Las mujeres de comunidades costeras, campesinas, indígenas y migrantes han sobrevivido este periodo de pandemia sin empleo remunerado formalmente, haciendo malabares para alimentar a sus hijos, con los comedores escolares cerrados, atendiéndolos en el estudio desde la casa, cuidando a los mayores y hasta buscando otras formas de trabajo fuera del hogar para poder mantener a sus familias.
Esa es una de las conclusiones del “Diagnóstico comunitario de poblaciones y territorios vulnerabilizados en el marco de la pandemia”, que apunta que un 62% de las mujeres encuestadas no tenía un trabajo en el momento del estudio.
Este diagnóstico permitió articular a varios proyectos de Acción Social de la Facultad de Ciencias Sociales y al Programa Kioscos Socioambientales de la Universidad de Costa Rica (UCR) y sus resultados fueron presentados esta mañana.
“Una de las primeras necesidades que tuvimos fue sostener el vínculo con estas personas, no abandonar los proyectos que teníamos y que existiera un espacio para las voces de estas personas de las comunidades con las que ya trabajábamos”, explicó Rebeca Gu, una de las coordinadoras del proceso junto con Dylana Rodríguez.
Rodríguez mencionó entre los hallazgos del diagnóstico, que en las comunidades que participaron se identificaron como factores de riesgo la presencia de adultos mayores en los hogares; enfermedades como hipertensión y diabetes; cambios muy abruptos en su cotidianeidad; y la falta de ingresos para sostener a las familias. Asimismo, las personas proveedoras han sido las que se han contagiado primero, por el vínculo laboral que tienen fuera de la casa.
Pero además, son hogares numerosos. Un 26% de los hogares encuestados eran de cuatro personas y un 21% de más de seis personas, todo lo cual implica más riesgo, más posibilidades de contagio y un confinamiento que recrudeció la pobreza que ya vivían en estos territorios.
Rodríguez también señaló que se abordaron factores psicosociales como el papel de las creencias religiosas y la espiritualidad, que les permiten sostenerse en sus actividades cotidianas y frente a la incertidumbre y el miedo.
Personas migrantes y refugiadas discriminadas con Bono Proteger
El diagnóstico incluye un amplio apartado sobre las implicaciones de la pandemia en las condiciones laborales, al que se refirió Gu, que expone cómo trajo desaceleración económica y reversión en derechos laborales, alta informalidad, bajos salarios y debilidades en sistemas de protección social y laboral.
Según el diagnóstico, aunque la mayoría de familias consultadas solicitó el Bono Proteger y lo recibieron, no alcanzó para sostener familias de 6 o más personas. Asimismo, se evidenció una discriminación pues las personas migrantes y refugiadas fueron las menos beneficiadas con Bono.
Gu se refirió al proceso, que consistió en mantener el vínculos con las personas de las comunidades, elaborar materiales de comunicación, realizar actividades públicas (por ejemplo, de los impactos de la pandemia en territorios costeros; diálogos sobre territorios indígenas; derechos laborales y agronegocios en pandemia y frontera, población y pandemia), aplicar un cuestionario, denunciar y compartir realidades y alternativas desde los saberes comunitarios.
“Se quiso romper la visión vallecentralista de ver la pandemia solo desde la Gran Área Metropolitana, sino también desde espacios costeros campesinos e indígenas y luego difundir la información dentro y fuera de las comunidades y dentro y fuera de la universidad”, dijo Gu.
El cuestionario fue aplicado a 105 personas, 73% mujeres (edad promedio 47 años) y 26,6% hombres (edad promedio 40 años).
En el diagnóstico también se visibilizan espacios de esperanzas y alternativas, propuestas de las mismas personas, como por ejemplo, iniciativas para promover el comercio local, volver a las raíces y la producción diversificada y local.
La Vicerrectora de Acción Social de la UCR, Marisol Gutiérrez, coincidió en que “las asimetrías sociales que se han ido evidenciando cada vez más, requieren de esfuerzos conjuntos y de soluciones creativas”.
“En este caso estamos hablando de poblaciones que han sido marginadas, la pandemia nos pone en escena de manera más cruda situaciones estructurales, hay un recrudecimiento de esto porque no hemos tenido políticas consecuentes ni seguimiento a esas políticas para resolver estos problemas”, refirió al tiempo que agregó la importancia de evaluar los resultados de los proyectos.
Presentan radionovela Frijolar
Como parte de la presentación del diagnóstico, también se compartieron dos episodios de la radionovela Frijolar, producida con apoyo de las Radioemisoras de la UCR y la Facultad de Ciencias Sociales.
Rebeca Gu destacó que fue muy importante el apoyo de Fernando Mora Mora, técnico de las Radioemisoras UCR y quien falleció este año. “Su aporte fue sumamente valioso, como técnico, como productor y maestro. Esta radionovela está dedicada a Fernando, que en paz descanse y a sus hijas. Esta fue la última producción que Fernando hizo y queremos extender nuestra solidaridad a sus familias y seres queridos”.
En el primer episodio aparecen los personajes de un pueblo en Quepos, rodeado de piña. Doña Liliana, una señora que tiene una venta de empanadas y quiere que la gente del pueblo siempre un frijolar. Y Zúñiga, un ex guarda de seguridad que padece de los nervios y siente “cabanga” por las montañas, se imagina de nuevo cruzando los barreales y los barrancos, y quiere escuchar los pájaros del Pacífico.