Al cabo de su brillante trayectoria o, mejor dicho, en el transcurso de la misma, Carlos Morales nos entrega un libro cuyo protagonista es EL LIBRO (escribirlo con mayúsculas responde al respeto y, asimismo, a la pasión que comparto).
Carlos Morales es también el protagonista de su ensayo. No podía ser de otra manera: su vida está signada por las letras. ¿Cómo escindir la pasión de la acción? Sin embargo, a mi juicio, lo que brilla en su ensayo por encima de otros resplandores es el eco de una fidelidad sin alternativas.
El planeta en el que transitamos se estremece asediado por “chupetes electrónicos” de todo tipo, algunos pocos al servicio de la vida, los demás encorsetados en esa virtualidad que alimenta la indigencia intelectual procurando una suerte de huida hacia el vacío.
Los que parlotean acerca de “la muerte del libro” son, en todo caso, cómplices de un malentendido universal. Ocurre que a veces lo que se llama verdad es el error en que todos coinciden.
El libro, nos dice Morales, “se convirtió en un amor para siempre, en una pasión, en un vicio quizás, y no me puedo concebir sin una lectura a mano”. Es que existe una suerte de sensualidad entre el lector y el libro que sostiene, lo que no ocurre con las impolutas y resplandecientes pantallas. Aunque no lo dice directamente, Morales deja entrever que el libro puede ser considerado como un instrumento de “salvación” en un mundo donde la apetencia de escándalos y la avalancha de imágenes virtuales destinadas a satisfacer sin comprometernos, inunda los mercados.
El autor de La pasión del libro es también autor de más de veinte obras que incluyen novelas, ensayos, entrevistas, etc. Esto lo autoriza a analizar el proceso creativo del escritor y ciertas constantes de la literatura. Aporta también reflexiones como esta: “…la literatura tiene mucho que ver con la música y eso lo tengo muy claro. En ella todo es muy musical. La atmósfera y la puntuación nos marcan cadencia, ritmo, acordes, melodía”.
Escrito en el año de la peste, este libro de Carlos Morales no solo reconforta, también estimula el pensamiento y aclara ciertas dudas propias de todo escritor. La verdad es que el libro subsistirá a pesar de cuantas pandemias intenten invalidar su existencia.
*Escritor radicado en Santa Fe, Argentina.
