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La novela reportaje de Jorge Volpi

El 16 de noviembre de 1959, Truman Capote (1924-1984) lee, en la sección de sucesos del New York Times, una crónica sobre_el_asesinato_de_la familia Clutter:

El 16 de noviembre de 1959, Truman Capote (1924-1984) lee, en la sección de sucesos del New York Times, una crónica sobre el asesinato de la familia Clutter: el padre Herbert, la madre Bonnie y sus hijos Nancy (16 años) y Kenyon (15), un suceso que conmocionó a la sociedad estadounidense. El 30 de diciembre, de ese mismo año, son detenidos, en Las vegas, Richard (Dick) Hickock y Perry Smith, convictos en libertad condicional, a quienes se les vincula con el crimen.

Junto con la escritora Harper Lee (Matar a un ruiseñor) Capote viaja a Holcomb, Texas, lugar del crimen múltiple. Animado por su amiga cuando su interés decaía, persiste en una investigación que le llevó al mayor éxito editorial en su vida de escritor. Fue el comienzo de su más célebre obra, publicada, primero, en cuatro entregas en la revista The New Yorker, en 1959, y, al año siguiente, en forma de libro con el titulo de A sangre fría, su “novela de no ficción”, como la denominó el autor, que se convirtió de inmediato en un fenómeno editorial.

El autor tuvo que esperar el juicio final del caso contra los autores del crimen para cerrar el relato, producto de una investigación que le llevó varios años. En ese tiempo, se entrevistó repetidas veces con autoridades y con Hickock y Smith. Esta revolución en la narrativa no solo la practicó Capote. Otros autores, incluso anteriores, también lo hicieron, como el argentino Rodolfo Walsh con Operación masacre (1957) y el también estadounidense Tom Wolfe. Es una técnica narrativa que se maneja en una frontera sutil entre el reportaje periodístico y el relato de ficción; acontecimientos reales, objeto de una investigación periodística, presentados como novela.

Ahora, el mexicano Jorge Volpi (1968) suma una nueva obra a su ya abundante y reconocida producción literaria: Una novela criminal. Titula y alerta que es una novela “sin ficción” o “novela documental”, que recibió el premio Alfaguara 1918. El jurado, presidido por el filósofo y escritor español Fernando Savater, destacó que esta obra es el “fascinante” relato de unos hechos que conmocionaron a la sociedad mexicana y “llegó a generar un incidente diplomático entre Francia y México”.

“Rompiendo con todas las convenciones del género, el autor coloca al lector y a la realidad frente a frente, sin intermediarios. En esta historia, el narrador es tan solo el ojo que se pasea sobre los hechos y los ordena. Su mirada es la pregunta, aquí no hay respuestas, solo la perplejidad de lo real”, resalta el jurado.

En Una novela criminal, Volpi, autor de éxitos de librerías como En busca de Klinsor (1999) y El fin de la locura (2003), recrea el caso Cassez-Villarta, una pareja, la francesa Florence Cassez y el mexicano Israel Villarta, que aparecen implicados en una banda de secuestradores denominada Los Zodiaco, en un país donde la industria del secuestro ha puesto en estado de paranoia a buena parte de la población.

La pareja –novios o exnovios– son presentados ante las cámaras de la TV al amanecer del 9 de diciembre de 2005, momento en el que supuestamente fueron detenidos en el rancho Las Chinitas, en las afueras de la capital mexicana. En su defensa, entre sus muchos recursos, ellos alegan que fueron detenidos el día antes, y en otro lugar, y que esa madrugada las autoridades solo montaron un simulacro, un reality show, un espectáculo mediático, para las cámaras de la televisión. Los exhibieron públicamente, lo que se podría considerar un juicio mediático. En el lugar de la detención son encontrados tres secuestrados: un joven y una madre y su hijo de doce años. Aunque caen en múltiples contradicciones, ellos insisten en inculpar a la pareja de ser los responsables del cautiverio. Villarta como jefe de la banda y Florence como su mano derecha.

A partir de allí comienza un tortuoso proceso judicial lleno de sombras, en el que interviene incluso el presidente de Francia Nicolás Zarcozy (2007-2012), dispuesto a torcerle el brazo a su rebelde y terco colega mexicano Felipe Calderón (2006-2012), para que libere a su compatriota, condenada, primero, a 96 años de cárcel, pena luego reducida a 60 años. El gobernante francés pretende que se le aplique el Tratado de Estrasburgo, que permite que la prisionera termine de descontar la pena de prisión en su país de origen.

Ella, al igual que su novio, y como es obvio, se ha declarado inocente y denuncia todas las irregularidades y los atropellos de que ha sido víctima para inculparla con la banda de secuestradores. El narrador, al igual que lo hace Capote con Hickock y Smith al tratar de humanizar a los asesinos de la familia Clutter, asume sin reparos la inocencia de la pareja desde el comienzo del relato.

La obra deja al descubierto la podredumbre del sistema policial y judicial mexicano. Al parecer es uno de los evidentes propósitos de la “novela documental”. Los juicios amañados, los prisioneros brutalmente torturados y la acción de la policía no marca diferencia alguna con la de los más consumados delincuentes, secuestradores en este caso.  “En el fondo, él (Israel Villarta) no es sino uno más de los miles de mexicanos que han sufrido abusos por parte de las autoridades y han sido víctimas –sí, víctimas– de la corrupción y la desvergüenza de quienes les han impedido tener un proceso justo”, alerta el narrador.

Sin embargo, durante el cautiverio, la ciudadana francesa logra escribir y publicar dos libros testimoniales y hacer una exposición de sus pinturas en Francia, mientras lucha por demostrar su inocencia. Contrario a la versión del narrador, el pueblo enardecido, apoyado en un aparato mediático, no se traga que la pareja sea inocente y la carga contra ella, sobre todo contra ella, pero asimismo contra el resto de la presunta banda. Otros familiares de Vallarta han caído presos también, supuestamente implicados en el mismo grupo.

Es una obra muy bien documentada. Documentada como si fuera un amplio reportaje. Una novela trabajada echando mano a herramientas periodísticas. Como una vez reconoció el periodista polaco Ryszard Kapuscinski, él, en sus reportajes, también se daba licencias literarias. En este caso también podríamos afirmar que es un reportaje en el que el autor se da sus licencias literarias y lo hace bien.

En repetidas ocasiones el narrador insiste en que estamos ante un hecho real, ante una novela sin ficción. “He aquí uno de los momentos en que hubiese preferido que esta novela sin ficción o esta novela documental fuese, simplemente, una novela. Una novela como otras de las mías, en la cual me estuviese permitido introducirme en las cabezas de los personajes –que en este caso son personas– para saber qué ocurre en sus mentes”, apunta.

Desde este punto de vista y como se decía antes, Una novela criminal también puede leerse como un amplísimo reportaje novelado sobre un hecho real o una crónica sobre el caso Cassez-Villarta, con grandes repercusiones binacionales, que llegaron a friccionar las relaciones entre dos países amigos: México y Francia.

 

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