El caribe es casi desde siempre multicultural, siglos antes de que el término estuviera de moda. Así, es espacio de confluencia de culturas, lenguas, colores, sonidos, sabores. Siempre llamado lugar exuberante, diverso y enigmático para alimentar sentimientos de exotización, idealización y poca comprensión. Aquí, en el caribe costarricense, se sitúa la más reciente novela del escritor guatemalteco-costarricense, Rafael Cuevas Molina, publicada por Uruk Editores, La Barricada (2022).
La novela se inscribe en los bloqueos de rutas nacionales que se dieron en el mes de octubre de 2020 durante el gobierno de Carlos Alvarado, en demanda por la instauración de políticas neoliberales. La trama literaria inició con una tragedia familiar. El joven Yojebeth, hijo de Roy y Jenny fue picado por una culebra terciopelo que le dejó la mano izquierda lisiada y, con el paso del tiempo, inmóvil e inútil. Es una familia numerosa que sobrevive en trabajos informales.
El mar como telón trae retornos, visitas y empuja migraciones, autoexilios. En la primera parte, aparece una serie de personajes protagonistas de la comunidad y conectados de forma directa o indirecta. Migrantes externos, europeos desde siempre inmersos en la búsqueda del paraíso; autoexiliados gringos-hippies; chinos comerciantes, quienes emplean en sus negocios a locales costarricenses. También, existen migrantes internos, como Roy y el pastor Ramiro quienes migraron de Pérez Zeledón. Hay otro tipo de locales ocasionales que llegan de San José, como la escritora, siempre ansiosa por sus ingresos debido a las escasas oportunidades del sector cultura y el ambientalista preocupado por la conservación de la naturaleza y por la reapropiación de las tierras indígenas.
Todo sucede en el difícil contexto de la pandemia y la organización y puesta en marcha de los bloqueos que convocó a actores muy diversos de la comunidad y de afuera. Pero más allá de las implicaciones políticas, el narrador se enfoca en las historias cotidianas de los personajes, sus carencias, complejidades y confusiones. Roy, hombre llano y directo, no entiende los términos que usan “los de afuera”, para él, los indígenas no son diferentes, son gente común y corriente; su mejor amigo es Chepe, un “negro retinto” como le dice. Tampoco entiende lo que dicen las noticias y Facebook acerca de las acciones del Gobierno, ni lo que argumentan las diferentes posturas ideológicas, está muy ocupado tratando de sobrevivir y trabajando activamente en su iglesia, el único espacio que le ha brindado un poco de esperanza y solidaridad.
En la segunda parte, aparece en escena Jorge Víquez, un premiado poeta, profesor universitario y su esposa Margarita, una escritora y exactivista ecuatoriana, quienes se fueron de vacaciones al caribe sur a pesar de los bloqueos. El poeta, habituado a los viajes de pasantía, congresos en el extranjero y a las comodidades, ha recorrido mundo, eso había seducido a su compañera. Pero, su egocentrismo, su retórica pedante y su militancia ensayada la hace dudar por momentos.
Encuentros y desencuentros
En la tercera parte, al regreso, Jorge y Margarita se quedaron atrapados en el tranque de Hone Creek. La espera de horas, el encierro en el carro y el improvisado peaje armado por los hijos de Roy caldearon los ánimos del poeta. Yojebeth y Jorge protagonizan un encontronazo que cambiará el curso de sus vidas.
Las barreras, los muros, las cercas en la literatura significan, dificultad o imposibilitan un acceso, espiritual o existencial; una barricada se improvisa para impedir el paso y/o para protegerse. La novela es crítica, no idealiza, no es condescendiente, no es lacrimógena, no está dirigida a un lector específico, por tanto, no es complaciente. Es una novela que hace el ejercicio de nombrar bien como lo debería hacer el arte. Nombrar no es ajustarse a manuales o panfletos de estética o del buen decir para complacer a ciertos grupos. Por eso, celebro este texto de la historia reciente de nuestro país, porque trata de matizar. Termino con el epígrafe, versos de una canción de Jorge Drexler: “¿No ves que yo no sé qué hacer… con mis dos universos paralelos?”.