País Según investigadores de la UNED:

Cambios abruptos en número de casos de COVID-19 ocurren entre los 40 y 50 días

Costa Rica registró el primer caso de COVID-19 el pasado 6 de marzo. Desde entonces, el crecimiento de casos ha sido estable desde el día 20 y en la última semana tendió a la baja.

Entre los 40 y 50 días después de haberse presentado el primer caso de COVID-19 ocurren efectos importantes o abruptos que pueden incidir en el registro de casos. Así lo concluyen expertos de la Universidad Estatal a Distancia (UNED).

La aseveración de los expertos se da tras la observación de  los casos en países como España, Italia, Reino Unido, Ecuador y Panamá, donde después del día 40 se dio un aumento exponencial de los casos. En el caso de Panamá, incluso presentó cambios abruptos antes de llegar a los 40 días del primer caso reportado.

“El cuidado que debe tener la población costarricense es precisamente no hacer que la curva de casos nuevos crezca. Entre los 40 y 50 días es cuando en otros países se ha dado un incremento abrupto del número de casos, por ahora está controlado en Costa Rica, pero se deben realizar esfuerzos para que se mantenga estable y tienda a reducirse como en otros países del mundo que ya han pasado las etapas más fuertes de la enfermedad. Lo peor que puede ocurrir es relajarse y como consecuencia, se descuide el cumplimiento de medidas provocando un brote acelerado haciendo que la infraestructura médica se sature”, explicó el investigador y estadístico de la UNED, Greibin Villegas. 

Costa Rica registró el primer caso de COVID-19 el pasado 6 de marzo. Desde entonces, el crecimiento de casos ha sido estable desde el día 20 y en la última semana tendió a la baja, con reportes de menos de 10 casos diarios.

“El comportamiento estable en el crecimiento de los casos se observa a partir de los primeros 20 días desde que apareció el primer caso, lo cual es muy positivo porque en ese tiempo se ha dado un adecuado aprendizaje del personal de salud para tratar la enfermedad, de reajustar las condiciones de infraestructura médica y de que la población pueda asimilar la situación de la pandemia y pueda recalibrar sus prioridades para mantener estabilidad en su vida, hogar y su trabajo”, indicó Villegas.

Por su parte, el biólogo y académico de la UNED, Harold Arias, aseguró que la importancia de estos 40 o 50 días se relacionan con el período de aislamiento o de cuarentena. 

“Se dice que, al cabo de dos o tres semanas de confinamiento, es posible que las personas empiecen a romper de forma intermitente sus aislamientos. También, se puede deber al ciclo incubación del virus, es posible que los 40 o 50 días se acumulen varios ciclos de incubación y que al cabo de las 4 a 6 semanas se alcance una densidad significativa de personas infectadas que considerando que este fenómeno es denso-dependiente se acelere la tasa de contagio”, aseveró el experto.

Los investigadores aseveraron que aunque Costa Rica presente una tasa de crecimiento bastante estable en el número de casos, la población no debe desatender las medidas de prevención ampliamente abordadas por las autoridades sanitaria tales como el distanciamiento social, el lavado constante de manos, el aislamiento de infectados y la reducción del movimiento.

Arias mencionó también que se debe tener mayor control y extremar medidas de distanciamiento social, pues en el contexto de las relaciones humanas se producen mayoría de contagios. 

“Esto afecta la probabilidad de que una persona infectada contagie a alguien susceptible (sano). Es decir, reduce las posibilidades del virus de dispersarse. Recordemos que la principal forma de transmisión es en el contacto entre personas, en segundo grado sería el contacto con alguna superficie contaminada y por último el caso de que una persona susceptible entre en contacto con el virus en suspensión (a menos de que se esté en un espacio cerrado y de personas aglomeradas)”, añadió.

Otra de las conclusiones de Arias es que la tasa intrínseca de la infección afecta la tasa de crecimiento de la curva acumulada de casos.

“Esa tasa se traduce en el número promedio de personas que puede contagiar una persona enferma. Se estima que esta enfermedad tiene una tasa intrínseca de contagio de 2 a 3 personas por cada enfermo. Entre mayor sea ese valor intrínseco 4 o 5, la tasa de crecimiento de los casos nuevos será mayor y tenderá a ser exponencial. Si la tasa intrínseca es cerca de 1, la curva crece de forma lineal”, mencionó el biólogo. 

Ambos científicos coinciden en que “cuando la relación entre casos nuevos del día y los casos nuevos del día anterior sea similar a 1 y mejor si es menor que 1, esto evidencia que hemos dejado la tasa de crecimiento exponencial para avanzar sobre la fase de una tasa decreciente de casos contagiados”.

De acuerdo con Arias, este escenario optimista se puede mantener en el tiempo siempre y cuando se mantengan las medidas que reducen la dispersión del virus. De lo contrario se puede revertir a una curva con crecimiento lineal o exponencial.

Este miércoles, 48 días después del primer contagio, el país alcanzó los 681 casos positivos (12 más que el martes) de COVID-19. A la fecha se contabilizan 180 pacientes recuperados y 6 fallecidos.

En la investigación también participaron la Dra. Nerea González y el M.Sc. Armando González  (Universidad de Salamanca, España), así como Iván León, Joshua Salazar y Fernando Alvarado (pasantes de Estadística, Universidad de Costa Rica).

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