Suplementos Propone uso de bioplaguicidas

UCR crea informe de vigilancia para reducir uso de agroquímicos en piña

Para 2016, el 32% de las muestras_de_vegetales_frescos recolectadas en centros de distribución presentaban residuos de agroquímicos fuera de los límites máximos establecidos a nivel nacional.

Durante el año 2014, Costa Rica produjo 2.1 millones de toneladas de piña y, según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad por sus siglas en inglés), es el líder mundial en producción de este cultivo. Sin embargo, existen cuestionamientos sobre su impacto ambiental y en la salud humana debido al uso irresponsable de agroquímicos.

Por esto, un gestor de la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para Innovación (Proinnova) de la Universidad de Costa Rica (UCR) y el Departamento de Patentes e Información Tecnológica de la Oficina Española de Patentes y Marca (OEPM) generaron un informe de vigilancia con el propósito de generar recomendaciones para el control de plagas que afectan la piña mediante bioplaguicidas.

Si bien el uso de agroquímicos no es malo per se, el informe plantea: “debe de hacerse de manera responsable siguiendo las recomendaciones del fabricante, de un ingeniero agrónomo, usando equipo de protección y almacenándolo y desechándolo de manera correcta”. Según Mauricio Villegas, gestor de Proinnova, esto no siempre se cumple en el país.

“Los problemas asociados a la actividad piñera no son nuevos, ni exclusivos de este cultivo; los mismos problemas se presentan en cualquier sistema de monocultivo. Nuestro país los sufrió y continúa sufriéndolos con los monocultivos de café, caña y banano. Las autoridades gubernamentales, organismos internacionales y otros actores sociales han hecho llamados de atención sobre los problemas de los usos incorrectos o irresponsables de los agroquímicos”, aseguró Villegas.

El informe plantea una recomendación central para los productores de piña: sustituir los agroquímicos por bioplaguicidas para el control de plagas en el cultivo.

“Los patronos y pequeños agricultores prefieren el agroquímico porque es más fácil de almacenar, transportar y aplicar, además de que el efecto es a corto plazo. Para que cambien hacia mecanismos de control biológico, hay que brindarles capacitación no sólo de los efectos secundarios del uso incorrecto de agroquímicos, sino también de cómo utilizar correctamente los productos de control biológico”, explicó Villegas.

Este control biológico de plagas permite reducir el riesgo a la salud de los trabajadores del cultivo, así como la de las comunidades cercanas. Además, protege los mantos acuíferos y la flora y fauna de la zona.

Según Villegas, el uso de bioplaguicidas en lugar de agroquímicos podría derivar en una certificación del producto como orgánico, lo que le daría un mejor precio en el mercado.

“El principal beneficio es que se reduce el riesgo de que existan contaminaciones con agroquímicos –aunque el uso correcto de agroquímicos no debería generar contaminaciones– o poder reportar las contaminaciones a las autoridades competentes apenas ocurran”, aseguró el gestor del informe.

Incluso, según mecanismo de control biológico utilizado, podrían reintroducirse especies nativas, además de que puede ayudar en el ciclo de vida de otras especies nativas de la zona.

La gran mayoría de las tecnologías listadas en el informe no son de uso exclusivo para la producción de piña, por lo que las recomendaciones planteadas se pueden aplicar a otros cultivos.

El informe se basa en la premisa de que este tipo de mecanismos de control se ha utilizado por siglos. “Los mecanismos de control biológico han sido usados por la humanidad desde los inicios de la agricultura, cuando los primeros agricultores comprendieron que, si introducían especies de insectos que atacaban a las plagas, podían proteger sus cultivos”, aseveró Villegas.

Según el informe, algunas prácticas sencillas pueden ayudar a mantener un control biológico de plagas, tales como la preparación previa y mantenimiento constante del terreno para garantizar un drenaje adecuado, el uso de “semillas limpias”, la implementación de métodos de control como cepas de hongos y bacterias benéficas, o, incluso, el desecho apropiado de plantas y frutas descartadas.

Aunque las prácticas planteadas en el informe son sencillas, Costa Rica aún tiene trabajo por hacer.

El documento concluye que, aunque el uso de agroquímicos no es malo por sí mismo, aún falta capacitación por parte de las autoridades y profesionales pertinentes para el uso correcto de estas sustancias y el respeto por el ambiente entre los trabajadores agrícolas.

Además, plantea que se deben implementar otras medidas para aumentar la productividad y sostenibilidad de la piña, como la selección de terrenos planos para cultivar, empacar las piñas sin coronas en empaques reutilizables o mejorar la eficiencia de la cadena de frío.

El informe surgió en el marco del programa de Centros de Apoyo a la Tecnología e Innovación (CATI) de la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI), después de una reunión en 2017 donde se definieron temas para elaborar informes de vigilancia tecnológica relevantes para la región de Centroamérica y República Dominicana.

La directora de Proinnova, Marianela Cortés, aceptó en representación de la institución el reto de realizar el informe sobre piña como parte de los esfuerzos de la UCR para brindar soluciones al país sobre los problemas relacionados con los agroquímicos utilizados en la agricultura.

Puesto que la piña genera un valor anual aproximadamente superior a los $2.3 mil millones en la región, Villegas presentó el informe en la lV Reunión Centroamericana de Expertos de la Red Subregional de Centros de Apoyo a la Tecnología y a la Innovación en los Países Centroamericanos y la República Dominicana (CATI-CARD), organizada por la OMPI.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido