En el proceso de desarrollo de investigaciones, proyectos de innovación y transferencias tecnológicas desde la academia y el sector productivo, se requiere conocer en profundidad cómo se están moviendo estas temáticas en todo el mundo.
Se trata de entender lo que está sucediendo con esa tecnología o descubrimiento, dentro y fuera del país: conocer cómo funciona el mercado en el que se desenvuelve, qué están haciendo otros en esa materia, quiénes están haciendo cosas similares, cuáles son las oportunidades y amenazas, si hay patentes ya registradas o las proyecciones que existen en dicha área.
“Los participantes adquieren conocimientos sobre las herramientas disponibles para recolectar y analizar datos e información de su entorno para el diseño de las estrategias; la puesta en marcha de inteligencia prospectiva les permite establecer escenarios y tendencias en el corto y mediano plazo, y hacer mapeos sectoriales”.
Con este enfoque, la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación (Proinnova) lleva adelante procesos de capacitación en creatividad, propiedad intelectual, gestión de la innovación, vigilancia tecnológica e inteligencia prospectiva, brindando herramientas y formación para llevar el pulso adecuado.
Cynthia Céspedes, gestora de Innovación de Proinnova y coordinadora de capacitación, explicó que el programa de formación busca facilitar el proceso de toma de decisiones al momento de desarrollar o investigar una tecnología. Está dirigido, en primera instancia, a los proyectos que lleva adelante la Dirección de Promoción de la Innovación y Vínculo para el Desarrollo (Diprovid); a investigadores de la Universidad de Costa Rica (UCR), entre ellos, funcionarios que realizan iniciativas con emprendedores, asociaciones u organizaciones para el impulso de productos, servicios o conocimientos; así como a públicos externos que lo soliciten.
“El programa de capacitación está relacionado con la gestión de la creatividad, la innovación, la vigilancia tecnológica y la propiedad intelectual. Primero nos capacitamos los gestores de Proinnova, y luego trasladamos los conocimientos a estos públicos que dan forma a los proyectos de innovación, a fin de que conozcan cómo hacer vigilancia tecnológica y estar a la vanguardia en materia de propiedad intelectual”, explicó Céspedes.
Se enseña a los participantes sobre las herramientas disponibles para recolectar y analizar datos e información de su entorno para el diseño de las estrategias, así como la puesta en marcha de inteligencia prospectiva que les permite establecer escenarios y tendencias en el corto y mediano plazo, y hacer mapeos sectoriales.
Las capacitaciones se brindan a públicos internos y externos, pues existe el interés de que todos los actores del sistema vinculado a la innovación sepan implementar las herramientas, analizar los contenidos y aplicar formatos a sus iniciativas para potenciar los resultados.
“Procuramos tener los cursos actualizados, que la gente tenga herramientas para innovar. Por ello, aplicamos diversos formatos, como presenciales, virtuales, mixtos, sincrónicos y asincrónicos, de manera que se brinde acceso según las necesidades de cada persona, incluso que se puedan incorporar personas desde otros países. Hemos capacitado a unas 27,000 personas hasta el año 2024 e impartido unas 500 actividades desde el 2012”, detalló la gestora de Proinnova.
Para llegar al público externo, se ofrecen los cursos a través de la plataforma Costa Rica Aprende con la U pública, una acción interuniversitaria donde las cinco universidades públicas ponen a disposición de la comunidad nacional una oferta de cursos virtuales. Uno de los cursos más cotizados es el de Creatividad e Innovación.
Desarrollo institucional
Como parte del trabajo que realiza Proinnova en la formación y capacitación en estas temáticas, se han desarrollado talleres con diversas instituciones para el impulso de nuevos conocimientos y capacidades, entre ellos:
- Caja Costarricense de Seguro Social: se trabajó un taller de Vigilancia Tecnológica para el personal del Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (Cendeisss) para lograr identificar las nuevas tecnologías que se estén aplicando a nivel mundial y aplicarlas a sus proyectos.
- Instituto Costarricense de Electricidad: desde la parte de Energía, se ha trabajado en investigación y desarrollo de proyectos innovadores, y requerían gestionar el tema de propiedad intelectual, sobre todo descubrir aplicabilidades y cómo registrarlos, además de cursos en Vigilancia Tecnológica.
- Banco Nacional de Costa Rica: dado que la entidad financiera ha implementado un departamento de Innovación, a solicitud de la entidad, se crearon talleres de Creatividad e Innovación a la medida para incorporar herramientas para el fomento de generación de ideas y potenciar proyectos en todo el país.

HOPEnergy es un emprendimiento liderado por cuatro mujeres: Yeimi Marín, Raquel Rey, Adriana Mora y Ashlee Sosa, todas de la carrera Ingeniería de Alimentos de la Sede Regional de Guanacaste de la UCR.
Su emprendimiento se basa en el desarrollo de una bebida instantánea en polvo, altamente nutritiva y de larga vida útil, diseñada para poblaciones migrantes en tránsito y personas en situación de vulnerabilidad.
“Nuestro objetivo es ofrecer una solución práctica y accesible ante crisis migratorias y climáticas, asegurando un producto viable tanto a nivel nutricional como logístico. Y mediante el proceso de formación brindado por Proinnova en vigilancia tecnológica e inteligencia competitiva, ha sido fundamental para el desarrollo estratégico de HOPEnergy, con una base sólida de información científica, tecnológica y comercial”, comentó Ashlee Sosa.
Han aplicado la vigilancia tecnológica para identificar las tendencias en alimentos nutritivos y soluciones alimentarias para poblaciones en tránsito. Comprender la importancia de estos factores les ha ayudado a tomar decisiones basadas en datos y anticiparse a cambios en el sector.
“Aprendimos métodos y estrategias para la recolección de información científica, tecnológica y comercial, así como a analizar patentes, comprender sus implicaciones, buscar información sobre nuevas tecnologías aplicables a la producción de alimentos en contextos de emergencia. El manejo de bases de datos de patentes nos ha permitido identificar desarrollos similares y explorar oportunidades de diferenciación. Esperamos aplicar las herramientas en el análisis de mercado, identificar consumidores potenciales, explorar estrategias de benchmarking y navegar en bases de datos de mercado y normativas internacionales”.
