La presente edición del suplemento Forja la dedicamos de manera íntegra a hacer un homenaje a ese gran artista nacional don Hugo Díaz Jiménez, quizás el que más haya retratado a Costa Rica no en el paisaje dormido sino en su idiosincrasia inquieta e inasible.
El próximo 17 de junio se cumplen 15 años de la partida de don Hugo Díaz Jiménez, trabajador incansable cuya obra ilumina las páginas del periodismo nacional.
Tres veces premio nacional: de periodismo Pío Víquez (2000), Joaquín García Monge (1976) y Aquileo Echeverría en Artes Plásticas (1996), don Hugo dinamizó la caricatura política creando personajes entrañables y retratos intensos de la realidad nacional.
En su obra quizás podamos encontrar sus antecedentes en Juan Manuel Sánchez, Gilbert Laporde, Emilia Prieto y Noé Solano. Con el primero en su capacidad de síntesis al retratar el ser costarricense, con los otros en su crítica política.
Don Hugo empezó a hacer “dibujitos” cuando estaba en la secundaria. Era casi una manía incontrolable, recordaba muchos años después. Se ponía a dibujar a sus profesores y retrataba su humor, sus gestos, sus expresiones características. Aunque no lo hacía con irrespeto, no dejaba de haber en ellos el germen de lo que sería una observación atenta del poder.
Existen hasta ahora tres libros editados en que se puede apreciar parte de ese legado maravilloso de humor y reflexión que nos dejó don Hugo: El mundo de Hugo Díaz, de Editorial Costa Rica (1977), Caricaturas de Hugo Díaz, Editorialpec (1981), y Díaz todos los días (1995) editorial El Bongo. Pero estos libros no se han vuelto a editar, por lo cual quizás en librerías de viejo o en bibliotecas se pueden encontrar.
También ilustró libros de escritores como Joaquín Gutiérrez, Quince Duncan, Carmen Lyra, Myriam Bustos y Alberto Cañas, entre otros.
En su gran generosidad, don Hugo era de esas personas a las que les cuesta dar una respuesta negativa cuando se le convoca a participar en alguna causa que rimara con sus convicciones humanistas y políticas. Por eso es que ilustró campañas muy diversas, trabajos de educación comunal, revistas, artículos, etcétera. En su haber tiene una gran cantidad de reconocimientos de organismos nacionales e internacionales por su labor de apoyo en muy diversas causas, particularmente contra todo tipo de injusticia.
Ese valioso legado hay que buscarlo, volver a disfrutarlo y mostrarlo a los más jóvenes que no tuvieron la dicha de gozarlo en las páginas de los periódicos, a veces con un humor que reventaba en risa, otras con un desconcertante señalamiento que obligaba a la pausa reflexiva.
Aquí les dejamos una muy pequeña muestra como homenaje a ese compañero y maestro.