País Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia

Colegio de “Desampa” abraza la diversidad sexual

Cuatro estudiantes de la comunidad LGBTIQ del CTP de Dos Cercas cuentan sus transformaciones y cómo el colegio los apoya en el proceso.

Abrazar, respetar y apoyar a la comunidad LGBTIQ es lo que está haciendo desde hace tres años el Colegio Técnico Profesional de Dos Cercas en Desamparados. Un lugar en donde quienes buscan cambiar su identidad sexual o tienen orientaciones sexuales diversas gozan de libertad y solidaridad.

https://www.facebook.com/sem.universidad/videos/1905306636205925/

Es el caso de Ámber Stroud, de 16 años, quien cursa undécimo año y nació como hombre pero -desde el 2016- decidió cambiar, decirle a su familia, profesores y amigos que no era “tan fuerte” como un hombre, que quería dejarse el cabello largo y deseaba ser mujer. Es decir es parte del grupo conocido como transgéneros o trans, dentro de la diversidad LGBTIQ.

“Siempre fue complicado en mi familia porque a mi mamá le costó asimilar que yo no era un hombre como cualquier otro. En noveno le dije que me sentía mujer. Antes, en mi familia me decían que fuera más hombre o que hiciera las cosas de equis manera y yo no las hacía así porque no me sentía cómoda. No me sentía cómoda dando la mano tan fuerte”, ejemplificó Ámber.

La joven confiesa que lo más difícil de su transformación ha sido que algunas personas la juzgan por su decisión y que “la pone mal” aceptar que su cuerpo tiene aún rasgos masculinos.

“Hay muchos prejuicios. El hecho de que me digan él y que me traten como un hombre me disgusta.También mi cuerpo me incomoda mucho porque debo rasurarme todos los días. Eso me pone muy mal. Con la ropa se me marcan mucho los hombros y el ´pecho´”, relató la estudiante.

Ámber contó que uno de los profesores de su colegio no logra asimilar su transformación y aún lo trata como si fuera un varón e incluso aún lo llama por su anterior nombre masculino.

A esta mujer trans se suma André Badilla, de 17 años y estudiante de duodécimo año, quien desde los 5 años se empezó a sentir como un hombre en el cuerpo de una mujer pero prefirió ocultarse debido a que su mamá es muy estricta.

“Hasta ayer, los del colegio llamaron a mi mamá. Ella no acepta mucho la situación. Espero que la situación mejore. Ella dijo que no iba a aceptar llamarme de otra manera (su actual nombre masculino) porque ella sabía lo que había tenido y que para ella yo era “Rosaura”.Mi papá y mi hermana lo tomaron de buena manera y me aceptaron”, argumentó André.

El joven comentó que desde pequeño solía utilizar los carritos de sus primos y nos las muñecas que le regalaban como al resto de las niñas y que prefería jugar con “Ken” y no con “Barbie”.

André estudia Banca y Finanzas y asegura que su mayor objetivo -en este momento- es someterse a un tratamiento hormonal que le genere cambios físicos en su cuerpo y que luego de la decisión del TSE (la aprobación del cambio de nombre por identidad de género autopercibida) también desea cambiar su nombre lo más antes posible.

“Es lo más importante para mí en este momento, someterme a algún tratamiento hormonal. Ya tengo 18 años y si no tengo el apoyo de mi mamá, cuento con el de mi papá. Sé que él me puede ayudar. (…) Somos personas iguales, valemos lo mismo, tenemos los mismos derechos y siempre tenemos que ser tomados como un ser humano más y no alguien “diferente”, explicó.

Otra de las personas que compone la comunidad diversa de este colegio de Desamparados es Alexa Salazar, quien es lesbiana, tiene 18 años y cursa duodécimo año.

Apasionada del porrismo, Alexa relató que el colegio le ha dado gran apoyo en este proceso de aceptar su orientación sexual y externarla al mundo,

“Aquí en este colegio contamos con el apoyo de los profesores y la directora. No te puedo decir que fue algo duro porque aquí conté con muchísimos hombros, muchísimas manos, gente que te puede consolar. Al principio sí fue muy duro pero luego se volvió más fácil”, indicó la joven.

La estudiante contó también que su mamá tiene algunos rasgo de “homofobia” y que incluso en algún momento ella tuvo que irse de su casa pues en el hogar no aceptaban su orientación sexual.

“En la casa no lo asimilan. Lo tratan de mantener como reservado. Me he ido de la casa por el mismo tema. Con mi mamá es muy difícil porque ella es una persona con un grado muy leve de homofobia. Es muy diferente tener amistades a vivirlo en la casa. Me había dicho que si iba a seguir con esa orientación no podía seguir en mi casa”, explicó Alexa.

Los estudiantes conmemoraron el  “Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia” y tuvieron un conversatorio con el ministro de Educación, Édgar Mora, en el cual le contaron sus experiencias como personas trans o sexualmente diversas. 

Líder de la comunidad

La comunidad LGBTIQ (sigla que define a las personas Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Intersexuales y Queer)  del CTP de Dos Cercas es liderada por Sean Miranda Solís, estudiante de undécimo año, quien a los trece años se dio cuenta que tenía otra orientación sexual, y unos años después decidió expresar su deseo por dejar de ser mujer y transformarse en hombre.

Sean aseguró que sus compañeros y que su familia nunca lo discriminaron y que desde el inicio lo tomaron de buena manera; incluso su madre lo ayudó a elegir un nombre masculino.

“Mi mamá me dijo que me preparara porque existirían muchas personas  que no me iban a apoyar y me iban a insultar. En una actividad del colegio tenía que firmar y yo no tenía nombre pues no había pensado uno. Llegué a mi casa, busqué un nombre junto a mi mamá y a ella le gustó el nombre de Sean”, indicó el estudiante de diseño arquitectónico.

El joven comentó también que -desde ahora- se está sometiendo a un tratamiento hormonal que le provocan cambios físicos y emocionales.

“El tratamiento se consigue solo en consulta privada. Ahorré y lo comencé en diciembre, he invertido como ¢300 mil colones. La voz me ha cambiado un poco y ahora tengo más vello también. Además he tenido cambios emocionales; de hecho los primeros días tuve mucha euforia”, explicó Sean.

El pasado 8 de mayo, este vecino de Desamparados estuvo bajo los reflectores de los medios de comunicación de todo el país, pues se le asignó portar el Pabellón Nacional durante el traspaso de poderes que se realizó en la Plaza de La Democracia y estuvo a la par del presidente Carlos Alvarado.

Una de sus amigas, April Parra, quien es aliada de la comunidad LGBTIQ, explicó que no comparte “la ideología” de Sean por sus creencias religiosas; no obstante, respeta su transformación.  

“Al principio fue algo confuso porque es algo nuevo para todos. Yo no comparto esa ideología porque tengo mis creencias, Sin embargo, yo respeto que él sea así. La parte más importante es el respeto. Tengo una relación con Dios y siento que eso no es correcto; sin embargo, lo respeto y lo trato como a cualquier otra persona”, argumentó Parra.

Apoyo educativo

La directora del Colegio Técnico Profesional de Dos Cercas, Damaris Corrales, aseguró que el personal se enfoca en que los estudiantes se sientan “libres” y “a gusto” durante su estancia en el centro educativo.

“Los apoyamos con seguimiento, buscamos la manera -en conjunto- con el departamento de orientación, profesores guías y otros, para que el joven se sienta a gusto, se sienta libre y con el derecho de venir a estudiar con su identidad y que no finja una cosa que no es. Se hace un proceso de trabajo con el padre de familia que muchas veces es el que se opone”, externó Corrales.

La orientadora del Colegio, Angélica Quesada, ha sido también clave en la transformación de algunos de estos jóvenes. Ella afirma que para algunos profesores -incluso para ella- es difícil asimilar los cambios de nombre de los estudiantes y a veces se equivoca.  

Asimismo indicó que el objetivo es respetar los derechos humanos de todos los estudiantes.

“La administración trabaja súper bien, de ahí parte que todo el personal trabaje de la mano.Trabajamos con campañas arduas y en equipo. Igualmente les brindamos capacitación a algunos docentes. En esta institución se trabaja para y por los estudiantes. Trabajamos en pro de una institución inclusiva, que no discrimine, que respete los derechos humanos”, aseveró la orientadora.

De acuerdo con la directora de Vida Estudiantil del Ministerio de Educación Pública (MEP), Kattia Grosser, el CTP de Dos Cercas cuenta con un modelo de respeto a los derechos humanos de la comunidad LGBTIQ que podría replicarse en otros centros educativos.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido