Los Libros

De la resistencia de Roland Spendlingwimmer

Don Roland fue fundador de la cooperativa Longo May para atender decenas de refugiados nicaragüenses y salvadoreños en los años 80, creador de múltiples iniciativas artísticas, sociales y culturales, como el Circo Fantazztico, en la geografía sur de nuestro territorio, migrante también él y su familia, buscando sueños de justicias. Este texto es un preámbulo a su libro de poesías publicado en Viena, el año pasado. Lo comparto para dar a conocer otra faceta de nuestro amigo e intentar un desagravio a tanta violencia recibida por parte de la Alcaldía de Pérez Zeledón.

De las resistencias en la palabra que se construyen como madeja de un hilo atávico, invisible, que al calor de la mano se recrea en la voz humana, la anterior, al murmullo de las lenguas.

Esa voz que arrulla la primera madre humana a su criatura, y ella entona, en la conciencia dormida de una gruta que cobija y hereda y hereda.

Es cuando nosotros volvemos al susurro original cuando resistimos, los dolores, las injusticias, las calamidades, cuando nos volvemos gregarios y solidarios, resistimos y nos hacemos más humanos, más cerca a la voz original de la madre.

Las líneas circulares y anárquicas de la vida me han presentado a Roland y su familia, un caballero a semejanza de las andanzas de un Quijote austriaco, que ha hecho de las tierras del sur de Costa Rica un Reino de Barataria, donde los sueños parecen posibles y la armonía entre tierra, cielo y gente a semejanza, como en una eucaristía, se comulga cada día, con el trabajo y el sudor, de sus propias manos, las de su familia y los dueños de los sueños de su proyecto.

La ética del Quijote, donde sus acciones son por la ventura de los otros, a los que les procura alivio y consuelo, y su accionar es el reflejo de un alma cristalina, llena de encantamiento y lucidez contundente. Un espíritu de conexiones universales, prístino y libre, dador siempre de pureza.

Así nos parece Roland y sus ideales y alegría, y aún más el deseo de compartir las ilusiones sobre los otros, crear y resistir y resistir de estar convencido, como el Quijote, que con su entrega, palabra, acción, el mundo será un poco mejor. Y nos convence, y batimos también los molinos de viento.

Volver a la palabra es resistir en los tiempos de nuestra vida individual, es construir relato de memoria, fragmento que se roba al porvenir, y se adelanta en la poesía, en la voz original de una memoria que resiste al olvido y se hace verso, cuento, música, se hace humana, libre, única.

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