Suplementos

La trashumancia de Lorna Benavides Romero y su misión

La escultora Lorna Benavides encarna a una maga tropical que ve al mundo como su amada selva, con sus ojos de cazadora elige elementos de la naturaleza que conecta a sus manos y recrea,

La escultora Lorna Benavides encarna a una maga tropical que ve al mundo como su amada selva, con sus ojos de cazadora elige elementos de  la naturaleza que conecta a sus manos y recrea, en la certeza de que la transformación de la materia sucede en su taller, bajo el espíritu creador del trabajo artesanal, de las artes de la magia, de la disciplina y del talento.

Lorna Benavides nos plantea que comparte conceptualizaciones estéticas modernas, como por ejemplo con el artista Henry Moore, en sus planteamientos de la desintegración de las formas en el proceso creativo de la escultura, donde se dan libremente las manifestaciones de los sentidos.

Lorna crea su propio lenguaje plástico, se desprende de sus ideas en el oficio de tallar, en el proceso sin abreviar etapas. Camina hacia los materiales eligiendo la forma que solo ella sabe encontrar y, como una maga, libera la forma que contiene la pieza elegida, con la paciencia artesanal del conocimiento atávico que la conduce hacia el exterior, para que podamos apreciar esa muestra liberada de sentidos.

Estas formas expresan un camino, la metodología de una sabiduría. El trabajo de ir haciendo cotidianamente, en un ritual, la labor de su taller donde nace la creación de la obra, comenta, la transforman y vuelven con la energía y la conexión de este proceso. Su escultura es el fruto de la observación, del conocimiento sensible hacia la complejidad de la realidad, es la elaboración del pensamiento. Convertir una limpia línea sincrética de un torso humano de mujer en un símbolo de sabiduría, en la condensación de nuestra presente, lleno de incógnitas y presagios.

Si Henry Moore encontró inspiración interna en el Chac Mool tolteca, la escultura de Lorna nos habla de un mundo de percepciones donde converge la escultura griega con la escultura chorotega, nuestras huellas estéticas hacia el mundo maya, más allá del lenguaje consciente. El guachipelín, el cedro y el cenízaro, nativos árboles de la tierra chorotega, acunan a Dafne, a Dríade, a Náyade y a Arbailarina, en este sincretismo de culturas, todo se  mueve y en el albedrió de las formas, la materia encentra el volumen, en la madera viva, el árbol antiguo es el límite del vacío hacia nuestra historia, donde solo la magia de la creadora, da la luz hacia la propia forma en el aire.

Lorna Benavides es una  enamorada del material, se define a sí misma como artesana de la piedra. Disfruta pasar por todos los procesos; disfruta la manipulación del material. Ella siente las conexiones de la materia, siente respeto por los materiales, la piedra, la madera, los moldes; trabaja con soldadura, con hierro, buscando combinaciones entre ellos.

En sus propias palabras nos dice  de “Trashumancias”.

–Escojo el material, él habla, yo intento conocerlo, dejar que me hable. Me gusta el bloque irregular, hago planos, y ahí su momento en que se manifiesta. La materia encuentra la forma y se realiza.

–La escultura fue mi elección. Entré a estudiar pintura, historia del arte, dibujo, en la Universidad Complutense de Madrid. El profesor Joaquín Donaire me guió hacia mi elección de escultura.  Estudié dos años en Madrid y luego continúe mis estudios en la Universidad de Valencia.

–El proceso es importante, procuro ser la que transforma la materia, no abrevio el método. Cada obra es única, su proceso es particular, aunque me propusiera no saldría igual.  La huella humana está en la imperfección, en no repetir. Este trabajo me gusta en lo artesanal. Me gusta hacerlo todo. La parte  que no disfruto tanto es lo pulido. Me gusta dejar zonas sin pulir. Por ejemplo el brillo del mármol.

–Es la epidermis no darle tanta importancia, me gusta más que sobresalga el volumen.

–Las oquedades alivian de peso el volumen total, las catedrales góticas, los arbotantes;  me gusta jugar con el vacío y el lleno para ganar monumentalidad sin añadir  peso, lo cóncavo y lo convexo.

–La observación de la flora, de la semilla, en el momento del brote, la fuerza de la naturaleza. Me encanta la fuerza de la vida, la fuerza vital. La serie de semillas va en ese sentido, la obsesión de la vida. Va para adelante, en cerámica cocida a 1.200 grados.

–Torsos concebidos simultáneamente, las tres dríades, musas de los bosques en griego. Me cuesta darles nombre. A la Dafne de cenízaro, se convierte en árbol, un árbol que se transforma. Náyade, musa de las aguas, musa de los ríos.

–Arbailarina. Un árbol que gira, que danza. Sincretismo artístico. Lo de la tierra primigenia con lo clásico.

En el ano del 2017 hizo una exposición importante del Instituto de Francés de Valencia con motivo del mes de la mujer titulada, Le poeme de son corps, en la que la escultura se acompañaba de poemas de la francofonía como los de Sedar Senghor o Marie Krysinska. En este ano de 2018 fue seleccionada entre más de 300 artistas para el Premio Reina Sofía de Pintura y Escultura organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores AEPE. Ese es un certamen prestigioso compuesto un jurado excepcional de artistas. Por medio del profesor Luis Paulino Delgado, la Universidad de Costa Rica la invita a presentar su obra pictórica creada en España y Costa Rica. Esta es “Trashumancias”, que recoge los sentimientos de un lado al otro del Atlántico.

La escultura Lorna Benvides, que reside en España desde hace décadas, nos trajo este trabajo que se exhibe en la Universidad de Costa Rica. Esperamos más obra en sus valijas migrantes de trashumante.

–“Trashumancia”…con mis conocimientos de Grecia clásica, mi creación, lo transformo en esta materia. Y las semillas para allá… la trashumancia de la creación y de la vida, de la naturaleza. Lenguaje vivo, la trashumancia de los materiales, de los sentidos de las formas, de las semillas y de la fuerza de la vida volviendo, siempre volviendo a nacer.

La escultora Lorna Benavides Romero trasiega desde su taller en la ciudad de  L. Eliana de  Valencia su magia y arte. Nos obsequia en su obra una belleza que solo en la armonía de la naturaleza la encontramos, la armonía de las formas que se desplazan en el espacio, gracias a la huella de esta poética de la escultura de Lorna Benavides Romero.

 

 

Suscríbase al boletín

Ir al contenido