Los Libros

La compleja seriedad de la lectura infantil

La historia de los Pufis Louis Ducoudray Relato Ed. Fernández Arce 1994

¡Espero no ser el único al que le sucede con frecuencia lo siguiente!

Llevaba días intentando recordar el nombre de un libro que me cautivó en mi infancia, recordaba la portada, la trama, el diseño interno, la curiosa forma en que el autor decidió compaginar el libro; sin embargo, nada del título.

A mediados de diciembre me encontraba de vacaciones así que aproveché para visitar a mi madre. Un tema típico en nuestras conversaciones es acerca de los libros que estamos leyendo. Tenemos gustos distintos así que rara vez coincidimos.

Esta vez le comenté:

—¿Se acuerda de aquel libro que me compró creyendo que era infantil y resultó ser un lío filosófico que ni usted entendió?

—Sí, lo adquirí sin saber de qué trataba. El librero me dijo que era para primeros lectores. Por la portada parecía; pero no, no se orienta al público infantil.

—¿Cómo se llamaba?

La historia de los Pufis. No se me va a olvidar.

Al día siguiente, me dirigí hacia las principales librerías del país con la intención de reencontrarme con mi niñez. El problema: ¡No lo tenían disponible! ¿Han sentido este sinsabor?

El trayecto lleno de pasos ansiosos hacia la distribuidora editorial, la tarjeta en la mano decidida a pagar la cantidad que sea mientras la mente intenta justificar de alguna forma cercanamente racional la culpa de comprar algo por mero impulso. Bastaron diez segundos en una frase insípida y carente de gestos faciales en la que el vendedor enterró toda esperanza de satisfacer mi necesidad lectora:

—Nunca he escuchado acerca de ese libro. No, ni siquiera me aparece en el sistema muchacho.

Bueno… ¡Al menos me dijo muchacho!

Soy consciente que no es culpa de ellos. De cualquier forma, me enfada. Me irrita recordar la falsa felicidad que sentí. Evidentemente, no es una molestia hacia el personal, es más una molestia conmigo mismo, porque me conozco, sé la cara de baboso ilusionado cuando pregunté:

—Buenas, por pura casualidad ¿tienen a disposición La historia de los Pufis de Louis Ducoudray?

Llámenme iracundo. Estos eventos no me entristecen, me enojan. A los pocos días contacté al autor, resulta que tiene más de 100 unidades en casa a la venta

Ya con el libro en mano me dediqué a analizarlo. Lo leí la primera vez, no lo entendí. La segunda un poco, no demasiado. La tercera fue la vencida.

La historia de los Pufis habla de una sociedad ficticia que sobrevivió a una guerra nuclear. Este hecho provocó cambios en el ambiente que les obligó a adaptarse. Existen tres tipos de Pufis: los rojos, los azules y los amarillos.

Construcción de los personajes

Su aspecto físico no tiene una forma definida, son como seres de gelatina. Su modo de comportarse e incluso su manera de sentir es muy humana. Tanto así que me ayudó a concluir que los Pufis son una especie de crítica a la sociedad y no un mundo ajeno con totalidad al nuestro.

En serio, los reto a poder descifrar el libro. En un principio creí que los Pufis eran una familia. Es decir, los rojos los padres, los amarillos los hijos y los azules las madres. Pero no, creo (imposible asegurar algo con este libro) que los Pufis representan las clases sociales y los eventos que ocurren es la percepción de los distintos estratos ante un mismo hecho.

La trama no es lineal ni hay un hilo conductor presente en la obra. El libro se divide en secciones, sucesos aislados que tratan de amarrarse en un lapso.

Considero que es parte de la confusión que intenta crear el autor. Estamos acostumbrados a unir secciones de un relato, buscar ese sentido lógico de que cada acción provoca una reacción. En la historia de los Pufis eso no importa.

Semiótica y descripción

Me atrevería a afirmar que la manera de describir los eventos en la obra es la cereza en el pastel. Louis nos muestra la exquisita capacidad que tiene para convertir un acto tan sencillo como el de ingerir mango, en poesía. Es capaz de congelar el tiempo y deleitarnos con una página entera que narra la sensación de morder la fruta.

El libro es un crucigrama, símbolos aparecen inmersos en los ríos de tinta que completan el escrito, los cuales es su deber descifrar si quiere encontrar coherencia. Lo anterior es de cierta forma un reto para uno como lector.

El diseño del libro

A primera impresión pensé: “No encuentro sentido al hecho de que el libro esté diseñado como si fuera literatura infantil”.

Fue hasta después de la tercera lectura que comprendí que el autor busca que nosotros leamos el libro con la apertura mental que tienen los niños y las niñas. Es necesario dejar nuestra percepción de la realidad y sistema de creencias a un lado, si desea descifrar con facilidad el significado de la obra.

El libro es perfecto si a usted le gustan los acertijos, los rompecabezas y la semiología, en caso contrario podría tornarse complejo.

Ronny Rosales

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