País Último día de su Gobierno

Presidente Solís: “Mañana seré el expresidente y el papá que tiene una deuda de tiempo con su hija”

Solís se despide de su administración con duras críticas sobre el caso del cementazo y la falta de "atención" al déficit fiscal

Antes de que fueran las 10 de la mañana, a Luis Guillermo Solís lo esperaba algo más que vecinos que le pedían “una foto”, en el cantón de San Ramón – donde realizó la última gira de su administración-. Detrás de una malla de la escuela Laboratorio, varios niños  y niñas, agitaban una bandera de Costa Rica y le extendían sus manos para saludarle.

Con unas sillas, que habían colocado bajo el sol, los estudiantes en unísono le cantaban: “Se oye, se siente, que viva el presidente”.  Solís, quien vestía una chaqueta café y una camisera de botones, color naranja, les devolvía el gesto y trataba de memorizar algunos de sus nombres.

“Es una sorpresa que me dan ese montón de niños (…) El que los niños vean al presidente es un deber cívico”, respondió el mandatario ante el recibimiento.

Esta mañana de lunes  7 de mayo del 2018: su último día de gobierno, el presidente Solís dijo en las últimas declaraciones como presidente a la prensa que “no cree volver a participar a un cargo de elección popular”. Expresó además, que retomará su vida profesional de profesor y que tiene una oferta para dar clases, en la Universidad Internacional de Florida.

Con mucho cuidado de no ir más allá de los detalles, Luis Guillermo Solís dijo que, “esperaba salir con éxito” de la operación que le harán por un desgaste en la cadera y que le realizarán “en algún lugar del país”, el 24 de mayo.

A eso de las 8 de la mañana, Solís, junto a toda su delegación y acompañado de algunos ministros, estuvo en la inauguración de la terminal para vuelos domésticos del aeropuerto Internacional Juan SantaMaría.

Posterior a esa actividad y, sin desenrrumbarse mucho del camino, se dirigió hasta San Ramón para  la última obra que entregaría de infraestructura educativa: el Liceo Experimental Bilingüe de San Ramón.

Aseguró que, por la tarde, estaría en Casa Presidencial  firmando varios temas entre ellos: el tratado contra las armas nucleares, el cual firmaron otros  50 países en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en el que la embajadora costarricense, Elayne Whyte, tuvo un papel esencial en el liderazgo.

Hace cuatro años, cuando recién acaba de ganar la presidencia, Solís dijo al Diario El País de España que, cuando acabara su mandato, le gustaría que lo describieran en los libros educativos como “Un Gobierno inesperado que hizo posible que Costa Rica avanzara hacia niveles insospechados de confianza ciudadana en la democracia y de desarrollo económico de prosperidad en la transparencia”.

En ese entonces, su mandato empezaba y  1.300.000 de costarricenses le habían dado su voto y confianza. Solís tenía un libro casi vacío, en blanco, no habían pasado momentos que marcarían sus años de administración: el huracán Otto, la tormenta Nate, la construcción del puente  de la Platina, el “cementazo” o el agravante del déficit fiscal.

Hace tan sólo unos días,  el presidente leyó frente al plenario Legislativo su último informe de gestión, a quien críticos y diputados le achacaron  falta de “autocrítica” a los 100 hitos que describió en el documento. Además, le criticaron  haber dedicado tan sólo unos breves párrafos  al caso de corrupción más sonado de su gestión: el cementazo.

“¿Cómo cree que sea recordado por la historia?”, le consultó un periodista en el Salón de Expresidentes de la Asamblea, posterior a la lectura del informe.

—No lo sé, porque el tiempo histórico no es el tiempo inmediato. El tiempo histórico requiere de una serie de procesos – se lo digo profesionalmente- pasarán años, antes de que pueda ver una valoración más tranquila, menos apasionada de los acontecimientos en el país, manifestó.

Ahora, a sus 60 años y a tan sólo unas horas de dejar el mando presidencial, Solís dice que tomará unos días de vacaciones; que le debe tiempo a su hija Inés, de 12 años, y que, a partir de este martes 8 de mayo,  será “el expresidente y el papá que debe de reponer tiempo con su hija menor”.

“Es muy emocional, hemos compartido momento muy angustiosos. Es como una familia que llega un momento que se tiene que despedir para ir a otros lugares”, concluye en el gimnasio de la una escuela de San Ramón, el presidente número 47 de Costa Rica en su último día como mandatario.

 

 

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