinadores (Lorena Sáenz en la parte académica y Marco Carranza en la parte operativa) y 10 brigadistas de planta. Cuando ya se está atendiendo la emergencia se unen las personas que ya están capacitadas en el Trabajo Comunal Gestión de Riesgo en Comunidades Amenazadas (TC-550) y otras unidades académicas como las escuelas de Geología, Geografía, Enfermería, Trabajo Social, entre otras, para formar un grupo de alrededor de 30 personas.
“En algunas emergencias como Otto y Nate, ha sido necesario reconceptualizar la forma de organización. Con Otto estamos trabajando de la mano con la Vicerrectoría de Acción Social (VAS) para tener una priorización de las comunidades afectadas en el país donde tenemos proyectos de Acción Social, para que llegue esa ayuda lo más coordinada, rápida y oportuna a las comunidades con las que previamente la Universidad ya tiene un vínculo establecido y que han sufrido afectación”, explicó la coordinadora.
De acuerdo con Lorena Sáenz, el acompañamiento que se da a las comunidades afectadas luego de una emergencia gira en torno a fortalecer las capacidades locales de la respuesta psicosocial ante las emergencias y desastres.
Para lograr esto, la Brigada trabaja con las instituciones locales encargadas de dar atención psicosocial, cuya capacidad es rebasada por el tipo de emergencia que tiene que atender o también porque su personal se encuentra directamente afectado.
“Cuando hemos llegado, por ejemplo a Upala, teníamos personal docente afectado, personal del Pani, personal del Ministerio de Salud, personal de la Caja; entonces la capacidad de respuesta estaba disminuida. Nosotros entramos a fortalecer esas capacidades institucionales y a coordinar con la dirigencia comunal para establecer también la atención en las comunidades”, explicó la coordinadora.
La duración del acompañamiento que ofrece la Brigada depende también de la gravedad de la afectación. El período inicial puede ir desde una semana hasta un mes, cuando se logra que se estabilice a la comunidad y luego de eso el acompañamiento puede extenderse hasta por un período de cinco años.
Una vez establecido el período de acompañamiento, la Brigada se encarga de visitar las comunidades afectadas por lo menos una vez al mes para trabajar con los proyectos locales de desarrollo.
La Brigada de Atención Psicosocial de la UCR ha prestado apoyo en situaciones como el terremoto de Cinchona del 2008, el terremoto de Sámara del 2012, el Huracán Otto del 2016 y la reciente Tormenta Tropical Nate, que de acuerdo con la coordinadora Sáenz, ha sido la crisis más grande que ha atendido la Brigada hasta el momento.
Premios al Mejoramiento de la Calidad de Vida 2017
El Premio Calidad de Vida nace en 1992 gracias a la Escuela de Ingeniería Industrial de la UCR. A partir de 1995 se incorpora la Defensoría de los Habitantes y en conjunto con el Consejo Nacional de Rectores (Conare) se organiza el concurso.
La iniciativa consiste en organizar un reconocimiento nacional a personas, empresas o instituciones que con el desempeño de sus actividades ordinarias, aporten de manera evidente al mejoramiento de la calidad de vida de los costarricenses.
Este año no solo la Brigada de Atención Psicosocial de la UCR fue reconocida. Walter Ferguson fue galardonado con este premio en la categoría de persona física, por dedicarse al rescate de los rasgos culturales de la población afrocaribeña mediante el Calypso.
En la categoría de organización de la sociedad civil, Asociación Abacor-Banco de Alimentos, fue la premiada por beneficiar a poblaciones en riesgo y exclusión en la obtención de alimentos y productos de primera necesidad.
Cada categoría ofreció también reconocimientos especiales a otros nominados. En la de persona física fue Adilia Eva Solís Reyes (vecina de Upala y profesora de la UCR) por velar por los Derechos Humanos Universales.
En la categoría de sociedad civil se reconoció a la organización MarViva por promover el uso ambientalmente racional de los recursos marinos a través de programas preventivos y educativos; y en la categoría de entidad pública se le ofreció reconocimiento al Programa de Equidad de Género del Instituto Tecnológico de Costa Rica, por contribuir a erradicar la discriminación y buscar equidad e igualdad de oportunidades para todas las personas.
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La Brigada de Atención Psicosocial de la UCR se encuentra activa las 24 horas del día los 365 días del año.
Esta Brigada atiende tanto emergencias nacionales como emergencias dentro de la propia Universidad.
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“Las afectaciones de las emergencias y desastres no son solo físicas, no es solo la casa que se cayó, sino es el impacto en los modelos de existencia, en los recursos que las personas tienen que enfrentar, en sus cosechas, sus animales, en la desestructuraciones de su vida cotidiana y el impacto que esto tiene en las personas a nivel emocional”. Lorena Sáenz, coordinadora de la Brigada.
