Los Libros

Dos Libros

No somos dueños del mar ni del alma del espantapájaros Edgar Roy Ramírez Poesía 2022 Contra lo light: Ensayos adversativos Camilo Retana Ensayo Uruk editores 2022

Leo dos libros escritos por compañeros de trabajo en la Escuela de Filosofía. Compré uno en la Librería Andante y el otro me fue obsequiado con una dedicatoria que estimo inmerecida. Uno de los libros es de poesía (No somos dueños del mar ni del alma del espantapájaros) y el otro de crítica que, inevitablemente, ha de considerarse política. Su título: Contra lo light. Ensayos adversativos. Ahora, ¿qué crítica no es política? Venimos de seres de relaciones con semejantes, vivimos entre ellos, con ellos y desde y para ellos, y, cuando nos corresponde morir, son ellos y otros quienes nos recuerdan u olvidan. El asunto lo sentenció Aristóteles, dicen los memoriosos, y, en este punto, no resulta sano discutirle. El libro de poemas tiene como autor a Edgar Roy Ramírez. Y es político porque habla de mirar a quien se ama y también a nutrirse de esa persona, a existir desde ella, con ella, sin fatigarse y sin agotarla. Todo enamorado/a resulta poeta porque experimenta el mundo y artesanalmente lo expresa. Ramírez se apropia de estas cualidades para producir, desde su relación, poemas. Encontrarse en otra u otro mediados por el mundo ¿no es político? ¿No lo es, asimismo, desencontrarse?

Se da además Ramírez el tesón para buscar, apreciar y resultar aceptado por una editora, Antanaclasis, que celebra y acoge una delineación original y publica un texto cuyo diseño revela una autora que asume y comparte esta poesía y lo que ocultan/muestran con sus espacios: su nombre es Valeria Varas. Los destellos que provienen de estos textos son diálogo e imagen de autorías compartidas. Los editores, Luis Diego Cascante y Juan Diego Moya, son también profesores de la Escuela de Filosofía, como Ramírez. Valeria Varas es una artista. Desde originales embellecedores de la existencia se da esta introducción al alma de los espantapájaros y el seguimiento de sus vuelos a la vez despedidos y acogidos, quizás para siempre. Ojalá quienes determinan los Premios Nacionales puedan conocer esta edición y sus contenidos. No se pide que la premien. Solo que la conozcan y la recomienden a muchos.

El segundo del plural “libros” tiene como autor a Camilo Retana, también docente e investigador en la Escuela de Filosofía de la UCR. Retana se empeñó en lo que llama “ensayos adversativos”. En español, “adversativo” contiene dos alcances: uno es valorativo: resulta adversativa una propuesta que denota oposición o contrariedad. La segunda es descriptiva: califica de adversativa una oración formada por segmentos ligados por una conjunción. En sus agradecimientos, situados al final de su escrito de 130 páginas, Retana ofrece una variante: valora el arte de “adversar” como una manera de conversar/escribir “sin romper la vida en el camino” (p. 125). En realidad, la existencia (las vidas, la Vida) no ofrece la posibilidad de romperse. Solo puede magullarse o trizarse u olvidarse. Si desapareciese toda vida, le convendría el nombre de lo ausente. Por supuesto nadie ni nada podría darle ese nombre. Etc. Quien adversa tampoco se pierde del todo. La adversación no mata. Uno puede renegar (adversar), bajo la lluvia, e indefenso, del autobús que no termina de llegar, pero el bus, en algún momento, arriba. Y uno se trepa, tiene la posterior fortuna de no resfriarse y olvida (o semiolvida) la situación del demorado bus. En el otro bando, ni al bus (un tipo de paquidermo) ni a su conductor (quien se “paquidermiza” en situación) la situación de quien se empapa aguardando no les dice mucho. Sus viajeros habituales no les significan demasiado ni al bus ni a sus choferes. Y a quienes el conductor singulariza (un pariente, una novia, etc.) les avisó ya por teléfono del retraso y que estén bajo resguardo porque donde él se encuentra llueve mucho (puede pronunciar “demasiadamente”) y que les avisará cuando esté llegando. Quizás provea algún horario. Por suerte o para desdicha, la existencia personal no resulta igual para todos. Olvidando la anterior nimiedad, Retana nos dice que “…el diccionario de la Real Academia Española da definiciones pertinentes a los más disímiles registros cuando tiene que establecer el significado de lo light” (p. 21). Consulto lo que ofrece Internet como ese diccionario y me encuentro con la siguiente determinación: “Light.1. Adj. Dicho de una bebida o de un alimento elaborado: Con menos calorías de las habituales. 2.Adj. Dicho de un cigarrillo: Que se presenta como portador de menos elementos nocivos.3. adj. Que ha perdido gran parte de sus caracteres esenciales. Un comunista light.”. Las primeras entradas remiten a la salud de los usuarios. La tercera plantea en cambio dificultades “filosóficas”: cómo podría algo o alguien seguir siendo lo mismo si perdió las señas básicas que le conferían identidad. Un comunista dedicando horas a leer revistas puede decirse comunista, pero no se comporta como tal, sino como extasiado testigo que mira.

En todo caso, lo light es tratado por el Diccionario en un sentido afín a lo que parece criticar Retana: lo ligth puede ocasionar extravíos radicales de personalidad (o sea de humanidad). En la actual existencia política los seres humanos arriesgan perder humanidad y devenir cadáveres que compran. Retana cree avanzar una respuesta hacia el desafío: “… si es cierto que la cultura light es la negación del cuerpo y sus desechos, está siempre latente la posibilidad de combatir dicha cultura arrojándole encima nuestra mierda”. Retana llega tarde: el sistema ya lo sabe: así, aplaude el turismo y rechaza a los emigrantes triplemente no deseados. Estos últimos cuerpos humanos: niños, mujeres, varones pauperizados, son la primera muestra de excrementos que el sistema desea no le rocen. Nada que ver con ellos.

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