País Entrevista

Kevin Casas: “Es posible que me involucre más en el PLN”

Ex vicepresidente asegura que en los últimos meses la gente lo ve diferente y abre oportunidades para participar en la política.

Mucha agua pasó debajo del puente para que el ex vicepresidente Kevin Casas diera un paso al frente y hablara de la crisis que aqueja al Partido Liberación Nacional (PLN).

Quien fuera conocido hace casi 11 años por ser el coautor del Memorándum del miedo, hoy es visto como una de las voces más progresistas del partido y, recientemente, adquirió prominencia por sus pronunciamientos de advertencia ante un hipotético gobierno del evangélico Fabricio Alvarado.

Para Casas, las divisiones dentro de Liberación Nacional han estado por muchos años; sin embargo, se disimularon con las victorias de Laura Chinchilla y Óscar Arias. Su principal preocupación es la falta de liderazgo y que la agrupación política carece de una causa común. Teme que su nicho ideológico sea ocupado por un PAC “más abierto” en lo económico.

El ex vicepresidente afirma que se involucrará más en el partido y que en los últimos meses siente que la gente le ve “diferente”, en comparación con las épocas convulsas del referéndum.

Este es un extracto de la entrevista con UNIVERSIDAD.

 

¿Cómo queda el PLN luego de los enfrentamientos entre sus militantes?

–Hay una crispación muy grande, me parece que van a quedar heridas muy profundas en todo este proceso. Esta campaña lo que hizo fue sacar a la superficie divisiones y clivajes escondidos, y que se ocultaban mientras el partido ganaba elecciones. Ahora salieron a la superficie, pero ya estaban ahí. El hecho de que el partido se quedara fuera de segunda ronda, obligó a diferentes sectores a decantarse, a nivel de dirigencia no fue mucha la que se quedó sin tomar partido.

 

¿Considera que era importante un pronunciamiento de parte de expresidentes como Óscar Arias o Laura Chinchilla?

–Yo a nadie le voy a decir que es lo que tiene que hacer. Un mensaje de don Óscar en ese sentido hubiera sido bueno, pero también entiendo que haya habido gente en el partido que no haya querido alinearse públicamente con ninguna de las opciones que estaban en la contienda.

Por la situación de división interna en el partido, es importante que no les puedan endilgar que se alinearon con un candidato u otro. Reconstruir eso tan averiado que es Liberación va a ser muy difícil.

Don Óscar es una figura que polariza más y genera reacciones diferentes. Laura es una figura neutra y muy querida en el partido. Don Óscar también genera reacciones adversas en un sector del partido. Alguien como doña Laura puede tener un rol importante en ese proceso de sanar heridas en Liberación Nacional. Yo no juzgo, cada quien toma su decisión. Dije lo que tenía que decir, sin dar un apoyo explícitamente, pero no es negativo que ellos tomaran esa decisión.

 

¿Qué viene ahora?

–Con toda franqueza, no lo tengo claro. Parte del problema es que no hay nadie que pueda tomar esas decisiones. Hay un problema de acefalía. No hay ninguna cabeza visible en el PLN. Está la fracción, que es la cara visible, pero la fracción no es el partido, es un órgano.

 

¿Debe irse el directorio?

–Me parece que las autoridades actuales del partido tienen que irse, es lo natural después de una debacle. Podemos tener otra conversación sobre si fueron responsables o no; la mayoría de ellos son gente bien intencionada. Lo que se espera es que las autoridades se vayan, lo antes posible.

¿Y después?

–En efecto, el partido tiene que abocarse a contestar una pregunta que no tiene una respuesta obvia o no ha sido articulada: ¿cuál es la causa de Liberación Nacional? Al PLN le está pasando lo que le pasó a la campaña de Hillary Clinton, que no tenía una idea que le aglutinara. Si vos le preguntás a alguien cuál es la causa que defiende el PLN, no hay forma de dar respuesta.

¿Y en el PAC?

–Creo que esa respuesta tampoco está muy clara, pero en el caso del PLN, está particularmente difusa y eso no es de ahora, eso lleva tiempo. No hay una orientación ideológica, hay muy poca claridad.

¿Urge un congreso ideológico?

–Soy muy escéptico sobre eso de hacer congresos ideológicos y los efectos que tienen son muy limitados. Contestar esa pregunta no requiere un documento de 300 páginas, es un ejercicio más acotado. Se debe hacer una revisión de la carta fundamental del partido y hacer un ejercicio de llevarlo al siglo XXI; un ejercicio colectivo que contribuya a contestar cuál es la causa que defiende Liberación Nacional En tercer lugar, es importante que el partido reflexione no sobre las causas de esta derrota. Esto no es un problema electoral. Mal que bien, el resultado en la Asamblea Legislativa no es malo. Viene perdiendo apoyo electoral visible, el problema es mucho más profundo: ¿por qué se ha quedado sin una base social? Me parece que el partido tiene que hacer un ejercicio riguroso para contestar la pregunta de qué es lo que ha pasado con el PLN en los últimos 20 años.

 

Pareciera que los temas que muchos han llamado “secundarios” generan divisiones fuertes, como los derechos de las poblaciones LGBTI…

–Sobre eso le puedo decir varias cosas. Esa alianza que se ha ido haciendo tácitamente y luego más explícita desde la campaña de Johnny Araya con los grupos evangélicos ha sido absolutamente tóxica para Liberación Nacional. Eso explica la enorme dificultad del PLN para hablarle a la juventud urbana. Es una dificultad de hace muchos años.

Esa alianza, que no tiene nada que ver con la agenda socialdemócrata, es reaccionaria, conservadora y no le hace bien ni al partido ni al país. Ahí hay un problema. Este detalle es importante. Una alianza que nació como táctica para momentos específicos, como para ganar el directorio legislativo, por ejemplo, se ha ido decantando como una alianza estratégica. Una alianza para ganar el directorio lo hacen todos los partidos, lo hizo el PAC el primer año. Durante muchos años el PLN hacía alianzas con partidos pequeños. El problema es cuando esa alianza táctica se hace estratégica y empezás a alinear tus intereses del partido con una agenda que no tiene nada que ver; ahí no está la juventud. Si amarrás tu vagón al tren del movimiento evangélico, podrás ganar un directorio legislativo, pero en 10 años no podrás tener un partido.

 

Francisco Antonio Pacheco lo señala a usted como una de las personas con capacidad para reconstruir el partido, ¿qué opina?

–No sé exactamente qué dijo; me honra. La opinión de él me importa mucho, la valoro.

 

¿Se ve a usted mismo liderando esa transformación?

–No sé, díganmelo ustedes (risas). Lo que dije en segunda vuelta generó una serie de reacciones interesantes. Siento que hice lo correcto antes de la segunda vuelta, lo hice bien.

 

¿Va ir metiendo el pie en el agua de a poquito?

–Sí, es posible. Es posible que me involucre más en el partido.


Existe también una generación que vivió el tema del referéndum del TLC de manera intensa y le recuerdan a usted por el memorándum. ¿Cómo le toma el pulso a eso?

–Creo que en los últimos dos meses pasaron cosas interesantes. Tuve la oportunidad de cambiar la conversación; sospecho que alguna gente me ve un poco diferente. ¿A qué llevará eso? No tengo idea. Se generó una cosa que yo no esperaba y que abre alguna oportunidad para mí de participar más activamente en la discusión nacional, en el partido y en el país.


Ideológicamente, ¿hacia dónde debe ir Liberación Nacional?

–Yo sigo viendo, a hoy, un nicho para un partido que sea abierto en lo económico, que sea progresista en lo social, que sea moderno o inclusivo en lo cultural. Por cultural me refiero a toda la agenda de derechos humanos y comprometido en lo ambiental; yo sí veo un nicho para un partido con esas características.

Es un riesgo para el PLN que el PAC se siga abriendo en lo económico. El PAC instintivamente no es favorable a la apertura de la economía, no se siente cómodo con el sector privado. Pero hay un sector del PAC que no tiene ese tipo de reservas y ese sector del PAC yo creo que tiene poca diferencia con Liberación. El PLN se enfrenta al riesgo de que su nicho ideológico termine siendo ocupado por el PAC.

 

¿Es Acción Ciudadana el Liberación Nacional de estos tiempos?

–Todavía no, yo sigo viendo un nicho grande en el centro con esas características.

 

¿Hay una polarización en el partido entre liberales y conservadores?

–No me parece que sea eso fundamental. Creo que hay una parte de la estructura que está enquistada. Quien sea que los trate de desplazar, sean conservadores o liberales, va a reaccionar de una manera muy fuerte, demostrando su control de la estructura. Acá la pregunta es: ¿es indispensable controlar la estructura del partido? 

 

¿Quienes votan por el PLN no se apegan a la estructura?

–No dependen de la línea de la estructura. Cuando esa estructura sale a buscar votos, más bien genera rechazo. Vea lo que pasó con el grupo que articuló Leonardo Garnier y María Luisa Ávila que generó un fenómeno de opinión pública que tiene un peso importante. El tema es hasta dónde se puede llegar por las vías externas del partido.

 

¿Es importante el peso de una figura como Garnier, que mueve al perfil joven?

–Sí, tiene un impacto. Yo tengo toda la impresión de que la renovación del partido va mucho más en la dirección de lo que han echado a andar gente como Garnier y Ávila que lo que pueda decir el Directorio del partido o el Comité ejecutivo. Es ahí donde puede estar el futuro del PLN, si es que lo tiene. Cambiar las caras visibles del partido es urgentísimo.

 

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