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UCR se convierte en pionera centroamericana en protección de interfaz gráfica

UCR ha transferido el conocimiento a la Fundación Omar Dengo y al emprendimiento Titibots.

La Universidad de Costa Rica (UCR) marcó este año un hito a nivel nacional; se trata de la protección de la interfaz gráfica Titibots ante el Registro de la Propiedad Industrial.

Titibots es una herramienta móvil de programación creada para la niñez en edad preescolar, que les permite crear un programa y enviarlo al robot Tití para que lo ejecute. La interfaz gráfica permite que mediante una serie de menús e iconos el usuario pueda tomar decisiones dentro del sistema.

El kit robótico de Titibots tiene una aplicación móvil que permite a los niños programar al robot desde su tableta.

En Centroamérica solo existe una interfaz gráfica con protección de diseño, en Belice, cuyo proceso de inscripción ocurrió simultáneo al de la plataforma costarricense.

Con este logro, la UCR adquiere el derecho de decidir cuáles terceros fabriquen, vendan o importen artículos que incorporen una copia del diseño protegido, sin su consentimiento. Lo anterior aplica cuando estos actos se realicen con fines comerciales.

Para la protección del diseño se presentó la solicitud ante el Registro de la Propiedad Industrial, allí el emprendimiento pasó por un proceso de diferentes exámenes, tanto de forma como fondo, para verificar que se cumplieran los requisitos legales y reglamentarios.

El documento debía incluir representaciones gráficas de la interfaz y la clasificación en la cual sería protegida, según la Clasificación Internacional de Dibujos y Modelos Industriales.

Luego, el Registro debía aprobar la redacción de la solicitud de protección, pero al no haber precedentes de este proceso en Costa Rica, la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación (Proinnova) de la UCR se guió con un manual utilizado en Japón para esta clase de diseños industriales. Finalmente, se efectúo una publicación en La Gaceta para descartar oposiciones de terceros.

Este procedimiento ante el Registro de la Propiedad Industrial tardó alrededor de un año. “Mientras tanto Titibots se presentó en ferias y el emprendimiento seguía avanzando, ya la gente lo podía ver. Entonces les llamó la atención, vieron una oportunidad de negocio”, explica Lilliana Rojas, gestora principal a cargo de Titibots en Proinnova.

La iniciativa de proteger este dibujo industrial nació para evitar que otros emprendimientos reproduzcan el diseño de la plataforma fundada por Kryscia Ramírez y se posicionen en escuelas e instituciones que trabajen con niños en edad preescolar, ya que esto limitaría el crecimiento de Titibots.

Es por esto que actualmente la única persona que cuenta con licencia para utilizar este diseño es Ramírez y por el momento la UCR no contempla brindar permiso de uso a otras entidades.

Este proceso garantiza la protección de los dibujos, la paleta de colores y todo el entorno de la herramienta informática encargada de la programación del movimiento del robot físico, así como su representación en pantalla del lenguaje visual. Una vez otorgada la protección a la interfaz, esta tiene un plazo de validez por diez años.

“Saber que mis interfaces son las primeras de este tipo de protección, en mi carrera y por ser mujer, significa mucho. Esta investigación y mi startup son mi pasión; realmente me encanta ayudar a mejorar la educación infantil, seguir innovando y aportar un granito de arena”, comentó Kryscia Ramírez, cofundadora de la herramienta Titibots.

Esta aplicación se desarrolló en alianza con Proinnova, quienes se encargaron de la protección de la tecnología, así como de sondear el público para este producto en el mercado costarricense.

La filial se encargó de la redacción y presentación de la solicitud para protección del diseño industrial ante el Registro, quienes realizaron un peritaje para garantizar que la interfaz de esta tecnología fuera original en Costa Rica y en el resto del mundo.

“Anteriormente la protección de interfaces de software era casi exclusiva de grandes

empresas transnacionales como Apple o Samsung y, es necesario ratificar que dentro de la

academia se realizan esfuerzos diarios para posicionar a Costa Rica a un nivel de mayor competitividad tecnológica e innovación”, aclaró Mariana Hernández, asistente legal de Proinnova.

Para la creadora, Kryscia Ramírez, la parte más difícil al construir esta aplicación fue fabricar la interfaz, pues se buscaba empatizar y comunicarse con niños entre cuatro y seis años de edad, y que además estos lograran interactuar con el robot y con otras personas por medio de su tableta.

Se trabajó para ello con educadores de la UCR que ayudaron a generar un diseño más instintivo, con colores y figuras que llamaran la atención de los infantes y que al mismo tiempo los niños lograran entender las instrucciones que estaban dando al Tití.

Proinnova, además, contrató un diseñador para renovar la interfaz ya existente de Titibots; sin embargo, desde Rainforest Lab se generó la estructura original.

Una vez otorgada la protección, desde Proinnova continuarán brindando el seguimiento legal.

“Siempre que exista Titibots va existir ese vínculo con la UCR. La idea de Kryscia es que siempre haya esa interacción universidad-empresa, pero ellos tienen la libertad de utilizar esta interfaz si desean desarrollar otro producto”, afirmó Rojas, quien añadió que desde Proinnova buscan incentivar la independencia de Ramírez como emprendedora.

Actualmente, esta investigadora está emprendiendo bajo el nombre Rainforest Lab y puede contactarla por medio de Facebook en la página: https://www.facebook.com/rainforestlab/

 

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